Por : Mario Berrios
“Hola, pase adelante, en un momento baja mi papá”, me dijo el joven Ricky Ramírez, aquel muchachito de rostro angelical, sencillo y amable (de los jóvenes más corteses, talentosos, serviciales y humildes que he conocido). Habían pasado algunos años, cuando le conocí en brazos de su abnegada madre, Thelma Umaña. El general Ricardo Ramírez, comandante de la policía, llegó a darme la bienvenida a su hogar, Thelma también lo hizo, con su acostumbrada modestia y ejemplar atención. Corría el año 2011. Mientras ella preparaba desayuno y el General me servía, personalmente, café, Ricky, como su padre le llamaba, jugaba en unas máquinas de videojuegos y, de vez en cuando, llegaba a preguntarme cosas, detalles.
Sin duda era un gran lector, aparte de excelente alumno e incomparable amigo, según he leído en las noticias por referencias de sus compañeros de colegio y amigos. La suegra del general “Tiky” Ramírez, Thelma Carmina Powell también pasaba a saludarme. Por momentos el general y su esposa nos miraban en amena plática con la abuela de Ricky, entonces de 15 años.
—No hay suegra buena —le dije al general Ramírez.
Sonrió con sus ojos verduscos de felino mientras él me servía café.
—La mía es de los mejor —me respondió. Y agregó: —probalo, sé preparar buen café.
Mientras me quedaba solo por instantes, el pequeño Ricky, de manera furtiva, llegaba a conversar. De sus labios de niño, salió una voz suave, imperceptible, “Ya leí su libro”. Jugaba con un aparatito entre sus manos. “¿Cuál, Ricky?”. En su tez blanca brillaba aquella sonrisa inocente, como de un niño —aún— bajado del cielo para convivir entre los mortales. “Los Pájaros”, expresó. Le vi alejarse por un momento.
Por inverosímil que parezca, no conversamos con el general de la institución policial, si no de la familia, de sus gustos en la cocina, de cómo vivía en la misma casa desde hacía muchos años. Thelma continuaba afanada en la cocina, la suegra de vez en cuando sonriendo cruzaba frente a nosotros, sentados en el comedor.
—¿Le dijo Ricky que ha leído libros suyos?, me preguntó doña Thelma Carmina, suegra del general.
—Sí.
—Yo también —me aclaró—. No paré de leer Los Pájaros.
—Aquí tiene a uno de esos pájaros —le aclaré, sonriendo de igual manera y señalando al general.
—¿Verdad? Bien se me hace a mí, pero el yerno nunca comenta nada.
—Es que nuestros maestros de kínder eran mudos, entonces aprendimos más a las señas que a las palabras.
Sorbí un trago de café en tanto nos tirábamos una leve carcajada.
Esta vez la vi alejarse en su bata blanca con pequeñas florecitas.
Ricky se cruzó luego con su hermanita tomada de la mano, la pequeña María, otra flor de la familia Ramírez-Umaña. El general jugueteó con ella. En esto momento me pareció que estaba ante dos ángeles caídos del cielo llegados para irradiar felicidad en la familia, el vecindario, la escuela, entre los amigos y desconocidos.
De repente la niña corrió, alejándose del comedor tan pronto como había llegado. Ricky la excusó.
—Sólo quería conocerlo.
—Gracias Ricky.
—Es más penosa que mandada a hacer.
Esta vez Thelma y doña Carmina arreglaban la mesa. El general se había retirado a su habitación para vestirse pues en un momento saldríamos a un asunto personal de él.
—Ahí donde lo ve es gran Motagua —me aseguró un instante después la abuela de Ricky.
Sin duda era fanático de mente y alma, porque a cada paso transpiraba profunda pasión por las pequeñas cosas, por lo que hacía. Con su manera de hablar, suave y respetuosa, daba para pensar que se trataba de un modelo de chico, de esos que todo padre quisiese tener. ¡Tenía por donde salir! Su madre, Thelma, es una modelo de esposa, hija y amiga. ¡Los rasgos de ella estaban en Ricky!, verla a ella era verlo a él. Y mirarlo a él era verla reflejada a ella. De su padre también sacó mucho, comenzando con el talento y la astucia, la sagacidad moderada de un profesional de la policía y la lealtad que sólo muestran los grandes amigos.
A pesar de su edad y apariencia infantil, se me hizo que Ricky era más maduro de lo imaginado, pocos cipotes —al margen de su sencillez— hablan con la seguridad y soltura de él. Por si fuera poco, según supe tenía un gusto refinado por la música, en especial una comunicación casi celestial con su guitarra, en particular cuando tocaba canciones de los Beatles. ¡Tenía un parecido excepcional con Paul McCartney! ¡Podría asegurar que era su doble!
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domingo, 24 de febrero de 2013
sábado, 23 de febrero de 2013
Política y moralidad
Por Juan Fernando Avila P.
Los teóricos doctrinarios de izquierda del viejo continente y algunos politólogos contemporáneos, me refiero a KRIMANH, K. DAVIS y JEAN MIRNAUD, han sustentado en sus tratados, que hay dos categorías de participación consustanciales a la humanidad, que por obligatoriedad deben caminar juntas como fuentes sustentadoras de credibilidad, estas deben ser la moral y la política.
Esta dualidad indisoluble de muy remoto recurso, ha sido paradójicamente de escasa aplicabilidad en los grupos de izquierda del mundo occidental, donde las organizaciones políticas han asumido la dirección del Estado, y no digamos en quienes buscan alcanzar esos objetivos, con la pretendida introducción de modelos socialistas, donde han validado más las irregularidades, que el juego de cartas limpias y transparentes en el ejercicio anticipado a la toma del poder.
Vivas están las acusaciones de la hijastra del presidente socialista nicaragüense Daniel Ortega, denunciando los sistemáticos abusos sexuales de su padrastro, la proliferación de hijos naturales del presidente y sacerdote paraguayo Fernando Lugo, y recientemente el tráfico de influencias en la administración de la presidencia brasileña Dilma Rousseff, en la que están envueltos unos de sus principales ministros y tantos ejemplos que diariamente publican los medios informativos, dando cuenta pormenorizada del mundo de perversión y promiscuidad en los que viven inmersos quienes disfrutan del poder, que a muchos, por la naturaleza de sus acciones les han llevado a dimitir en su frágil conducta y debilitada autoridad
En nuestro medio con un sistema capitalista de administración, han transcurrido ocho y cuatrienios desde que nos incorporamos al sistema democrático y la sociedad agotado sus esperanzas en presenciar un acto de vindicación de sus mandatarios, remitiendo a chirona a los responsables del despilfarro, el robo y todo el expediente de ilegalidad y corrupción en el que han vivido quienes han visto en el servicio público (incluyendo algunos mandatarios) el filón sustentador de sus nutridas e irregulares economías, burlando tácitamente la voluntad colectiva que cándidamente expresó su voluntad porque lo condujeran hombres de merecidos créditos y acrisolada moralidad.
Hoy después de celebrado el proceso electoral interno nacional, que sacudió de sus erróneas predicciones a los escépticos internacionales y a los incrédulos del patio, dejando como resultado una serie de revelaciones insólitas, pero sobre todo, la reafirmación monopólica del poder aglutinante de las dos principales fuerzas políticas tradicionales del país, se impone igualmente la consolidación de un Partido Liberal sin fracturas y compacto, más bien con afanes movilizadores de reencontrarse con su tradicional magnitud popular y unitaria y ser una de las organizaciones centenarias que a través de la historia ha venido escribiendo los capítulos más luminosos de conquista social que se hayan producido en nuestro país y en cuyos postulados ha creído la inmensa mayoría del pueblo hondureño.
Hoy igualmente, por primera vez, la sociedad tiene la brillante oportunidad de convertir en realidad sus frustrados sueños, cuando una pareja de hondureños ejemplares representados por el binomio del abogado MAURICIO VILLEDA BERMÚDEZ, y su esposa GRACIA ZÚÑIGA DE VILLEDA, encaminan su destino con paso firme y convicciones irreductibles hacia Casa Presidencial, a cumplir propuestas concretas y a desarrollar un ambicioso programa de gobierno signado por la moralidad y la anticorrupción, la creación de fuentes de trabajo, como columna vertebral del encuentro de la paz social, que habrá de cambiar indudablemente el destino de un pueblo que ha vivido pendulando su destino en los extremos de la tristeza, frustración, engaño y la desesperanza.
Las providencias sagradas han querido poner en el destino de la Patria un binomio ejemplar, de antecedentes políticos auténticamente liberales, demócratas comprobados, de elevados créditos morales y de capacidad incuestionable.
Unámonos en la lucha por fortalecer los ideales de nuestra sociedad, porque esta, es la gran oportunidad de limpiar el rostro y la conducta de nuestra Patria saqueada por hachas y traidores.
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Los teóricos doctrinarios de izquierda del viejo continente y algunos politólogos contemporáneos, me refiero a KRIMANH, K. DAVIS y JEAN MIRNAUD, han sustentado en sus tratados, que hay dos categorías de participación consustanciales a la humanidad, que por obligatoriedad deben caminar juntas como fuentes sustentadoras de credibilidad, estas deben ser la moral y la política.
Esta dualidad indisoluble de muy remoto recurso, ha sido paradójicamente de escasa aplicabilidad en los grupos de izquierda del mundo occidental, donde las organizaciones políticas han asumido la dirección del Estado, y no digamos en quienes buscan alcanzar esos objetivos, con la pretendida introducción de modelos socialistas, donde han validado más las irregularidades, que el juego de cartas limpias y transparentes en el ejercicio anticipado a la toma del poder.
Vivas están las acusaciones de la hijastra del presidente socialista nicaragüense Daniel Ortega, denunciando los sistemáticos abusos sexuales de su padrastro, la proliferación de hijos naturales del presidente y sacerdote paraguayo Fernando Lugo, y recientemente el tráfico de influencias en la administración de la presidencia brasileña Dilma Rousseff, en la que están envueltos unos de sus principales ministros y tantos ejemplos que diariamente publican los medios informativos, dando cuenta pormenorizada del mundo de perversión y promiscuidad en los que viven inmersos quienes disfrutan del poder, que a muchos, por la naturaleza de sus acciones les han llevado a dimitir en su frágil conducta y debilitada autoridad
En nuestro medio con un sistema capitalista de administración, han transcurrido ocho y cuatrienios desde que nos incorporamos al sistema democrático y la sociedad agotado sus esperanzas en presenciar un acto de vindicación de sus mandatarios, remitiendo a chirona a los responsables del despilfarro, el robo y todo el expediente de ilegalidad y corrupción en el que han vivido quienes han visto en el servicio público (incluyendo algunos mandatarios) el filón sustentador de sus nutridas e irregulares economías, burlando tácitamente la voluntad colectiva que cándidamente expresó su voluntad porque lo condujeran hombres de merecidos créditos y acrisolada moralidad.
Hoy después de celebrado el proceso electoral interno nacional, que sacudió de sus erróneas predicciones a los escépticos internacionales y a los incrédulos del patio, dejando como resultado una serie de revelaciones insólitas, pero sobre todo, la reafirmación monopólica del poder aglutinante de las dos principales fuerzas políticas tradicionales del país, se impone igualmente la consolidación de un Partido Liberal sin fracturas y compacto, más bien con afanes movilizadores de reencontrarse con su tradicional magnitud popular y unitaria y ser una de las organizaciones centenarias que a través de la historia ha venido escribiendo los capítulos más luminosos de conquista social que se hayan producido en nuestro país y en cuyos postulados ha creído la inmensa mayoría del pueblo hondureño.
Hoy igualmente, por primera vez, la sociedad tiene la brillante oportunidad de convertir en realidad sus frustrados sueños, cuando una pareja de hondureños ejemplares representados por el binomio del abogado MAURICIO VILLEDA BERMÚDEZ, y su esposa GRACIA ZÚÑIGA DE VILLEDA, encaminan su destino con paso firme y convicciones irreductibles hacia Casa Presidencial, a cumplir propuestas concretas y a desarrollar un ambicioso programa de gobierno signado por la moralidad y la anticorrupción, la creación de fuentes de trabajo, como columna vertebral del encuentro de la paz social, que habrá de cambiar indudablemente el destino de un pueblo que ha vivido pendulando su destino en los extremos de la tristeza, frustración, engaño y la desesperanza.
Las providencias sagradas han querido poner en el destino de la Patria un binomio ejemplar, de antecedentes políticos auténticamente liberales, demócratas comprobados, de elevados créditos morales y de capacidad incuestionable.
Unámonos en la lucha por fortalecer los ideales de nuestra sociedad, porque esta, es la gran oportunidad de limpiar el rostro y la conducta de nuestra Patria saqueada por hachas y traidores.
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lunes, 18 de febrero de 2013
La Alianza : Una causa de país
Por: Mario Berrios
Los hondureños, desencantados hasta la coronilla, hastiados de tanto desafuero cometido por las actuales estructuras políticas del bipartidismo, quienes sólo piensan en sus beneficios personales, pensamos que es inmejorable la oportunidad de una nueva elección para sumir en la derrota a los partidos Nacional y Liberal. Juan Orlando Hernández, según mi análisis, es el principal gestor de una política populista de izquierda basada en la destrucción del capital, de la inversión y de la clase trabajadora y aportadora de impuestos. Mauricio Villeda, de buen perfil moral, se presenta demasiado débil para liderar un país, en particular con los escenarios virulentos a que, sin duda, llegaremos dentro de pocos años. En el fondo JOH gobierna, legisla y enjuicia a la luz del marxismo-leninismo, del materialismo histórico y del Socialismo del Siglo 21, halado de la corbata por un par de personajes nefastos. Ese modelo caótico que, según muchos analistas, JOH busca imponer nos aproxima a una crisis sin precedentes. Libros, artículos y relatos sobre una realidad inocultable se han empezado a escribir, sólo que el pueblo de tierra adentro y de las ciudades no alcanza a digerir el alcance de las fases (incipientes en este momento) de una guerra civil en corto tiempo.
Por las condiciones sociales, políticas y socio-económicas a las cuales nos aproximamos semana a semana y mes a mes, los ciudadanos coherentes debemos establecer alianzas políticas, en esa vía el partido que ofrece la mayor garantía de estabilidad es la Alianza Patriótica Hondureña, llamado a ser el grupo político que librará al pueblo de opresión, el engaño y la galopante corrupción de los últimos tiempos. En la Alianza hay gente de valores morales, patriotas, gente leal y decidida. Compatriotas muriendo de hambre, miles sin trabajo, cero inversión extranjera, poca animación del empresariado, el abstencionismo mayoritario y la alta incidencia criminal, son sólo pequeños iceberg de la cruda realidad de nuestro —hoy— invivible país. Esta crisis actual es el inicio de una culminación despótica en un período de enconadas luchas y extrema agudización de la lucha por las ideas.
Mañana, igual que hoy, los problemas económicos, políticos y sociales planteados serán de inaplazable urgencia, no podrán ser resueltos, sin hacer saltar al mismo tiempo, en lo fundamental, a otro partido que garantice diferentes propuestas de personas en el estamento político así como otras formas de gobernar, sobre todo con moral y ética. Por ejemplo, el problema de la tierra, de la reforma agraria, no admite demoras ni medidas timoratas, como tampoco las condiciones claras y firmes para la inversión y su consecuente activación de miles de oportunidades de trabajo. Necesitamos producir riqueza para repartir esa riqueza, no producir caos para repartir caos. Como generalidad, el país cae en el fango de la desgracia donde impera la corrupción, la impunidad, el crimen organizado, la inseguridad jurídica, el irrespeto a los derechos humanos y otras condiciones que limitan la inversión pública y privada nacional y extranjera.
El país necesita de gobiernos que apuesten al orden y disciplina para rescatarlo de la anarquía e ingobernabilidad en que nos encontramos; reorientándolo a establecer un estado de derecho, democrático, de paz, libertad y prosperidad, esa única esperanza la proporciona la Alianza Patriótica Hondureña. ¿Cuál es la visión de una política coherente en este partido? Gobernar desarrollando políticas y estrategias que conduzcan hacia un crecimiento económico con equidad y responsabilidad social; generar empleo digno y unidad familiar; garantizar a la población disponer de instituciones democráticas y fortalecidas, así como mejorar los servicios de salud, educación, seguridad, respeto a los derechos humanos y protección del medio ambiente y, como corolario, estructurar una columna vertebral de amparo social para los más desprotegidos, para ayudar a salir de la miseria y el atraso —con proyectos de barrios, aldeas y comunidades autosostenibles— a la población más vulnerable.
En mi idea, diseñar e implementar tácticas para combatir y reducir la corrupción, la impunidad y el crimen organizado es vital; atraer la inversión, interna y externa; generar empleo de manera urgente, acelerar la mejora de la educación (terminar con ese eterno problema) y el sistema de salud, apresurar el fortalecimiento de las instituciones democráticas y el respeto a los derechos humanos, basado el accionar de sus miembros en principios y valores, equidad social, igualdad de género, trabajo digno según sus méritos, libertad de expresión y de la prensa, respeto al estado de derecho, la búsqueda de la integración familiar, seguridad jurídica. Sobre todo estructurar una camada de nuevos políticos y funcionarios, con sed de un renovado compromiso con los más altos intereses de la patria (no como los actuales cuya mayoría —por ende raras excepciones— busca llegar sólo para satisfacerse con mordidas y contratos), honestos, transparentes, leales a la patria, al partido y a la sociedad, a quienes se deben, hombres de honor, sacrificio y obedientes al mandato otorgado por el voto popular.
viernes, 15 de febrero de 2013
Literatura y Cultura
Por: Teresa Ramos
La literatura no es un tema tan complejo como nos lo han hecho creer, lo cierto es que es un fenómeno social y lingüístico resultado de civilización.El diccionario lo define como arte que emplea la palabra hablada o escrita como forma de expresión. Es asi que Platón lo define como forma de conocimiento y Hegel como arte.
Si analizamos estos dos vocablos: conocimiento y arte, diremos que la literatura conlleva el conocimiento del hombre y para el hombre y como arte hace que la palabra manifieste a través de las letras lo mas intimo del pensamiento.
Si logramos que se entienda la literatura como arte y conocimiento, es muy probable que tendremos personas con mucho deseo de penetrar en la lectura y esto nos deje lectores con mucha capacidad de análisis, de pensar, de estudiar, de dirigir, de controlar y de influir en la toma de decisiones positivas que contribuyan al crecimiento cultural y ante todo, tengan una gran conciencia de su responsabilidad dentro de lo que es la cultura.
En Olanchito, que se le ha denominado ciudad cívica corremos una seria amenaza de que la literatura y la cultura se vea como un mito y no una realidad.
La apatía y la indiferencia se esta reflejando en nuestra sociedad, pues, cada día son menos los lectores que vemos y esto es preocupante, ya que la literatura es aprendizaje y son muchos los que no quieren aprender y por ende no les interesa la cultura.
Olanchito cuenta con esos centros de enseñanza que pueden levantar nuestra cultura, y para ello es preciso contar con el apoyo de la comunidad, por lo menos en un 40% de sus habitantes y con esto es probable que nos ganemos el calificativo, del cual nos sentimos orgullosos “Ciudad Cívica”.
La Casa de la Cultura nos brinda una serie de beneficios literarios y culturales, que solo es cuestión de interesarnos y acercarnos un poco a la historia; por ejemplo: cuenta con un museo formado por tres salas, una galería de poetas y escritores natos de olanchito, con sus obras ya publicadas.
También cuenta con dos bibliotecas: Biblioteca infantil y la biblioteca municipal, las que nos proveen toda la información requerida.
Los visitantes a estas salas de estudio son escasos, la biblioteca pública acoge una población joven que es prácticamente por obligación su asistencia, ya que necesitan información que solo la biblioteca les provee. No queremos ser pesimistas, lo único que hacemos es apegarnos a la realidad.
La Casa de la Cultura es generadora de conocimiento y en ella se encuentra que enriquecen nuestro acervo cultural y seamos la promesa que los pueblos necesitan.
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lunes, 11 de febrero de 2013
El voto de Tomasa
Por : Mario Berríos
Mi honorable y reconocida amiga de las ventas callejeras, Tomasa, la encantadora negra de ojos vivos como el brillo de la noche sobre el mar, con su rostro sudoroso de luna mojada por la lluvia, del trabajo, me ha hablado, a su manera, de los problemas del país y las posibles opciones que tiene para hacer valer su voto. “Oye, mi negro”, me dice, “yo voy a cruzar el voto por los mejores hombres, aunque algunos ni bajo el techo sirven, tú sabe, algunos necesitan gífiti, del mío, no de ese Diego”.
Mientras se arregla su falda, el musue (pañuelo) sobre su cabeza y entretanto mete sus dedos del pie en una chancla vieja, le pregunto: “Tomasa, ¿y entonces por quiénes estás pensando en votar? A ti fijo que te lo doy, negro desteñido de Olanchito, a tu partido Alianza Democrática también. Asimismo le meteré el dedo a Salvador porque es mi amigo, a Luis Redondo de ese tal PAC no digamos. ¡Ay mi negro!, juégatelas para conocer a Romeo acá en San Pedro, de la línea para abajo queremos platicar con él, pero quiero que le digas papa…”.
Entre la plática, la negra Tomasa se ha descosido tijereando aspectos de la política nacional. Me ha traído un café “sólo para el sabor y por sentir el aroma”, le dije. “Te quiero contar mi negro, ya no se aguanta a estos bárbaros, yo le digo a mi gente que le tenemos que dar el voto a esos partidos nuevos. Oye esto, acaban de vender la soberanía y el territorio nacional con esa ley de las tales ciudades, debemos armar una revolución para el desarrollo que aniquile a las actuales estructuras políticas. Nos tienen como vara de macanear perros, mírame mi negro, yo antes estaba gorda, ahora se me cae el pellejo del hambre”. “Mmm, Tomasa, comita del mar, pero la gente siempre vota en plancha”. “No mi negro, ahora estamos hablados, los garífunas vamos a cruzar el voto, allí estás fijo vos y tu gente. No te me enojes, pero de paso el dedo se lo vamos a meter a otros. Los del partido azul, el rojo y los de mi alera Xiomara andan ofreciendo pisto, tu sabe mi negro, papos no somos “pa” despreciar el pisto, pero no cambiaremos el voto, vamos por la dignidad del pueblo, por los valores, por las virtudes de los aspirantes, no por los mismos de siempre”.
Al fondo del cuarto de la negra Tomasa, dos niños lloran. “Uno del hambre, no quiere comer su pastelito”, me explica. “Y el otro es por unas medicinas que no he podido comprar”. “Tomasa, es que mucha tableta y pan de coco les das. Hasta transparentes les veo los ojos, de seguro mucha agua azucarada les sirves”. “Ay mi negro, ¿qué más les puedo dar? Pues te sigo contando sobre esos lanas de la política de Tegucigalpa, son perros para llorar, ¿ya viste al diputadito del bigote, el tal Marvin, llorando como mi niña cuando tiene hambre? Sabes, no tenemos líderes, son jefes de dedo, pero no directores de proyectos, esos politiqueros de las instituciones del gobierno. Ayúdanos, Mario, suerte que te tiraste ya a la politiqueada, así tendremos a alguien de pueblo, ya era tiempo, ayúdanos a revolucionar ese Congreso”. “Pero eso sí, comita Tomasa, pisto para tapar hoyos de calles no tengo, como hacen muchos”. “No te preocupes mi negro, a ti no te pediremos nada con tal de que el día de mañana rumbes candela a nuestro favor en ese tal Congreso”. “Bueno, le he respondido a la negra Tomasa, mientras le da a su hija una pastilla que he mandado a comprar, será lo único garantizado, porque de allí sólo uniformes para equipos y trofeos tengo en mi presupuesto”.
Mientras toma en sus brazos a su niña enferma, la negra Tomasa, con una sonrisa a flor de labio, a pesar de su tristeza, al continuar sus comentarios me enseña sus dientes, blancos como el marfil, “el pueblo está cansado mi negro, necesitamos funcionarios serios, firmes de carácter, de voluntad férrea para entrarle a los problemas, que no repiquen hoy y doblen mañana, candidatos estrategas, no esos dormidos que a los abismos nos arrastran, gente dormilona no queremos.
Yo le iba a dar el voto a los cheles, pero ya no, los veo muy dormidos. Porque sabes mi negro, hay que echarle la vaca a Juan, si no arrastra al país a un despeñadero. Ojalá se unan los candidatos y los partidos contra él. Quiero ver a esos enlistados en la tal Alianza Patriótica, deseo verles la sangre en esta contienda. Creo que con tanto reservista, veteranos, profesionales, empresarios y obreros, al menos, pueden dar la gran batalla. A ver cuándo los veo politiqueando por mis pueblos, Travesía y Bajamar. ¡Ah!, otra cosa, en las municipalidad
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Mi honorable y reconocida amiga de las ventas callejeras, Tomasa, la encantadora negra de ojos vivos como el brillo de la noche sobre el mar, con su rostro sudoroso de luna mojada por la lluvia, del trabajo, me ha hablado, a su manera, de los problemas del país y las posibles opciones que tiene para hacer valer su voto. “Oye, mi negro”, me dice, “yo voy a cruzar el voto por los mejores hombres, aunque algunos ni bajo el techo sirven, tú sabe, algunos necesitan gífiti, del mío, no de ese Diego”.
Mientras se arregla su falda, el musue (pañuelo) sobre su cabeza y entretanto mete sus dedos del pie en una chancla vieja, le pregunto: “Tomasa, ¿y entonces por quiénes estás pensando en votar? A ti fijo que te lo doy, negro desteñido de Olanchito, a tu partido Alianza Democrática también. Asimismo le meteré el dedo a Salvador porque es mi amigo, a Luis Redondo de ese tal PAC no digamos. ¡Ay mi negro!, juégatelas para conocer a Romeo acá en San Pedro, de la línea para abajo queremos platicar con él, pero quiero que le digas papa…”.
Entre la plática, la negra Tomasa se ha descosido tijereando aspectos de la política nacional. Me ha traído un café “sólo para el sabor y por sentir el aroma”, le dije. “Te quiero contar mi negro, ya no se aguanta a estos bárbaros, yo le digo a mi gente que le tenemos que dar el voto a esos partidos nuevos. Oye esto, acaban de vender la soberanía y el territorio nacional con esa ley de las tales ciudades, debemos armar una revolución para el desarrollo que aniquile a las actuales estructuras políticas. Nos tienen como vara de macanear perros, mírame mi negro, yo antes estaba gorda, ahora se me cae el pellejo del hambre”. “Mmm, Tomasa, comita del mar, pero la gente siempre vota en plancha”. “No mi negro, ahora estamos hablados, los garífunas vamos a cruzar el voto, allí estás fijo vos y tu gente. No te me enojes, pero de paso el dedo se lo vamos a meter a otros. Los del partido azul, el rojo y los de mi alera Xiomara andan ofreciendo pisto, tu sabe mi negro, papos no somos “pa” despreciar el pisto, pero no cambiaremos el voto, vamos por la dignidad del pueblo, por los valores, por las virtudes de los aspirantes, no por los mismos de siempre”.
Al fondo del cuarto de la negra Tomasa, dos niños lloran. “Uno del hambre, no quiere comer su pastelito”, me explica. “Y el otro es por unas medicinas que no he podido comprar”. “Tomasa, es que mucha tableta y pan de coco les das. Hasta transparentes les veo los ojos, de seguro mucha agua azucarada les sirves”. “Ay mi negro, ¿qué más les puedo dar? Pues te sigo contando sobre esos lanas de la política de Tegucigalpa, son perros para llorar, ¿ya viste al diputadito del bigote, el tal Marvin, llorando como mi niña cuando tiene hambre? Sabes, no tenemos líderes, son jefes de dedo, pero no directores de proyectos, esos politiqueros de las instituciones del gobierno. Ayúdanos, Mario, suerte que te tiraste ya a la politiqueada, así tendremos a alguien de pueblo, ya era tiempo, ayúdanos a revolucionar ese Congreso”. “Pero eso sí, comita Tomasa, pisto para tapar hoyos de calles no tengo, como hacen muchos”. “No te preocupes mi negro, a ti no te pediremos nada con tal de que el día de mañana rumbes candela a nuestro favor en ese tal Congreso”. “Bueno, le he respondido a la negra Tomasa, mientras le da a su hija una pastilla que he mandado a comprar, será lo único garantizado, porque de allí sólo uniformes para equipos y trofeos tengo en mi presupuesto”.
Mientras toma en sus brazos a su niña enferma, la negra Tomasa, con una sonrisa a flor de labio, a pesar de su tristeza, al continuar sus comentarios me enseña sus dientes, blancos como el marfil, “el pueblo está cansado mi negro, necesitamos funcionarios serios, firmes de carácter, de voluntad férrea para entrarle a los problemas, que no repiquen hoy y doblen mañana, candidatos estrategas, no esos dormidos que a los abismos nos arrastran, gente dormilona no queremos.
Yo le iba a dar el voto a los cheles, pero ya no, los veo muy dormidos. Porque sabes mi negro, hay que echarle la vaca a Juan, si no arrastra al país a un despeñadero. Ojalá se unan los candidatos y los partidos contra él. Quiero ver a esos enlistados en la tal Alianza Patriótica, deseo verles la sangre en esta contienda. Creo que con tanto reservista, veteranos, profesionales, empresarios y obreros, al menos, pueden dar la gran batalla. A ver cuándo los veo politiqueando por mis pueblos, Travesía y Bajamar. ¡Ah!, otra cosa, en las municipalidad
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jueves, 7 de febrero de 2013
Colección Identidad Nacional
Como un aporte a la identidad nacional, circulan en el país cuatro libros del intelectual hondureño Livio Ramírez Lozano. Se trata de textos introductorios y antológicos en torno a figuras esenciales de nuestra historia: Francisco Morazán, José Cecilio del Valle, Alfonso Guillén Zelaya y Medardo Mejía.
Sobre Morazán, a quien Ramírez Lozano considera la personificación misma de la identidad nacional, se publican textos esenciales que siguen la trayectoria del centroamericano más grande de todos los tiempos, cuyo pensamiento tiene una extraordinaria vigencia.
Los textos sobre Valle son, en su mayoría, poco conocidos y en los mismos se abordan temas como la pobreza, la historia, la riqueza, las ciencias del hombre y el estudio sistemático de las constituciones. Ciertamente un Valle que nada tiene que ver con esa ofensiva imagen conservadora que le ha forjado la ignorancia.
El texto dedicado a Alfonso Guillén Zelaya se ocupa de su pensamiento gestado en México, cuando el autor alcanzó la cumbre de su producción en el ensayo y el periodismo de opinión.
Ramírez Lozano presenta la figura de Medardo Mejía en su condición de polígrafo: ensayista, teatrista, poeta, cuentista e historiador, cuya producción en este último aspecto, no ha sido superada calidad ni cantidad (ocho tomos de historia nacional).
Con el sello editorial del Banco Central de Honduras, estos cuatro volúmenes son los primeros títulos de una colección a la que Ramírez ha llamado: Identidad Nacional, presente y futuro.
Livio Ramírez, es doctor en Derecho con posgrados en Sociología Política y Relaciones Internacionales. También en Premio Nacional de Literatura “Ramón Rosa”, Premio Nacional de Letras “José Trinidad Reyes”, otorgado por la UNAH y miembro de la Academia Hondureña de la Lengua.
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viernes, 1 de febrero de 2013
Reconocimiento a damas sampedranas
Por : Mario Berríos
Como es costumbre, este año en el Centro Cultural Sampedrano, CCS, se llevó a cabo la celebración del Día de la Mujer con el reconocimiento excelso para cuatro distinguidas damas sampedranas: La reconocida escritora y poetisa —por excelencia—Ana María Alemán, la actriz de teatro Alba Luz Rogel, la pintora Ada Margarita Hernández y la ejecutiva María Selman. Hubo un programa cultural variado, luego el coctel y la exposición de arte en el tercer piso. El evento, denominado “Tributo a la Sensibilidad de Género”, haciendo alusión a la sensibilidad y labor demostrada por la mujer hondureña, sin importar el ámbito en el cual sobresalen, se ha constituido en uno de los más apreciados y notables de la últimas década.
En esta ocasión Ana María Alemán fue considerada por su importante trayectoria literaria. Nacida en Kobe, Japón, donde su padre se desempeñaba como Cónsul General de Honduras, desde los primeros pasos de su niñez demostró su amor a Honduras. Prefirió realizar sus estudios primarios en nuestro suelo, cuenta a veces ella con cierta nostalgia, específicamente en el Colegio María Auxiliadora de la ciudad de Tegucigalpa, luego cursó estudios secundarios en los Estados Unidos de Norteamérica. Con el correr de los años, siempre con ese deseo de permanecer en Honduras, se trasladó hasta la ciudad de San Pedro Sula, donde, entre las tareas de administrar sus negocios propios y ejercer sus faenas de madre y abuela, nos ha regalado hermosos poemas, contenidos en su primer poemario intitulado “DESPUÉS DE PARA SIEMPRE” (1998). Seis años más tarde (diciembre de 2004) publicó su segundo poemario, “PEZ DE AFILADAS SOMBRAS”, con el cual la vi arrancar muchos suspiros a tantos amantes de la literatura en una feria Internacional del Libro en Bogotá, en la cual tuve la oportunidad de participar con ella hace cinco años.
La celebración del Día de la Mujer, en realidad ofrecida cada 25 de enero en honor a que, en 1955, la mujer hondureña obtuvo el derecho al voto bajo el Gobierno de Don Julio Lozano Díaz, le dio a los asistentes el grato honor de compartir en la presencia de esta distinguida y elegante dama sampedrana, a quien he bautizado como una de las cinco princesas de la poesía hondureña, entre ellas Antonieta Máximo.
Se me antoja que la ocasión es propicia para recordar el entusiasmo despertado por la poetisa Ana María Alemán con sus poemarios, donde inspira el aroma de cada palabra entregada con pasión y buen gusto. En sus composiciones literarias nos ha entregado su sol y su luna, el universo de sus sentimientos, el matiz luminoso de sus versos, la palabra bonita que encanta y enamora. A través de su poesía —narrada sin obstáculos y apasionada sencillez— se conoce el dolor y la ternura en cada vocablo, se viaja tan rápido como el torrente sanguíneo hacia el corazón y se siente la vorágine de la fantasía poética. Dejar su inspiración navegar al amparo de nuestros pequeños lagos visuales, es dejar quietos y satisfechos los fantasmas del alma y ahuyentar aflicción por un amor.
Al exponer su discurso, la distinguida dama, con esa cortesía dedicada al protocolo minucioso, saludó al Cuerpo Consular, Autoridades Municipales, medios de comunicación, al selecto público y a sus amigos y parientes que la acompañaron, luego exteriorizó un párrafo para no olvidar: “Si analizamos bien, la mujer hondureña se merece este reconocimiento y más, y no hablo sólo de nosotras, quienes integramos hoy este pequeño grupo, me refiero a las miles de mujeres humildes de nuestra tierra, las que se sacrifican cada día trabajando para que sus hijos asistan a la escuela y tengan un plato de comida en su mesa, así como un mejor porvenir. Las que son cabeza de familia, las abuelas que nunca dejan de ser mamás mientras sus hijos trabajan. Todas ellas merecen un homenaje. Son nuestras heroínas silenciosas”.
En conversaciones privadas la poetisa Ana María Alemán comenta mucho su amor a la Patria, su tristeza debido a las campañas negativas realizadas por muchos compatriotas en el extranjero. Por ello aprovechó su alocución para expresar su esperanza, que no todo está perdido y que existen valores para conservar y luchar por recobrar nuestra paz y seguridad. Finalmente se comprometió a continuar su modesta labor cultural, además de agradecer al Centro Cultural Sampedrano por el gran honor de haberla considerado entre las homenajeadas del presente año. Y sobre todo habló de la incomparable emoción de sentirse apreciada en su propia tierra.
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