tag:blogger.com,1999:blog-80056275912093391352024-03-05T23:09:03.764-06:00TRIBUNA LIBRE OLANCHITOPolitica,Economia,Literatura,Costumbrismo,HistoriaAnonymoushttp://www.blogger.com/profile/07651802993457571448noreply@blogger.comBlogger293125tag:blogger.com,1999:blog-8005627591209339135.post-33652835111860288302015-12-18T20:09:00.003-06:002015-12-18T20:13:37.548-06:00Entrevista a Enrique Soto Cano ex Jefe de la FAH<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi7d5n1dwd1zkt9WW6aDdfCA0MTOhGq4oHzVog6Y6-QeHBm9Lmpn6837RJHuruiYrgcJ2-vJZEIaxyEevAT0XP4_LMaR2VfcncoH6pFP75TAQcl4JDenUIfmYTGemVts8KpT5i_SGyeLY0/s1600/CNEL4.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi7d5n1dwd1zkt9WW6aDdfCA0MTOhGq4oHzVog6Y6-QeHBm9Lmpn6837RJHuruiYrgcJ2-vJZEIaxyEevAT0XP4_LMaR2VfcncoH6pFP75TAQcl4JDenUIfmYTGemVts8KpT5i_SGyeLY0/s200/CNEL4.jpg" width="119" /></a></div>
Fuente : Diario La Tribuna, Seccion : Dia 7 entrevista por el periodista Marlon Gonzalez, fotos cortesia de Diario La Tribuna.<br />
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Al escuchar el nombre de Enrique Soto Cano de inmediato se viene a la memoria la base aérea de Palmerola, en Comayagua, pero la verdad es que detrás de esa figura existe un hombre que defendió a Honduras en momentos de crisis.<br />
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Fue parte de los elementos hondureños que participaron en la II Guerra Mundial (1939-1945) en los operativos para rastrear submarinos alemanes en el océano Atlántico y el mar Caribe, además era el comandante de la Fuerza Aérea Hondureña (FAH), en la guerra de 1969 con El Salvador.<br />
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Fue él la persona que ordenó desde la comandancia de la base militar el despegue de los aviones Corsarios hondureños, para atacar a las aeronaves salvadoreñas que bombardearon Tegucigalpa, aquel 14 de julio de 1969.<br />
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Al contrario de lo que muchos pensarán, Enrique Soto Cano todavía da testimonio de lo que sucedió en esa ocasión. LA TRIBUNA dialogó con él sobre diferentes aspectos y épocas de su vida.<br />
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A sus 90 años es una enciclopedia viviente de la aviación militar, quien y con clara lucidez relata los momentos que le tocó vivir, desde su niñez, cuando a la edad de 8 años perdió a su padre, hasta llegar a máximo jefe de la Fuerza Aérea.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjSYemAYHu7vx5sbm3ge1bxuPOh2BOemZOa7MaKNtZQB55YZXdKPPEgHX1l4G683rO_eF6_u-kEao85FwVjfwqwT2ypCgrntFKHpeiJS4USx4o1F63s6jm4DeagZLPbNYArJYOuDwqFtKM/s1600/CNEL2.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img alt="Olanchito,Honduras,Enrique Soto Cano" border="0" height="227" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjSYemAYHu7vx5sbm3ge1bxuPOh2BOemZOa7MaKNtZQB55YZXdKPPEgHX1l4G683rO_eF6_u-kEao85FwVjfwqwT2ypCgrntFKHpeiJS4USx4o1F63s6jm4DeagZLPbNYArJYOuDwqFtKM/s320/CNEL2.jpg" title="El coronel Enrique Soto Cano (de uniforme militar) aparece como edecán del exjefe de Estado Oswaldo López Arellano (tercero de izquierda a derecha)." width="320" /></a></div>
<span style="font-size: large;"><b>De dónde viene Enrique Soto Cano?</b></span><br />
Vengo de una familia bastante grande, de mediana posición. Mi abuelo tenía una haciendita con 15 vacas y yo se las ordeñaba, y todos cooperábamos con él.<br />
<br />
<b><span style="font-size: large;">¿Cómo fue su niñez?</span></b><br />
Guarda silencio y contesta… perdí mi padre a los ocho años y eso creó en la casa un desbalance, entonces íbamos con el abuelo a ayudarle; mi tío me llamaba a las 4:00 de la mañana para que fuera a arrearle las vacas y traer la leche a las 6:00 de la mañana, después me iba para donde mi madrina que me estaba ayudando a levantarme, y luego a la escuela; esa fue mi vida, recogiendo leña, haciendo mandados, fui zapatero, me fui a tocar marimba ¡y descalzo va!… luego deja escapar una leve sonrisa…<br />
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Dar click en LEER ARTICULO COMPLETO al final de este parrafo para leer la entrevista completa<br />
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<a name='more'></a><br />
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<b><span style="font-size: large;">Después que muere su padre ¿le tocó trabajar duro?</span></b><br />
Sí…, como no, la formación de nosotros fue dentro del campo, nos hicieron gente muy responsable, no había descuido, eran tiempos en que el padre de familia autorizaba al maestro y le decía: “si me le ve falla, ahí lo autorizo para que me le dé”… ahora ya no se ve nada de eso.<br />
<br />
<b><span style="font-size: large;">¿Y cómo es eso que fue zapatero?</span></b><br />
Después que terminé la primaria no había otro camino, y un tío mío se dio cuenta que un maestro zapatero podía ayudarnos y empezar conmigo a enseñarme el oficio. Acudí a él y me recibió bien. Aprendí el oficio de zapatero, tenía como 12 ó 13 años.<br />
<br />
<b><span style="font-size: large;">¿Entonces a esa edad ya no caminaba descalzo?</span></b><br />
Como no… yo caminaba descalzo… pues no había manera, pero un día el maestro me dice: “mire joven ahí están esos materiales debajo de ese mueble, sáquelos que los vamos a limpiar”… yo hice lo que él mandó, después me preguntó que cuál color de los materiales me gustaba, entonces elegí un color que no había visto antes; después regresó y me dijo: “esta horma es la que le va a su pie, empiece a construir sus zapatos”… y de donde se los voy a pagar maestro le dije: ¡constrúyalos! …solo eso me dijo, entonces los hice…<br />
<br />
En medio de la plática el coronel levantó su pie izquierdo y comentó: “este es el color que elegí, son marrón, por eso me gustan, y tengo estos zapatos en recuerdo de los primeros que yo usé…<br />
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<b><span style="font-size: large;">¿Y cómo se metió a tocar marimba?</span></b><br />
Es que andaba buscándole a la vida. El barbero famoso del pueblo, adonde nosotros íbamos, era dueño de una marimba y necesitaba personal. En ese tiempo tenían un maestro guatemalteco que estaba enseñando música y a mí me gustaba aquella cosa, entonces me fui metiendo. Un muchacho hondureño me dijo: “yo te voy a encaminar en esto”…después con él andaba para arriba y para abajo en todas las celebraciones…<br />
<br />
<b><span style="font-size: large;">Con esa vida tan aventurera… ¿cómo llega a la Escuela de Aviación?</span></b><br />
Un día cruzaba por la plaza, lo que es ahora el parque de Olanchito, y me encontré a un amigo, Octavio Soto, que trabajaba en la comandancia de armas y me dijo: “quiero que vengas conmigo, han llegado unas oportunidades, hay unas solicitudes que quiero que las leas para ver si te interesaría algo de eso”… me fui con él. Eran solicitudes de la Fuerza Aérea que estaban inaugurando la Escuela de Soldados Mecánicos y buscaban en los pueblos los que estaban interesados en aprender algo así, entonces yo francamente dije que sí…<br />
<br />
<b><span style="font-size: large;">¿Fue fácil entrar?</span></b><br />
Mire que un tío mío, Lorenzo Cano, hermano de mí mamá, que era cuñado de Amaya Amador (Ramón), que siempre me apoyó bastante, se dio cuenta que ya no había cupos, y que me había apartado a mí de los escogidos. Mi tío al oír aquello fue a la comandancia y preguntó, y se les paró en treinta… mi tío se acordó que mi padrino de bautismo era Mauricio Ramírez, que era diputado del Congreso Nacional, platicó con él y le contó lo que me estaba pasando y le dijo que fuera; yo ya había perdido el ánimo, pero fui y le dejé mis papeles, y dos días después me llamó y me dijo: “el asunto suyo está arreglado, delo por hecho. Él era diputado y conocía al comandante de la Fuerza Aérea, Harold White.<br />
<br />
<b><span style="font-size: large;">¿Pero entró como aprendiz de mecánico de aviones?</span></b><br />
Sí, nosotros llegamos para la Escuela de Soldados Mecánicos, pero es que se acostumbraba entonces que el piloto supiera donde estaba una falla del avión y poderle hacer siquiera una reparación. Lo preparaban a uno como mecánico primero, para entrar al curso de vuelo. Ascendí a cabo, después a sargento y de repente es que aparecieron las plazas para hacerse aviador, había que someterse a examen y lo pasé. Ahí empezó todo y el instructor mío fue el coronel Hernán Acosta Mejía.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWjHLMTQEusC35LOG8fO_LOOcPVz8z2FwvrB3Aeqt0ervX8R7SrMaPqh6ZxyvEG3CMP4T1AuvBKgIb0-BFUB-MUZNQQvXWO6U9q1IS7ayIi4virwTvZkAdNgVuTC1bAbE_SwzbFV-ixW8/s1600/CNEL3.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="Enrique Soto Cano, Olanchito, Honduras" border="0" height="220" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWjHLMTQEusC35LOG8fO_LOOcPVz8z2FwvrB3Aeqt0ervX8R7SrMaPqh6ZxyvEG3CMP4T1AuvBKgIb0-BFUB-MUZNQQvXWO6U9q1IS7ayIi4virwTvZkAdNgVuTC1bAbE_SwzbFV-ixW8/s320/CNEL3.jpg" title="En esta fotografía se puede observar al coronel en un almuerzo, mientras platicaba con el expresidete Roberto Suazo Córdova." width="320" /></a></div>
<b>¿Qué anécdota tiene de esos años?</b><br />
A White se le terminó el contrato, dijo que ya no quería continuar, y quería estar con su familia y se fue. Yo era sargento, y recuerdo que me enviaron junto a una cuadrilla para irlo a despedir a Pan American, yo llevaba la representación y hasta di unas palabras de agradecimiento. Él solo me decía Caño…sonríe y continúa… ¡Claro!, el gringo no podía pronunciar la eñe y ese día me dijo: “Caño, siga usted como va, que va a llegar muy alto”… él siempre andaba en los talleres y siempre me encontraba trabajando y cantando.<br />
<br />
<b><span style="font-size: large;">¿Cómo era su relación con Acosta Mejía?</span></b><br />
La suerte para mí fue que caí en su grupo, él fue el que me enseñó a volar. Recuerdo que me decía: “Mire Soto, trate el avión como si estuviera bailando con la novia, y vaya con movimientos suaves”… a las ocho horas de vuelo, yo estaba volando solo, ¡eso fue rápido!<br />
<br />
Nos graduamos un 15 de septiembre, llegó el general Carías (Tiburcio) y nos entregó el diploma a todos.<br />
<br />
<b><span style="font-size: large;">¿Qué aviones volaban en ese tiempo?</span></b><br />
Un avión Stevenson, de ala alta; uno de esos aviones se perdió en el Atlántico cuando estaba la Segunda Guerra Mundial, en los patrullajes contra submarinos, era muy lento. Uno volaba local, y el primer vuelo lo hice a Santa Bárbara; anduve por todo el país, y después me eligieron como instructor y el coronel Acosta Mejía me llevó de ayudante suyo. Todavía él no era comandante, era jefe de instructores. Yo preparé un montón de pilotos… entre ellos al general López Arellano (Oswaldo), en ese tiempo era sargento, él estaba en la Escuela de Artillería y pidió traslado a la Fuerza Aérea.<br />
<b><span style="font-size: large;"><br /></span></b>
<b><span style="font-size: large;">¿Cuál fue la misión que tuvo en la II Guerra Mundial 1939-1945?</span></b><br />
Lo mandaban a uno como observador. Se hacían patrullajes en la costa norte, desde la tarde, la noche y al amanecer. Ya lo iban entrenando a uno en otros menesteres, esa era una guerra declarada, pero como era para todo el mundo a Honduras le tocaba colaborar en algo.<br />
<br />
<b><span style="font-size: large;">¿Cómo vivió esos momentos?</span></b><br />
Había tranquilidad, la gente es que estaba con eso de que los alemanes estaban buscando para todos lados y se acercaron a las costas de Honduras con los submarinos, pero los patrullajes que hacíamos lograron que se alejaran. Se comprobó que venían submarinos y Estados Unidos estaba buscando que Honduras hiciera su parte, y es por eso que se realizaban patrullajes por el mar Atlántico.<br />
<br />
<b><span style="font-size: large;">¿Por qué vinieron unos periodistas de Rusia a entrevistarlo?</span></b><br />
Ellos dijeron que había recibido informes que en el mundo, revisando todo el panorama, ya no quedaba gente que habían participado en la II Guerra Mundial, pero que tenían la creencia que en Honduras había uno todavía, entonces investigaron y determinaron que yo era el único que está vivo. Ellos vinieron, me buscaron, fueron a La Paz, filmaron una entrevista mía y la presentaron en Rusia como el único sobreviviente en todo el mundo de la II Guerra Mundial.<br />
<br />
<b><span style="font-size: large;">¿Usted fue uno de los que impulsó la aeronáutica civil en Honduras?</span></b><br />
Sí, cuando White se fue y Acosta Mejía era jefe, vimos la necesidad de controlar los vuelos civiles, porque ingresaban a Honduras los aviones de las compañías y andaban los aviones de entrenamiento también, y era un peligro tremendo, entonces la Fuerza Aérea colaboró en eso. El ingeniero Roberto Gálvez, hijo del expresidente Gálvez (Juan Manuel) era el ingeniero aeronáutico y otro muchacho de nombre Hernán Domínguez Agurcia y ellos se encargaron de hacer los planes, de tal modo que se organizó la aeronáutica.<br />
<br />
<b><span style="font-size: large;">¿Cómo llegó a la comandancia de la Fuerza Aérea?</span></b><br />
Se fueron dando varios cambios, llegó Héctor Caraccioli y cuando iba de salida dijo que quería que Armando Escalón fuera el comandante, y quedé yo de subcomandante; después Escalón entra en crisis con López Arellano, que ya era jefe de gobierno, porque dicen que se andaba metiendo en cuestiones políticas. Vino cierta presión desde afuera, porque había parte del ejército que estaba diseminado en todo el país, y que había visto a Escalón en cosas que lo comprometían y todo aquello frenaba. A raíz de eso Escalón se fue enojado, no volvió al trabajo, y quedé yo como comandante. Después lamentablemente se mató en una avioneta.<br />
<br />
<b><span style="font-size: large;">Siendo usted comandante de la Fuerza Aérea ¿cómo vivió la guerra del 69?</span></b><br />
Esa es otra historia… aquí (Honduras) había una población salvadoreña como de 750 mil personas que se estaban apropiando de las tierras, entonces eso llevó a que el gobierno hiciera algo para frenar esas cosas, y empezó el disgusto de ellos. El presidente de El Salvador era Fidel Sánchez Hernández y aquí Oswaldo López. Ambos países tenían intercambios, incluso aquí vinieron salvadoreños a estudiar a la Fuerza Aérea.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEizA1NLcUKYPDlILnEYppyIqjOz7fTVFhtrBU0fdr9xc2jcYfjbU4Hq78iDXqoDiovBk7xBwMYY7XBCepde4bO4T-spVRZ-ApfKhkF7MCEjI0CTkh8r9xzmqgrhHzIO6N-DWhDK0iqaSew/s1600/CNEL1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="Enrique Soto Cano,Olanchito" border="0" height="220" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEizA1NLcUKYPDlILnEYppyIqjOz7fTVFhtrBU0fdr9xc2jcYfjbU4Hq78iDXqoDiovBk7xBwMYY7XBCepde4bO4T-spVRZ-ApfKhkF7MCEjI0CTkh8r9xzmqgrhHzIO6N-DWhDK0iqaSew/s320/CNEL1.jpg" title="Nació el 5 de octubre de 1923 en Olanchito" width="320" />Él es</a></div>
<span style="font-size: large;"><br /></span>
<span style="font-size: large;">José Enrique Soto Cano</span><br />
<span style="font-size: large;">Nació el 5 de octubre de 1923 en Olanchito, Yoro, sus padres son Rodrigo Soto Quezada (QEPD) y Francisca Cano Rodríguez (QEPD), perito mercantil, abogado y destacado coronel de aviación, se casó con Ela Cervantes Gallo (QEPD) con quien procreó cuatro hijos: Enrique, Dolores Francisca, Rodrigo y Ela Dinora Soto Cervantes. Se desempeñó en varios cargos dentro de la Fuerza Aérea Hondureña (FAH) hasta llegar a comandante de esa institución en 1965, siendo la autoridad que estuvo al frente de las acciones bélicas contra El Salvador durante la guerra del 1969. Es considerado uno de los precursores de la aviación militar en Honduras, y es por ello que la base aérea estadounidense, situada en Palmerola, lleva su nombre.</span><br />
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</div>
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<br />
<b><span style="font-size: large;">¿Y qué pasó?</span></b><br />
En la Comisión Latinoamericana de Fuerzas Aéreas se realizaban reuniones anuales. Yo era amigo del comandante salvadoreño, Salvador Henríquez. Cierta vez la reunión fue en Chile y fui con mi edecán Óscar Colindres Corrales, le decían Morolica. Entonces esa vez nos invitaron a una recepción en Viña del Mar, donde desplumaron a Polache… (se tira una carcajada y continúa)… ahí nos encontramos a dos oficiales salvadoreños que habíamos capacitado en Honduras y estábamos platicando con ellos. De repente entra al lugar un hombre vestido con uniforme caqui, y desde cierta distancia llamó a los dos oficiales, y cuando llegan donde él les grita: “Que están haciendo ustedes con ese par de pendejos, a esos ya les vamos a montar…”, era el agregado militar de El Salvador en Chile, y Salvador Henríquez ya estaba distanciado de nosotros.<br />
<b><span style="font-size: large;"><br /></span></b>
<b><span style="font-size: large;">¿Qué hizo usted?</span></b><br />
Cuando regresamos a Honduras informé por escrito al general López Arellano y al general de las Fuerzas Armadas, Andrés Ramírez Ortega. Después me llamó el general López y no creía, me decía: “No hombre Soto, como va a creer”…, pero yo le decía que a mi nada me quitaba de la cabeza que se nos venían encima. Ellos (salvadoreños) se habían hecho de aviones y se vinieron de repente.<br />
<br />
<span style="font-size: large;"><b>¿Y cómo fue el desempeño de los pilotos hondureños?</b></span><br />
Les demostramos con los Corsarios, la formación que ellos tenían no era tan buena, pero los hondureños no eran pilotos formados así no más. El Ataque fue en la madrugada por cuatro aviones de El Salvador, mandaron C-47 a tirar bombas a lo loco en Tegucigalpa, entonces salieron los aviones nuestros a perseguirlos. Aquí vinieron algunos Corsarios pegados (perforados de bala) y aquí los repararon. En el sur solo Soto (Fernando “Sotio”) bajó tres E-51 y eran varios los que andaban.<br />
<br />
<b><span style="font-size: large;">¿La Fuerza Aérea fue la pionera del paracaidismo?</span></b><br />
La Fuerza Aérea prestaba los aviones al Ejército para realizar los entrenamientos, y en cierta ocasión dejaron de pedirlos, porque dijeron que no tenían capacidad. Entonces el general López me autorizó a mí que formara un grupo de paracaidistas de la Fuerza Aérea, y eso fue guerra contra nosotros, porque habíamos formado paracaidistas, pero no lo hicimos a escondidas pues…y dele contra la Fuerza Aérea, de un tiempo para acá existió rivalidad con el Ejército, hoy no sé.<br />
<br />
<b><span style="font-size: large;">¿Cuándo se retiró?</span></b><br />
Mi retiro, pues yo creo que fue por desahucio… sonríe y sigue… es que hay una ley militar que el oficial que llega a cierta edad ya se le puede dar la salida, porque no puede dar más, y eso fue lo que se usó… yo me retiré a los 75 años.<br />
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<b><span style="font-size: large;">¿Después de su retiro qué ha hecho?</span></b><br />
Mi esposa era de La Paz y le habían heredado un terreno, y ahí hice un gallinero y una porqueriza y venía al mercado a vender huevos, pero cuando murió yo dije no sigo con esto. Después compré una casa grandísima ahí en La Paz por 12,500 lempiras, y yo ahí estaba viviendo, hasta hace tres años.<br />
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<b><span style="font-size: large;">¿Qué criterio le merece que la base de Palmerola lleve su nombre?</span></b><br />
Para mí es un honor, porque es raro que gente extraña permita eso, pero como está en Honduras. Fíjese que a mí me llamaron cuando ya lo habían decidido, ellos sabían (autoridades de la Fuerza Aérea) que si me llaman para consultarme para ponerle mi nombre, yo iba a decir que no.<br />
<br />
<b><span style="font-size: large;">¿Por qué razón?</span></b><br />
Yo he sido así, yo sería general ahorita, y no lo soy… porque estando en una reunión con el general López nos convocó a todos para el asunto de los ascensos, y mi nombre estaba en la lista, pero aparecieron oficiales del Ejército y nos pusieron por el suelo a todos, entonces yo pedí la palabra, me la dio el general López, solo para decir que yo no aceptaba el ascenso, pedí permiso, me retiré, me vine a mi oficina y se acabó… es que así me criaron a mí, no se meta donde no lo llaman, me decían…<br />
<br />
<b><span style="font-size: large;">¿Alguna vez se accidentó?</span></b><br />
Yo siempre que salía me encomendaba a Dios.Tuve dos accidentes, pero nunca le dije a mi familia para no preocuparla, el primero lo tuve en Ocotepeque… Sahsa había comprado un terreno para una pista y fuimos. Al salir de Ocotepeque había un viento endemoniado, llevábamos seis pasajeros, cuando quisimos despegar hubo un bajón y pega la rueda y nos desvía a un cerco, salimos corriendo del avión, nadie salió herido, pero el avión en cinco minutos se incendió…<br />
<br />
<b><span style="font-size: large;">¿Qué opina de la Fuerza Aérea actual?</span></b><br />
Lo que puedo mencionar aquí, es lo que algunos de ellos me han platicado, que se sienten ellos como reducidos, con poca actividad, no sé.<br />
<br />
<b><span style="font-size: large;">Recientemente se aprobó en Honduras la Ley de Derribo ¿Qué opina de eso?</span></b><br />
Nosotros quisimos implementarla en un tiempo, pero se vio que no era muy necesaria, porque había contrabando de refrigeradoras que pasaban aviones de Nicaragua cargados y no pedían permiso de sobrevuelo, y estábamos obligados, entonces las hacíamos aterrizar. Nosotros hicimos el intento de establecer el derribo, porque se nos escaparon alguna vez.<br />
<span style="font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="font-size: large;"><b>¿Qué significa la Fuerza Aérea para usted?</b></span><br />
Es mi segunda casa.<br />
<div>
<br /></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgKqGQkGMmgv5bvFE-r3Lli3SHqErOj8PauzgwcvpkON9taeA39vNDO3v-PJWJPSDWuhPXX7Nr-jWSb7a_Tc6lJbUvJznlk-yI7cuDDLNXHqZjDYkyp8pHagB-at0LEjUNPKJoZpJ4fGoE/s1600/Scan-101124-0002.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="Juan Ramon Martinez, Olanchito,Literatura de Olanchito, Honduras" border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgKqGQkGMmgv5bvFE-r3Lli3SHqErOj8PauzgwcvpkON9taeA39vNDO3v-PJWJPSDWuhPXX7Nr-jWSb7a_Tc6lJbUvJznlk-yI7cuDDLNXHqZjDYkyp8pHagB-at0LEjUNPKJoZpJ4fGoE/s320/Scan-101124-0002.jpg" title=""Cuentos Tardios" autor : Juan Ramon Martinez" width="207" /></a></div>
<b>Por: Nery Alexis Gaitán</b><br />
<b>Entrevista al escritor olanchitense Juan Ramon Martinez </b><br />
<b>Fuente : Diario La Tribuna</b><br />
<b><br /></b>
1.<span style="font-size: large;"> ¿Por qué el título, Cuentos Tardíos?</span><br />
Ocurre que cuando publiqué mi primer libro de cuentos, “La Pasión de Prudencia Garrido y otros relatos”, en un periódico de la costa norte, se dijo que publicaba tardíamente porque estaba entrado en años; y que además, hasta ahora me atrevía a escribir, cuando me había dedicado casi toda mi vida profesional, exclusivamente a hacer análisis político. Se creía que la calidad literaria estaba reducida a la precocidad. Es decir que, en ese momento era víctima del encuadernamiento: a uno lo meten en una “caja” o compartimiento estanco; y de allí, no quieren permitirle que se salga. El crítico o la crítica, no quería que me saliera del encuadre del analista; y se anticipaba que mi ingreso a la literatura era muy tardío. Por lo que estaba condenado a no tener éxito. Se me ocurrió que allí había un bonito nombre, de forma que usé una expresión cargada de negatividad, en algo positivo. Por eso es que el segundo libro se llama “Cuentos Tardíos”. Esa es la historia.<br />
<br />
2. <span style="font-size: large;">Háblanos acerca de lo que representa para ti “Cuentos Tardíos”</span>, <span style="font-size: large;">dentro de tu obra cuentística.</span><br />
Pues, como nos ocurre a todos, en la Pasión de Prudencia Garrido y otros relatos, como sabes es mi primer libro de cuentos, puse toda mi ilusión. En consecuencia, puse en él todas mis esperanzas. La respuesta de los lectores ha sido buena e incluso, en algunos casos, los personajes –que en los cuentos son ligeros, frágiles y construidos a pinceladas rápidas por el autor- desarrollaron con la complicidad de los lectores, una personalidad que no me había imaginado originalmente. Ese es el caso de Prudencia Garrido, que se ha vuelto un personaje que se me repite, sin que mi voluntad intervenga siquiera, en otros cuentos e incluso creo que estará presente en la primera novela que espero publicar dentro de algún tiempo. Cuentos Tardíos es un segundo paso en la búsqueda de mi propia expresión. En su conjunto, este libro de cuentos, mucho más voluminoso que el anterior, me confirmó que el oficio periodístico y la creación literaria no están confrontados; y que más bien, se enriquecen mutuamente. Lo periodístico da oficio. La cuentística nos obliga a la creatividad que, no es otra cosa, que el limpio ejercicio de la libertad. Pero hay algo más. Este segundo libro de cuentos, representa un avance en la forma de relacionarme con los lectores y la confirmación de la necesidad de comunicarme conmigo mismo, echando mano de historias pensadas durante mucho tiempo y ambientadas en lugares conocidos. Como puedes ver, cosa que tú mencionas en el prólogo, es el mejor homenaje que le puedo hacer a mis amigos. Por ello cada cuento está dedicado, con el afecto merecido, a cada uno de los que me han acompañado en su condición de amigos en esta vida cargada de satisfacciones. Es en pocas palabras, un libro dirigido a los amigos. A los mencionados y a los muchos que he ido conociendo a partir de la lectura de sus páginas.<br />
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3. <span style="font-size: large;">¿De este libro, cuáles son tus cuentos favoritos y por qué?</span><br />
Bueno, esta pregunta siempre es problemática. Los cuentos son como los hijos del autor. A todos se les quiere por igual. El que recuerde el que le dio más dificultad, es algo incidental como cuando nos ocupamos del hijo menos aplicado; o a la hija más desafortunada en el amor, por ejemplo. Aunque estoy obligado, en consecuencia a decir que los quiero a todos, tengo algunos que son más cercanos a mi vida, por lo que los releo con frecuencia. Otros valen mucho porque son guiños e indirectas a algunos de mis amigos literarios y profesionales, a los cuales busco impresionar. Este es el caso de Apuntes para “El Hombre de la Esquina Rosada” cuento de Borges, del cual tomo el título y en que lo imito inventando, no en el estilo sino que en las transgresiones y libertades, introduciendo en el relato personajes a partir de conocidos extraordinarios –este es el caso suyo- e incluso, hago un esfuerzo de invención, para mostrar que el cuento de la Calle Rosada, tuvo un origen en una visita de Borges a Puerto Cortés, Honduras. Como que por supuesto todo esto no es cierto; lo que quiero demostrar es que los personajes y las historias, en vez de obra de la realidad, pueden ser originados en los libros mismos. Pero, después de darle vueltas al asunto, te diré –estoy hablando como si fuera un jugador hondureño de fútbol- que podría señalar como tres cuentos que son mis favoritos, por diversas razones a: “Déjame que te cuente”, “Tanto tiempo disfrutamos de este amor” y “50 años de inventada soledad”.<br />
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4.<span style="font-size: large;"> ¿Por qué decides iniciar el libro con una rememoración de Máximo Luján?</span><br />
De repente porque, como lo hiciera Lisandro Quesada, uno de nuestros mejores escritores vivos, originario de Olanchito, quiero continuar la saga de Ramón Amaya Amador. Quesada escribió las primeras páginas de la continuación de Prisión Verde, que no terminó que por consiguiente, tampoco publicó. En mi caso, la mejor manera de hacerlo, fue la de construir un personaje utilizando a uno señalado por Amaya Amador como principal en su primigenia obra literaria –pero poco trabajado en cuanto a sus características psicológicas y biográficas- como es el caso de Máximo Luján. Dicho en otros términos, me identifico con Ramón Amaya Amador, mi coterráneo inevitable y le doy continuidad, en otros tiempos, otros materiales y otras visiones, a su obra que la considero como la obra de todas, en la persona de Máximo Luján, resaltando sus valores éticos y sus visiones y compromisos en la vida.<br />
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5. <span style="font-size: large;">¿Existe un personaje con el que te identifiques particularmente y por qué?</span><br />
Como te dije, no es cuestión de identificación. Es más bien administración la que siento por Prudencia Garrido que ha tomado una singularidad y unas características que le han convertido en más que un personaje, en una persona de carne y hueso, viva entre todos nosotros, a quien la vemos cruzar en la calle y a la cual la saludaron con afecto y naturalidad. Muchos de mis amigos, creen que ella es el mejor personaje que he creado. Y yo estoy de acuerdo.<br />
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6.<span style="font-size: large;"> “Cuentos Tardíos” reporta una vasta cantidad de nombres. Háblanos acerca de la fluidez con que logras nombrar a casi todos los personajes del ambiente</span>, a la vez que imprimes en cada uno de ellos una personalidad y una psicología particular, sin necesidad de detenerte mucho en ello haciendo que la narración lleve su curso natural.<br />
Cuando escribo no tengo nombres anticipados. Prefiguro el personaje, masculino o femenino, más que ser sus características, por la forma cómo piensa, cómo se expresa y la manera cómo se relaciona con su entorno. Es en este momento en que busco el nombre o los nombres. Porque tú tienes razón: en mis cuentos no hay hombres solos, sino que articulados dinámicamente con otros seres humanos, con los que se relaciona amorosamente o se envuelve en una terca y compleja confrontación. Y para nombrarlos, me dejo llevar por la coincidencia, lejana o no; o por el simple juego de la repetición, entre el personaje sin nombre y el nombre de un amigo o conocido. No soy el inventor de esta metodología. Otros lo han hecho. Lo que ocurre es que, como García Márquez, no la uso para molestar a nadie, sino que para honrar a mis amigos y amigas; y para demostrarles que, en el mejor momento de la creatividad, los tengo presentes en mi memoria y en mis afectos. Y con ello, además, les confirmo que los quiero como tales. Todavía no me he enredado; pero me puede ocurrir lo que a Camacho, en “La Tía Julia y el escribidor” de Vargas Llosa, que un día de estos, una persona buena en un cuento, aparezca en otro, con un comportamiento negativo o malvado. Me mantengo alerta; pero los diablillos literarios tienen sus propios planes.<br />
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7. <span style="font-size: large;">¿De dónde provienen todos esos nombres, en qué medida tienen, o no, que ver con personas de la vida real?</span><br />
La mayoría de los nombres, como he indicado, son de personas con las cuales ha tenido alguna forma de contacto. En primer lugar mis compañeros de escuela, colegio y universidad. En segundo lugar, las personas que dentro de la esfera de la amistad me han impresionado por su carácter, su forma de hablar y se han introducido en el círculo de mis registros mentales. Tengo entonces, más que referencias históricas o literarias que necesito articular para volverlas verosímiles, una lista de nombres a los cuales echar mano, teniendo cuidado que sean los más naturales posibles. Por que está bien inventar la historia; pero debemos compartirla con la realidad, y la mejor manera, en usando nombres que todos puedan reconocer, por lo menos los contemporáneos suyos.<br />
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8. <span style="font-size: large;">¿Tu obra narrativa es un estrado imperdible desde el que has lanzado una fuerte crítica al sistema político en Honduras. ¿Sientes que ya has denunciado, por tu parte, y a través de la narración, todo al respecto?</span><br />
Tengo que confesarte que no uso la creación literaria como un instrumento de crítica social y política. Pero claro como soy un crítico social y político profesional, dedicado a la tarea de observar y cuestionar, cuando hago literatura algo detrás va conmigo. Por ello, aunque no me considero un escritor que denuncia en sus cuentos las cosas que no le gustan de la sociedad, o niego que sin ser un realista puro, me debo al entorno social, económico y político del cual soy parte; y en consecuencia, me expreso literariamente con los mismos valores que reclamo para los políticos, los gobernantes y los empresarios, solo para citar algunos ejemplos. Por ello, como la realidad es cambiante, es muy posible que en mis próximos libros, especialmente en Cuentos Breves que espero publicar este mismo año, continúe ejerciendo la crítica, por medio del ejercicio literario. Tú sabes, porque eres mejor cuentista que yo, que uno como escritor, no es tan libre, en el acto creativo, como quisiera.<br />
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9<span style="font-size: large;">. Háblanos acerca del tratamiento simbólico que rodea las acciones del padre Nicanor Nufio en el cuento “La Llorona”.</span><br />
Una de las cosas que recuerdo de mi niñez en los campos bananeros de la Costa Arriba –Coyoles Central, Culuco, Tiestos, El Cayo, Campo Rojo y la Jigua- son las historias que los campeños se contaban entre sí, en las últimas horas de la tarde y las primeras de la noche. Allí escuché al narrador que más me ha impresionado en la vida y que de repente, me animó para el oficio que comentamos: Don Gregorio Corleto, un salvadoreño que minúsculo -estatura reducida, tono de voz suave y lento caminar- durante el día, en las primeras horas de la noche, se agigantaba cuando hacía uso de la palabra, en el momento de narrar “mentiras” –como decía mi papá, que no aceptaba estas cosas de la libertad creativa, ni de la verdad de las mentiras de Vargas Llosa, porque era un realista indomeñable- y llenarnos la cabeza a sus oyentes de preguntas y respuestas inconclusas. En alguna de esas tertulias debí haber escuchado la historia de La Llorona. Después en Olanchito, incluso hacíamos apuestas entre los compañeros más dispuestos a la indagación, para determinar quién era La Llorona. Porque en realidad, que una mujer saliera a llorar en las horas de la noche –hay que recordar que no había entonces luz eléctrica en las calles- era una forma de protestar o de buscar consolación por sus sufrimientos. El juego imaginativo entonces era averiguar quién era La Llorona. En el cuento a que te refieres, hago una broma a mis amigos, al señalar al padre cura católico como La Llorona, para indicar que las posibilidades eran infinitas; y que, nosotros nos habíamos quedado tan solo con el nombre de la esposa del diputado, la novia del militar; o la querida del político de turno. Por supuesto, este cuento lo considero bien logrado; y además, muy tradicional, por la temática no por el lenguaje, porque incluso termina desconcertando a los lectores. Ahora que lo he releído, no descarto por ejemplo que, de alguna manera, pretenda un cierto ajuste de cuentas con algún cura católico, que en la tarea de educarnos cristianamente, nos haya ofendido, de palabra o con la acción. Y además, rendirle un homenaje a García Márquez que tiene en “Cien Años de Soledad”, el padre Nicanor, después de tomar dos tazas de chocolate, al predicar levitaba. Los laberintos de la memoria son inescrutables.<br />
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10.<span style="font-size: large;"> ¿Qué vigencia mantiene en la actualidad el argumento del cuento “Los Pantalones de los Españoles?</span><br />
Este cuento es un homenaje, sin mencionarlo por supuesto, a Mario Felipe Martínez Castillo quien escribiera un libro sobre las probanzas de un exsoldado español que reivindicaba la condición de autor de la muerte, en una lucha cuerpo a cuerpo, de Lempira. Pero además es la celebración de su existencia histórica concreta, que nos obliga a los hondureños a introducirlo en nuestra conciencia para que, su conducta y su comportamiento, en una situación traumática como fuera la Conquista, nos sirva como lección para poder en nuestros tiempos modernos, usar sus tácticas –como por ejemplo, disfrazarse de español para luchar contra ellos-, asumiendo además, su deseo de desmitificar al enemigo, configurando que este no es más que otro mortal, que puede ser superado; o derrotado en la lucha. Si uno tiene voluntad para enfrentarlo. Además, es un reconocimiento que el desarrollo cultural, se alimenta incluso de los artefactos, las costumbres e incluso las modas de los peores enemigos. Depende del uso que se les da. Por lo que ese cuento, es de cierta manera, un homenaje no a los hondureños del pasado, sino a los que en el futuro, se pongan de pie y luchen por su libertad y su singularidad.<br />
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11. <span style="font-size: large;">Háblanos de la inclusión y replanteamiento que logras hacer de autores y personajes de la literatura universal. El Fusilado y el Extraño y Apuntes para El Hombres de la Esquina Rosada son un par de buenos ejemplos</span>.<br />
Tú sabes que no soy un literato de escuela. Soy un narrador por impulso natural que por tal razón, no trato de defenderme colocándome bajo la suya de los grandes escritores mundiales. Me imagino el último de sus discípulos, desafortunadamente para molestia de algunos que, por razones ideológicos, no me quieren bien. Por ello, casi no hago uso de ellos para legitimarme.<br />
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Trato de buscar mis propias formas de expresión. Pero en el caso de Borges especialmente, es un donde uno encuentra en toda su escritura más que vida concreta y experiencias humanas, lecturas y personajes creados por otros autores.<br />
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Por eso es que sus personajes son más de los libros que de la realidad. Intertextualidad pura. Por ejemplo “Fúnez el memorioso” no tiene cuerpo ni dimensión, solo tiene memoria y la memoria suya, proviene exclusivamente de los libros leídos, no de su vida. En los dos cuentos citados, lo que hay es una combinación, debo declararlo de personajes vivos de la historia personal o nacional; y fundamentalmente, personajes fruto de las lecturas. Un poco para confirmar que, aunque no lo repito en mis artículos, también soy un hombre que además de pupitre y barrio, tengo lecturas acumuladas durante más de dos tercios de mi vida consciente. En pocas palabras, me coloco en el mundo literario, abierto a todos los recursos. Y como tengo mucha vida acumulada, puedo utilizarla al lado de las lecturas que he hecho, desde la tarde en que, Cristelia Soto, me enseñó la magia del alfabeto y el encanto de expresarme en español, en la Escuela Modesto Chacón de Olanchito, en 1949.<br />
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12.<span style="font-size: large;"> ¿Con la madurez narrativa que has alcanzado, podrías hablar sobre un estilo particular en tu obra?</span><br />
Creo que sí. Aunque esa es tarea de los críticos y los estudiosos del futuro que podrán enhebrar las historias y conseguir identificar un estilo definido. La verdad es que, creo que he logrado una forma de expresión personal, la que no califico. Más bien, no quiero ahondar en esto, porque creo que ese no es el papel del narrador. Además, nos quita el placer de anticipar cómo los lectores y los críticos descubren algunas cosas que nosotros los narradores, nunca pensamos al momento de escribir; pero que ellos identifican. Por supuesto, no puedo esconder el hecho que mis historias de alguna manera, tiene que ver con mi vida, con la de mis amigos y con las de muchos conocidos que, alrededor de una taza de café han conversado conmigo, dándome las motivaciones para ordenar una historia específicamente.<br />
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Si tomas escuchar, guardar, calentar y reescribir historias ajenas, es un estilo, pues bien, creo que tengo, como todos, también estilo de escribirlas.<br />
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13. <span style="font-size: large;">¿Al momento de crear, independientemente de las valoraciones y de los críticos, has pensado tu obra para un público en particular?</span><br />
Sí, por supuesto. No escribo para los profesores de literatura; ni mucho menos para los críticos. Pienso más bien en un lector al cual no lo han torturado; ni mucho menos asustado con la idea que la literatura se produce para unas minorías. Y que él, el lector, no tiene derecho a lograr visualizar esos mundos que los intelectuales creamos para unos pocos.<br />
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Aunque cuando escribo no particularizo, en general, trato de no complicar las historias, creando situaciones artificiosas del difícil credibilidad. Busco lectores y por ello no discrimino. Ni mucho menos elimino a nadie. Esa es la causa por la que aunque experimente en algunos momentos en la estructura de la historia contada, no la complico deliberadamente. De repente en ese momento se me sale la venta de profesor de escuela que no tuve la fortuna de cumplir en mi vida personal.<br />
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14. ¿<span style="font-size: large;">A manera de consejo para los jóvenes narradores emergentes ¿dónde radica la dificultad para construir un cuento?</span><br />
Bueno, no me siento autorizado para hacer recomendaciones. Y mucho menos a los jóvenes. Los cuentos son a mi juicio, historias que los lectores pueden considerar como suyas, que le han ocurrido a algunos conocidos, o a él mismo. Por supuesto, hay quienes creen que el cuento es una emboscada o un laberinto en que el lector sorprendido, de alguna manera, es derrotado por el talento del cuentista. Yo no tengo esas pretensiones. Me gusta contar historias y por eso escribo. Creo que el único consejo que hay que dar es que la historia, los personajes y las situaciones se encarnen en la vida común. Y que al escribirla, se sienta uno cómodo al hacerlo. Porque el cuento no debe ser una tortura al leerlo; y mucho menos una tragedia para quien lo escribe. Si no hay satisfacción en lo que se hace, se pierde el tiempo. Cuidando, por supuesto, que además de fácil, la historia sea verdadera o una mentira, sea creíble. O verosímil como dicen los grandes maestros de estas cosas.<br />
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15.<span style="font-size: large;"> ¿Existe dentro de Cuentos Tardíos el cuento delirante que te haya obligado al desvelo y por qué?</span><br />
Ninguno de los cuentos me ha puesto en una situación así. Como tengo oficio periodístico, las narraciones una vez pensadas y ordenadas fluyen con enorme facilidad. Por supuesto, hay algunos personajes que poco a poco se van materializando; y uno que otro termina hablando como ellos quieren; o estableciendo algunas veces, una ruta particular en la narración.<br />
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Pero todavía no he llegado a sentir delirio, falta de sueño o dominación por parte de algún personaje. Lo que sí me ha ocurrido es cierta persistencia en la memoria, por parte de un personaje que se quiere expresar en el momento en que él quiere. Aunque no descarto que en el futuro me encuentre en una situación a la que muchos escritores se confrontan o se han confrontado. No te olvides que para mí, el acto creativo –hacer el amor, escribir un libro o redactar un pronunciamiento- son actos positivos que deben provocar satisfacción. Cosa que aprecio cuando escribo o cuando leo.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhl_JQeJv6KvXErVTdeDiwgnMM1SAnbvnquwxo-hAXXjVhSwxbsqWbFAKA4mNJreV2BbUh5K9ahyphenhyphenwFLwgyUgCJnjoUyIIZPlz6M3XtmWkxRHVkBJxLw7OMKk6N68bbwUjWRKwIF6jHpwsQ/s1600/fco_mejia_171x250.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="Francisco J Mejia, biografia Francisco J Mejia, Olanchito" border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhl_JQeJv6KvXErVTdeDiwgnMM1SAnbvnquwxo-hAXXjVhSwxbsqWbFAKA4mNJreV2BbUh5K9ahyphenhyphenwFLwgyUgCJnjoUyIIZPlz6M3XtmWkxRHVkBJxLw7OMKk6N68bbwUjWRKwIF6jHpwsQ/s1600/fco_mejia_171x250.jpg" title="Francisco J Mejia destacado hijo de la ciudad de Olanchito" /></a></div>
Por: Juan Fernando Avila Posas<br />
FRANCISCO JAVIER MEJIA POSANTES, fue el nombre de un robusto varón nacido el 3 de diciembre de 1869, en el Barrio marginal LOS MIRRIÑAQUEZ, en el sureste de la ciudad de Olanchito, siendo hijo del hogar formado por JOSÉ MARIA MEJIA y la señora SANTIAGA POSANTES.
FRANCISCO J. MEJIA, llegaría con el tiempo a desarrollar una de las carreras políticas más admirables de Honduras, y a ocupar importantes cargos en la administración pública en distintos gobiernos de tendencia conservadora.<br />
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Nuestro biografiado realizó estudios primarios en su tierra natal, ya que sus padres se interesaron porque adquiera una formación sólida y no inclinara su afición hacia la pesca artesanal, que fue uno de los oficios que dominaron la mayoría de los originarios y residentes de ese sector de la comunidad, herencia recibida de los NEGROS DE ARGOLLA DE OLANCHITO, cuando estos últimos se ubicaron entre los caudales diáfanos y transparentes de los ríos UCHAPA y AGUAN, antes de que los mismos se convirtieran en los hilos lanquidecientes y moribundos en que los convirtieron los depredadores del pasado histórico y del presente nefasto e incorregible.<br />
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Los estudios secundarios, los realizó MEJIA POSANTES, en el Instituto Nacional de Tegucigalpa y los superiores en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, donde obtuvo el título de Licenciado en Ciencias Políticas y Sociales, y Notario en la Corte Suprema de Justicia.<br />
Con una formación profesional consistente decidió establecerse en la ciudad Puerto de La Ceiba, donde fundó dos periódicos llamados PATRIA Y PUEBLO, tribunas de pensamiento que de algún modo le fueron abriendo el camino a su prolongada vida política, porque a través de sus columnas desarrollaba el diagnóstico de los problemas que atribulaban a la sociedad hondureña, planteando igualmente sus vías lucidas de solución.<br />
El año de 1881, FRANCISCO J. MEJIA, se había convertido en redactor de COMBATE, órgano que defendía la candidatura presidencial del General PONCIANO LEIVA, desempeñando iguales responsabilidades en ECO POPULAR, El Heraldo que se editaba en La Ceiba de idénticas pretensiones políticas.<br />
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FRANCISCO J. MEJIA fue electo Alcalde de la ciudad de 1900 a 1901, seis años después de haber emigrado de su ciudad natal Olanchito. Durante su gestión como principal autoridad local, fundó la Librería LA ESTRELLA, considerada la más grande de la localidad, y en materia educativa fue pionero entusiasta el haber fundado dos de las principales escuelas de la comunidad, siendo estas: la de varones FRANCISCO MORAZAN y la de niñas GUADALUPE QUESADA, que hasta la fecha se constituyen timbres de orgullo para la sociedad porteña. En esta misma ciudad y junto al Licenciado JUAN BUSTILLO RIVERA, en febrero de 1902, iniciaron la campaña política a favor del General MANUEL BONILLA CHIRINOS, a través del semanario EL INICIADOR, y más tarde sus colaboradores pasaron a formar las páginas del DIARIO DE HONDURAS, que fue el principal vocero de la candidatura triunfal Bonillista.<br />
<br />
Para dedicarse al ejercicio activo del periodismo, adquirió en 1903 la imprenta LA ESTRELLA, lo que le permitió cubrir con su trabajo intelectual, las páginas del Comercio, donde colaboró con diversos escritos en el año de 1908, su trabajo destacado y su proyección como figura sobresaliente de su campaña, lo llevaron a ocupar una diputación en la administración Bonillista, y con ello después de sus contribuciones sin espacio que duraría hasta el día de su infortunado fallecimiento.
Escritor de sólidos principios en torno a sus ideas las que alternaba con su pasión partidaria, asistió como representante de Honduras al CONGRESO DE PERIODISTAS CENTROAMERICANOS, que se celebró en Guatemala en 1911, año en el cual se convirtió en miembro del Gabinete del Gobierno provisional del Doctor FRANCISCO BELTRAND, ocupando el Ministerio de GUERRA Y MARINA, un 28 de marzo de 1911.<br />
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Más tarde durante el segundo gobierno del General MANUEL BONILLA, que dio inicio el 1 de febrero de 1912, fue designado nuevamente Ministro de Guerra y Marina. Cuando las debilidades orgánicas apresaron la capacidad dirigencial del General MANUEL BONILLA y ya prácticamente enfermo depositó el poder un 2 de marzo de 1913 en el Doctor FRANCISCO BELTRAND, quien fungía como Vicepresidente, el Doctor Francisco J. Mejía, fue ratificado en el desempeño de la misma cartera ministerial.
El 5 de agosto de 1915 en el gobierno del Doctor ALBERTO MEMBREÑO, fue seleccionado Ministro de GUERRA Y MARINA, quien en las postrimerías de su administración le confió en forma temporal la Secretaría de HACIENDA Y CREDITO PUBLICO.
Finalmente en el Gobierno que a las 3 de la tarde del 8 de febrero de 1916 asumiera el Doctor FRANCISCO BELTRAND, el político olanchitense fue nombrado Ministro de GOBERNACION Y JUSTICIA, figurando al mismo tiempo en la nómina como PRIMER DESIGNADO A LA PRESIDENCIA DE LA REPUBLICA.<br />
<br />
Desde esa plataforma se constituyó una fuerte corriente de opinión favorable a su candidatura presidencial, donde resaltaban sus múltiples virtudes y se preconizaba su experiencia y capacidad administrativa a nivel público.
En el proceso de transición ministerial de las administraciones del Doctor BELTRAND, FRANCISCO J. MEJIA, se revistió de una obsesión geofagica y se apoderó junto a TERENCIO T. REYES, virtual alcalde de Olanchito de 3.812 hectáreas de terreno en la jurisdicción de SONAGUERA, COLON en 1917, según lo consigna el libro INDICE GENERAL DE TITULOS DE TIERRA DEL SIGLO XVI al siglo XX, cuyos equivalentes en términos de manzanas totalizan la nada despreciable cantidad de 5.451.16 manzanas, extensión mayor que todo el ejido municipal de la ciudad coloneña.
Aun así, los comentarios generalizados de aquel tiempo señalaban, que si no es por su inesperada muerte se hubiera convertido en el indudable sucesor del Presidente BELTRAND, en los destinos de la nación hondureña. Con su muerte (presumiblemente por envenenamiento) extremo este último que quedó envuelto en un velo de misterio, la ciudad C IVICA DE OLANCHITO, perdió la más cercana oportunidad de tener por primera vez en su historia un presidente de extracción humilde, nacido en una zona marginal de la ciudad, conocida en la distribución de la nomenclatura urbana antigua como BARRIO DE LOS MIRRIÑAQUEZ, hoy Colonia La Torre.<br />
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FRANCISCO J. MEJIA, expiró el sábado 25 de enero de 1919 a las 11:00 de la mañana a la edad de 50 años, rodeado de un núcleo de amigos, de sus más cercanos familiares y de políticos afines a su causa, que vieron en el fallecimiento del líder la capitulación de sus ideales y sus aspiraciones políticas.
El pueblo de Olanchito, a través de lo que fue la SOCIEDAD DE PADRES DE FAMILIA, al fundar el primer centro de formación educativa a nivel medio dispuso honrar el nombre del hombre público que fue MEJIA POSANTES, el Instituto fue creado por acuerdo # 580 del 17 de abril de 1943.
Al retornar de Guatemala, donde vivió por un tiempo, escribió una Monografía sobre la FACCION DE OLANCHO, que quedó inédita, desconociéndose el destino de la misma.<br />
el Doctor FRANCISCO J. MEJIA, en Consejo de Ministros emitió el Decreto # 66 DECLARANDO DUELO NACIONAL, la fecha de su fallecimiento. Lo mismo hizo el CONGRESO NACIONAL, mediante Decreto # 17consdignando la muerte del ilustre estadista.<br />
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A su sepelio asistieron personalidades más sobresalientes de la política nacional quienes en sus intervenciones oratorias destacaron los méritos y virtudes de uno de los hombres que nació predestinado a ocupar un espacio estelar en la historia de la Política Nacional.<br />
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Fuente : <a href="http://www.revistahumanum.org/revista/delincuencia-inseguridad-ciudadana-y-desarrollo-humano/" rel="nofollow" target="_blank">Revista Humanum</a><br />
Puedes descargar el estudio completo en <a href="http://www.revistahumanum.org/revista/wp-content/uploads/2015/09/03_A_Cuaderno-4.pdf" rel="nofollow" target="_blank">formato PDF</a><br />
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La inseguridad ciudadana restringe las posibilidades del ejercicio de la condición ciudadana y repercute negativamente en el desarrollo humano, el cual aspira al incremento de las opciones de las personas. Este trabajo está dedicado a ofrecer una aproximación al problema de la delincuencia, la inseguridad ciudadana y el desarrollo humano en Honduras.<br />
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1. Delito y delincuencia<br />
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El delito es la violación de una norma establecida por la ley penal. Los que se dedican a la práctica del delito, se conocen con el nombre de delincuentes. El escalamiento de la delincuencia en América Latina en las últimas décadas y sus repercusiones sobre la vida y la seguridad de los bienes de las personas, ha colocado el tema de la inseguridad ciudadana en un lugar preferente de la agenda pública.<br />
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Un creciente número de personas en nuestras sociedades abrigan el temor de ser objeto de agresiones a su integridad personal y al sentido de dignidad que es inherente a la persona humana y al concepto de seguridad ciudadana. En este contexto, la inseguridad ciudadana se ha convertido en uno de los temas centrales de debates y de estudios en nuestro tiempo.<br />
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La inseguridad ciudadana restringe las posibilidades del ejercicio de la condición ciudadana y repercute negativamente en el desarrollo humano, que, como se sabe, aspira a incrementar de las opciones de las personas a escoger el tipo de vida que tienen razones para valorar. “Desarrollo humano y (in)seguridad ciudadana”, se puntualiza, “están estrechamente ligados, pues ambos conceptos ponen en el centro a las personas, a la ciudadanía, la verdadera riqueza de la nación”.1 “Más allá de la irreparable pérdida de miles de vida humanas”, se enfatiza, “la violencia y la inseguridad tienen efectos negativos directos e indirectos en diferentes campos del desarrollo humano: en la salud pública, en el sistema educativo, en el sistema político, en el sistema jurídico, en el capital social, cultural y humano, en la economía, en las desigualdades de género, y en la libertad de las personas”.<br />
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Este trabajo está dedicado a ofrecer una aproximación al problema de la delincuencia, la inseguridad ciudadana y el desarrollo humano en el país.<br />
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2. Delincuencia y victimización<br />
2.1. Delincuencia<br />
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El tema de las estadísticas de los delitos es un problema complejo, no solamente en los países en vías de desarrollo, sino que también, en los países altamente industrializados. Es universalmente aceptada, la existencia de subregistros en los datos sobre los delitos cometidos. Esto se debe básicamente a que no todas las personas que han sido víctimas de acciones que las leyes penales consideran delictivas y punibles, hacen las denuncias correspondientes a la autoridad competente.<br />
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Este es el origen de la denominada “cifra negra” o oculta de la delincuencia. Sin embargo, hay que indicar que el homicidio es el tipo de delito que presenta los niveles más bajos de subregistro, porque los asesinos no siempre están interesados en ocultar a sus víctimas y, si lo hacen, por regla general, salen eventualmente a la luz. Por ello, se le utiliza como un indicador fiable para estimar los niveles de delincuencia y de violencia social en un país determinado.<br />
<br />
En el caso de Honduras, al subregistro por este tipo de argumentos, hay que agregar dos elementos adicionales:<br />
1) la deficiencia histórica del registro de delitos, y 2) la existencia de diferentes fuentes de registro con resultados divergentes. Las deficiencias de los registros estadísticos sobre delitos son tan notorias que impiden verificar la tendencia histórica de los mismos.<br />
3 En los últimos años, varias entidades públicas han venido llevando registro de los delitos, sobre todo, en lo que a delitos contra la vida e integridad de las personas se refiere. Sin embargo, ha faltado un esfuerzo de consolidar las cifras compiladas. Esta ausencia de estadísticas delictivas consolidadas sobre delitos contra la vida y la integridad de las personas, ha sido resuelta merced a la creación del Observatorio de la violencia, que es una iniciativa combinada del PNUD, el Ministerio Público, la Dirección General de Investigaciones Criminales (DGIC), la Dirección de Medicina Forense y la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).<br />
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La ganadería es una actividad económica de origen muy antiguo, la cual consiste en el manejo de animales domesticables con fines de producción para su aprovechamiento. En el Día del Ganadero y Agricultor de Olanchito, 12 de septiembre, es preciso recordar que Olanchito ha sido punta de lanza en el rubro ganadero. En todas las comunidades del municipio de la Ciudad Cívica, los habitantes son agricultores y ganaderos, además de poetas, escritores y cuentistas, rara combinación de hombres del campo, armas y de intelectuales. Bañado por ríos como el Aguán Yaguala, San Marcos y Uchapa, el Valle del Aguán ha sido siempre el segundo pulmón productivo después del Valle de Sula. En Olanchito pueden apreciarse varias especies de ganado y productos derivados del campo.<br />
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Los ganaderos, profesionales encargados directamente del desarrollo de la producción animal y los agricultores, son un bastión importante en el desarrollo de la región y del país. Allí se han acuñado formulas propias de queso y mantequilla, por ello no es extraño que un habitante, en cualquier latitud de Honduras, solicite en un puesto de venta lácteos originarios de Olanchito.<br />
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La simbiosis de la ganadería con la agricultura ha dado sus mejores frutos en estas tierras de Jacobo B. Cárcamo, Ramón Amaya Amador, Armando García, Heber Sorto, las familias Meléndez, Durán, Martínez, Puerto, Quesada, Agurcia, Hernández, Castro, y miles más…. Como en todo mercado, a veces la ganadería se vuelve más rentable que la agricultura, porque permanecemos en una relación constante de precios y sus vaivenes. Por supuesto los sistemas integrados agrícola-ganadero tienen un futuro interesante y un presente muy halagüeño. Pero para competir en otros mercados, adonde apuntan algunos ganaderos olanchitenses, se requiere una estimulación significativa, a fin de producir mejor carne y leche para el consumo y para exportación.<br />
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El mercado internacional con el sello de Olanchito no debe ser un simple sueño, se pueden seguir los pasos de algunas comunidades argentinas que tienen su buen nombre en el mundo con su producto de alta calidad, estimado en los mercados mundiales. La sequía actual, provocará este año una merma de miles de terneros y por efecto escases de carne, leche y lácteos, pero se espera un buen período de parición en los próximos meses. La región de Olanchito necesita ser inyectada con estímulos gubernamentales y bancarios, sólo así podrán librarse del actual fenómeno de acaparadores o coyotes colombianos, quienes dan facilidades crediticias a un alto costo. Tecnificar con riego, heno para la época crítica y la protección del ambiente es un reto asumido por la directica comandada por Carlos Meléndez, actual presidente de la asociación de ganaderos y agricultores, donde se aglutinan los 16 CREL de la zona.<br />
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<i>Si bien Olanchito es famoso por sus literatos, también lo es por su hermosa ganadería y agricultura, allí un ganadero carga arma, pero también un libro. En sus campos, en ese Aguán lejano, donde el sol con el prado y el libro son hermanos, deambula el ganado entre el valle, hondonadas y ríos. Cuando el vientre de Olanchito se aproxima al amanecer, aparece un hermoso caballo, un toro bravío o una vaca lechera. Es común entre los ordeñadores contar historias, narrar pasajes como el que yo les cuento, en esas noches negras o pintadas de claro por la luna, sin brisa o con el murmullo del viento, mientras se escucha el quejido del arduo sol o de la noche fría. En los corrales, el berrido de los terneros o el mugido de las vacas se escuchan en la lejanía. Y ladran en coro los perros alertando la presencia de algo extraño en tanto persiguen al animal fugitivo. Hombres y mujeres aceleran su paso por las cuestas, donde inocentes animales salen al camino.</i><br />
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A paso sigiloso, embelesado con la maldad, una noche de estrellas adormecidas visita un corral el abigeo, quien de prisa se abalanza sobre un desprevenido y robusto ternero. Una bala encarnizada centellea en la oscuridad lanzada con tal puntería, que aquel cuatrero no tose y ahoga el último suspiro. Al siguiente día, el ganadero luce sus cueros en los postes y alambradas del corral como una señal de que es un celoso guardián, de su mujer y de sus bienes.<br />
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Pese al modernismo de máquinas de transporte, la estampa histórica del ganadero, arriero o agricultor, evoca al clásico personaje de modestas costumbres e indumentaria (espuelas, caballo, sombrero, botas y pistola al cinto), trabajando de sol a sol y, de cuando en cuando, de tarde en tarde o de noche en noche, narrando —con atractivo literario o aspiración romántica— su colección de anécdotas y poemas sobre su vida, un fallecido, determinado vecino o hasta acerca de su propia madre.<br />
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Don es un título honorífico y de dignidad, que se antepone al nombre propio, no al apellido. Se daba antiguamente a muy pocos, aún de la primera nobleza. España, lo reservará, más tarde, a sus grandes hombres lindantes con la genialidad. Son pocos, muy pocos y entre ellos espiga una que otra mujer.<br />
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No pretendemos hacer un listado exhaustivo. Me referiré a algunos; casi todos pertenecientes a la generación noventayochistas. Veamos, don Ramón Menéndez Pidal, don Miguel de Unamuno, don Marcelino Menéndez y Pelayo, don Ramón María del Valle Inclán. ¡Oh! casi se me olvidaba una gran mujer: doña Emilia Pardo Bazán. España tiene enormes poetas y artistas. A ninguno se le aplica el calificativo de don. Al parecer, solo se le aplica a ejemplos vitales de erudición.<br />
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Honduras, ha producido también sus dones: don Augusto C. Coello, don Rómulo E. Durón, don Jesús Aguilar Paz, don Manuel Adalid y Gamero y creo que ya no hay más… Desearía equivocarme. Hay dos damas que merecen el cognomento: doña Lucila Gamero de Medina y doña Paca Navas de Miralda.<br />
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Don Augusto Constancio Coello, es harto conocido por ser el autor de la letra del Himno Nacional. Pero el hombre allí no se agota. Fue historiador. Periodista. Político. Hizo de la vida pública una función patriótica altísima. Fue Canciller de la República en el gobierno del doctor Miguel Paz Barahona. Debido a ello, la Academia de Diplomacia lleva su nombre.<br />
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Don Rómulo Ernesto Durón. Jurisconsulto. Político. Poeta. Ex rector de la Universidad Nacional de Honduras. Historiógrafo, sus tratados son obra de consulta. Fue, en suma, un patriota: la United Fruit Company le pidió que llevara sus asuntos jurídicos. El incentivo económico era halagüeño. Pero, don Rómulo dijo: “no”. Su argumento fue: “si en algún momento me toca litigar en contra del Estado de Honduras, me moriría de vergüenza”. Era Canciller de la República, cuando los marines yanquis llegaron a Tegucigalpa en 1924. Don Rómulo, en persona, entregó una nota de protesta al Embajador de los EEUU, Franklin Morales. Son las cosas que no se saben y por eso no se reconocen los méritos de las personas.<br />
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Don Jesús Aguilar Paz, fue un finísimo obsequio que el municipio de Gualala allá en Santa Bárbara quiso ofrecerle a Honduras. El primero en pintar el rostro de la patria. Su mapa tuvo una duración de sesenta años, hasta que la geodesia nacional permitió superarlo. Aún así, fue un modelo para los técnicos. Toda su labor la hizo a pie o en lomo de bestia. Sin apoyo económico del Estado. Movido por su inmenso amor a Honduras. Fue maestro de educación primaria y doctor en química y farmacia.<br />
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Don Manuel Adalid y Gamero. Hombre polifacético: ingeniero, médico, profesor, escritor, periodista y político. Pero sobre todo, fue el mejor músico que ha producido Honduras. Fundador de la primera escuela de música. Maestro de músicos de fina estirpe: Francisco Díaz Zelaya, Rafael Coello Ramos, Ignacio Villanueva Galeano y otros más. De todos los mencionados, solo don Manuel Adalid y Gamero tiene una estatua majestuosa y señera en el Parque Central de Danlí, tierra de sus amores.<br />
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Doña Lucila Gamero de Medina, fue la primera mujer que se atrevió a escribir en Honduras. Realizó su famosa novela “Blanca Olmedo” que le dio renombre nacional e internacional. La publicó en 1900 y todavía es texto de lectura obligatoria en los colegios y en las universidades de Honduras: tiene, entonces, más de cien años de amenidad.<br />
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Doña Paca Navas de Miralda es la autora de “Barro”, editada en Guatemala en 1950. Por cierto, la primera novela de denuncia social escrita en Honduras.<br />
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En mérito a lo anterior, podemos concluir que la clase política del siglo pasado era más instruida que la clase política actual. Constituida por pícaros y ladronzuelos.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqTRXjZA9UgPXoJjlukbFF3HKyjBKl3Nc_ERZLLATJXGIKtBT8GNdbqR233o4tpnvsJwUy9mj3Pj0t2dBsdAGKitBnN4lDv2cKWclyuwy4jMbAn_eQB2LQCISrn-lQW6WyQFBcchb0aek/s1600/Lisandro+Quesada+Bardales.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="Lisandro Quesada Bardales, Olanchito,Honduras" border="0" height="195" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqTRXjZA9UgPXoJjlukbFF3HKyjBKl3Nc_ERZLLATJXGIKtBT8GNdbqR233o4tpnvsJwUy9mj3Pj0t2dBsdAGKitBnN4lDv2cKWclyuwy4jMbAn_eQB2LQCISrn-lQW6WyQFBcchb0aek/s200/Lisandro+Quesada+Bardales.jpg" title="Lisandro Quesada Bardales, nacido en Olanchito un 11 de marzo de 1933" width="200" /></a></div>
Por : Juan Fernando Avila Posas<br />
Lo conocí en el vértice de una mañana resplandeciente en casa de don Antonio Gonzales Rosa, (mi padrino), en la ciudad Puerto de La Ceiba. Yo había llegado la noche anterior en un cansado tren de prolongados horarios, en compañía de mi madre, a disfrutar vacaciones, después de haber cursado el primer año escolar, y él, el día siguiente, a despedirse del dueño de la casa, que había sido su protector temporal, porque su ciclo estudiantil en el puerto del atlántico había terminado, y yo iniciaba junto a mi madre un recorrido que culminaría en Tegucigalpa en casa de la enfermera alemana Kristina Kiunemoan de Chirinos. Al subir las escalinatas Lisandro Quesada Bardales, me preguntó de dónde venía, y yo con la timidez propia de mi infancia provincial, le respondí que de Olanchito, y él al ver mi tez blanca y mis ojos verdes, sorprendido me preguntó de nuevo, quién era mi madre, respondiéndole que Susana Posas, y entonces diligente se apresuró a saludarla y preguntar por mi padre, el doctor Ávila Ruiz, amigo singular de su abuelo, el agricultor y ganadero Próspero Bardales Núñez.<br />
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Mi madre me contó que ya tenía referencias del recién llegado, que era un liberal íntegro, un poeta orgánico, autor del Canto a Honduras, y un bohemio incorregible de espíritu testimonial. Ese era en realidad Lisandro Quesada Bardales, nacido en Olanchito un 11 de marzo de 1933, hijo mayor del hogar formado por Ramón Quesada Fernández y de la señora Menalia Bardales Figueroa.<br />
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Lisandro Quesada Bardales, realizó estudios primarios en la memorable escuela de varones Modesto Chacón, en Olanchito, Yoro. Los secundarios los distribuyó entre el Instituto Manuel Bonilla de La Ceiba y el Instituto Francisco J. Mejía de Olancho, Yoro, los superiores en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, y los de abogado en la Corte Suprema de Justicia donde le extendieron su exequátur, para ejercer el notariado.<br />
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Durante su vida estudiantil secundaria, dio vivas muestras de tener inclinaciones para el ejercicio del periodismo y la burilación sublime de versos testimoniales, y esas potencialidades que nutrían su interioridad cultural las demostró, al fundar el año de 1954 el quincenario EL ISTMO, convirtiéndose en director, y teniendo como redactores a Juan Ramón Fúnez H. (1935) a José Abel Melara (1934-1959) y a Carlos Urcina Ramos (1930-2010) como administrador, compañeros de generación del noble periodista.<br />
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Tiempo más tarde el año de 1959 fundó los quincenarios Voz Populi, Futuro y La Palabra, y finalmente junto a Juan Ramón Martínez (1941) ocuparon la coordinación del Semanario Patria, que de algún modo les abrió las puertas para ser considerados de las plumas más orgánicas de la intelectualidad regional, a incorporarlos a la plana de redacción del Semanario Patria, dirigido por el periodista Dionisio Romero Narváez (1915-1969).<br />
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Graduado como educador, ocupó una plaza como maestro auxiliar de la escuela Modesto Chacón, y paralelamente adquirió una porción de tierra en el sector de Quemado, para dedicarse a la ganadería y la agricultura.<br />
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Por ese tiempo se llegó a conocer el vigor de su creación literaria, manifestado en una serie de versos vanguardistas que parangonaron su lírica con los poemas revolucionarios burilados por Manuel Nover Zúñiga (1923-1950), autor de Cristos Anónimos, y Jacobo V. Cárcamo (1916-1959), con su poema engarzado de metáfora implacables antiimperialistas, sintetizadas en el Ejército yankee, que fueron fuentes inspiracionales para que Lisandro Quesada Bardales, escribiera su célebre e inmortal “Canto a Honduras” que identificó a todos los sectores progresistas de la nación, y trascendió los niveles mismos de una Centroamérica convulsa que soñaba con una necesaria e impostergable redención, cuya primera manifestación protestaría fue expresada popularmente por los trabajadores de las transnacionales bananeras con la huelga del 54, que paralizó el país por término de sesenta y nueve días. Ahí Lisandro Quesada Bardales, ratificó su condición de intelectual orgánico, de hondureño íntegro e insobornable, de creador vital y necesario, como lo había sido en sus años juveniles el renombrado escritor Ramón Amaya Amador (1915-1965) a quien admiraría y de quien sentiría influencias en su creación literaria.<br />
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Canto a Honduras fue indudablemente una versificación revolucionaria, un himno de protesta, cuyos versos expresan los estados emotivos de un patriota que rechaza los estadios de dominación que de manera cíclica y feudal han sumido a nuestro país en una dependencia caritativa y humillante, nulificando su condición de país libre, soberano e independiente, como lo consigna uno de sus símbolos nacionales. Quesada Bardales, se sintió incapaz de reprimir más su silencio, y ser cómplice de su humillación particular, y explotó en su voz un grito libertario que él volvió colectivamente a su vanguardia y la hondureñidad.<br />
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Cuando se trasladó a Tegucigalpa lo hizo con el fin de continuar su formación universitaria, y los deseos de incorporarse a la plana de redacción de un diario que tuviera identificaciones populares, y ningún otro medio mejor que Diario LA TRIBUNA, fundado por otro quijote de las letras hondureñas, de pluma eficaz y pensamiento liberal, librador de múltiples batallas a través de diario El Pueblo, como fue el abogado y periodista Óscar A. Flores Midence. En las páginas de Diario LA TRIBUNA, Quesada Bardales, encontró el asidero fundamental para galvanizar ideas dentro de las letras nacionales.<br />
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Durante su permanencia como columnista de diario LA TRIBUNA, desarrolló el caudal de sus más caras inquietudes, contribuyendo con su pensamiento en la página de opinión, a clarificar conceptos y dar orientaciones a una sociedad eternamente envuelta en problemas seculares.<br />
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Al llegar el poder político de la nación el Partido Liberal, organización de derecho público que abrazó muy joven y de la cual fue militante, activista, dirigente y líder presidencial, se incorporó en tareas dentro de Congreso Nacional, como oficial mayor, cargo del cual renunció por incompatibilidad en ideas, al ver la administración liberal estigmatizada por una bicefalía direccional conformada por Roberto Suazo Córdova y Gustavo Adolfo Álvarez Martínez, quienes sometieron a una severa y sanguinaria crisis a la nación, aplicando métodos represivos inspirados en la política de Seguridad Nacional, a quienes disentían de sus ideas, donde desaparecieron del escenario nacional más de 182 compatriotas, cuyos cadáveres quedaron nutriendo la sabia de las tierras hondureñas, y por cuyos desapariciones aún no existe una respuesta racional que informe sobre su misterioso destino, y los autores siguen gozando de la más absoluta impunidad.<br />
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Tiempo después en el gobierno presidido por el ingeniero José Azcona Hoyo, el abogado Quesada Bardales, pasó a convertirse en secretario de Prensa e Información del gobierno liberal, y también lo hizo como secretario de Cultura y Turismo, ocupando alternamente la gerencia del CETTNA, entidad donde se publica La Gaceta, órgano oficial del gobierno de Honduras.<br />
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El año 2002, el abogado Lisandro Quezada Bardales, ocupó la presidencia del Tribunal Nacional Electoral, y fue infortunadamente y por su condición de principal autoridad, que se vio obligado a entregar su credencial como candidato presidencial por el Partido Nacional al bachiller Ricardo Maduro Joest, de discutible nacionalidad extranjera.<br />
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Al concluir el período como presidente del Tribunal Superior Electoral, tuvo la fortuna de ser fundador y diputado por Honduras, en representación del Partido Liberal de Honduras del Parlamento Centroamericano, donde dejó demostrada sus ponencias razonadas y juiciosas que mucho contribuyeron al proceso de integración que viven implementando los países del área y del cual Honduras, es activo miembro dentro del concierto regional Centroamericano.<br />
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Lisandro Quesada Bardales, fue un liberal orgánico, un escritor por vocación y un poeta de infinitos recursos, que puso su creación al servicio de la humanidad, sus compañeros de generación, siempre lo admiraron y admitieron que fue el más talentoso de esa promoción de Olanchitos, donde se inscribieron Roger Orellana Irías (su mejor amigo), Juan Ramón Cálix, Juan Ramón Fúnez, Ibrahim Puerto Posas, Cecilio Dueñas Quesada, Carlos Urcina Ramos, José Abel Melara Vega, Candiano Lozano Caballero, Armando Romero Narváez, Reynaldo Narváez Rosales y Edgardo Romero Narváez, y tantos otros que conformaron e impulsaron al desarrollo del periodismo y la cultura dentro de la comunidad.<br />
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Quizá el entusiasmo por el periodismo fue motivado por la profusión de quincenarios y semanario tabloides que se editaban en Olanchito, la década de los cuarenta y cincuenta, circulando El Mensajero Escolar, dirigido por Max Sorto Batres, Renovación por Ranulfo Rosales Urbina, La Razón por Dionisio Romero Narváez, El Hondureño de Virgilio Collar, El Fraile por Virgilio Núñez, La Voz de Olanchito de Mario Soto Ramírez, Alerta de Ramón Amaya Amador, Liberación del profesor Ramón Durán Hernández, Futuro de Alejandro Lobo Cálix, Avante de Octavio Benett, Patria de Dionisio Romero Narváez, sin cubrir espacio para que Lisandro Quesada Bardales, fundara y dirigiera El Istmo, con el que se inició en los campos libertarios del periodismo local.<br />
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La palabra de Lisandro Quesada Bardales, siempre llevó inmersa el timbre de la jocosidad y el buen humor, refiriendo que muchas veces hablaba y escribía de esa forma, para que los cabeza dura asimilaran con facilidad algunos conceptos, que otros por su incapacidad de captación volvían difusos e inentendibles. Frescas están todavía las palabras en la que capituló su discurso al dar posesión de su cargo como alcalde de Olanchito, a Roger Orellana Irías, quien llegó a escalar es posición transgrediendo la ley electoral, que exigía la edad de dieciocho años para ser alcalde, y se tuvo que hacer una adulteración porque el triunfador cumplía los diecisiete. Lisandro Quesada Bardales, capituló su discurso en nombre del Partido Liberal, diciendo: Aquí les entrego este varón en pañales y biberón, para que conduzca al pueblo por senderos de reivindicación popular.<br />
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Nuestro biografiado abrazó ideales que se volvieron una constante invulnerable en su vida, fue un apasionado fiel del Partido Liberal.<br />
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El Partido Liberal fue parte esencial de sus sueños, y llegó a querer a sus amigos con invariable sentido de solidaridad humana, y a su patria la amó con devoción inigualable. Lisandro Quesada Bardales, fue apasionado por ver al hondureño liberado, alcanzando los más altos grados de dignificación, adoró a su familia con inocultable devoción, convirtiéndose en protector de todas las iniciativas que se propusieron, fue un hombre valiente, honrado, un hondureño íntegro, pero sobre todo fue mi amigo en la fraternidad de nuestros ideales compartidos.<br />
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Antes de morir Quesada Bardales, contribuyó al enriquecimiento de la bibliografía nacional, con dos obras fundamentales, la primera titulada Ideología Liberal, un ensayo ideológico que es un tributo a su partido, y el segundo y último libro, El Fraude (ensayo político-jurídico), donde describe con palos y señales todas las galimatías jurídicas que esgrimieron los que en Honduras, tienen el vicio de torcer la historia, para hacer posible la legalización de la candidatura presidencial de Ricardo Maduro Joest, sabiendo a todas luces que no era, no es, ni será hondureño por nacimiento, por naturalización ni por Jus Sanguini, tan sustentado para justificar un hecho que no dejó una experiencia saludable a la sociedad hondureña, porque por segunda vez se llevó a un extranjero a ocupar el principal destino político de nuestra nación.<br />
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Nos queda el recuerdo del afecto sincero de Chando, y sé que murió con la pesadumbre de dejar su partido desbaratado en su sagrada sangre, consumido en volcánicos harapos, como una vez viera a su patria Chile, el inmortal poeta PABLO NERUDA.<br />
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Descanse en paz, nuestro amigo, paisano e ícono cultural de la juventud de nuestro pueblo Lisandro Quesada Bardales. Así sea.<br />
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<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiOjScNAIKhGJTqiD_ep_ZE7JP0Hod0T8Rzv-CU9JKXGzvqsi2RJbAn5ZAgU4AZIR_KyfFolp6L3BmL4ZVKZA6ZlZuwZTQwQZD7Gyevl80wyc8K2yITLK5wEvAvkkjeqag6eIaBlgRjuz4/s1600/cuatro-poetas.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="poesia de Honduras,poesia de Olanchito, literatura de Olanchito" border="0" height="243" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiOjScNAIKhGJTqiD_ep_ZE7JP0Hod0T8Rzv-CU9JKXGzvqsi2RJbAn5ZAgU4AZIR_KyfFolp6L3BmL4ZVKZA6ZlZuwZTQwQZD7Gyevl80wyc8K2yITLK5wEvAvkkjeqag6eIaBlgRjuz4/s400/cuatro-poetas.jpg" title="De izq a der Livio Ramirez,Jose Luis Quesada, Marco Tulio Delarca, Heber Sorto" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Por : Juan Ramon Martinez (Diario La Tribuna)</td></tr>
</tbody></table>
El nombre de esta ciudad sabe a metáfora. Para decirlo, hay que juntar los labios y ponerlos como para darle un beso en sus labios. Y su repetición, suena como un grito viril para señalar, su ruta brillante y esclarecida. Pero en la medida en que se abre paso en el vacío, se desdobla la palabra y se transforma en poesía.<br />
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Para muchos de sus amorosos hijos de la década de los treinta, era la “<i>ciudad cívica</i>” por antonomasia, Para la generación de los empezaron a escribir en los cincuenta, fue la “<i>ciudad de la palabra</i>”. Y para los que venimos después, fue una ciudad especial, aislada pero risueña, pequeña y solidaria.<br />
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La cuna de los poetas. Los que vinieron un poco antes y la vieron desde el avance de la agricultura moderna, la sintieron orgullosa y señorial. Y no le dispensaron el cariño que ellos debían para ser mejores que lo que fueron. Para los que eran originarios de las primeras familias, que desde su fundación plantaron bananos, caña y cultivaron los hatos ganaderos, siempre fue su ciudad, esquiva y huraña, que no querían compartir con los recién llegados. Y cuando estos, encabezados por Juan Colindres que llego para reconstruir la Iglesia – el edificio emblemático por excelencia – y para edificar el centro de la vida pública ciudadana, el edificio del Cabildo Municipal, la ciudad era un encanto ante el cual no había otra cosa que aceptar sus risueños envites, para en su seno y en su calor, vivir sus encantos y sus bellezas.<br />
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Pero además, de las visiones mencionadas de la ciudad, hay que agregar dos más: la de los que la dejaron físicamente, llevándola prendida en el ojal de la camisa.<br />
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Y la de los que disgustados, por su repetida adhesión a su concepto de creadora de intelectuales y repetición de sus añoradas virtudes, empezaron a señalarle defectos con rencorosa y enfermiza repetición. Lo que en el fondo, no disimulaba, el hecho que lo que, más les dolía, era no tener una ciudad como Olanchito, para llevarla a la boca, en el momento de invocar la palabra e invitar que la poesía se hiciera presente, en nombre de la esencia y la sonoridad.<br />
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Los primeros, ahora están de regreso, como Ulises que vuelven a Ítaca a buscar el encuentro definitivo con Penélope. Estos, para que se convierta en una hoja de ruta, se han unido, juntando una muestra de sus versos en donde más suenan los ecos del insinuado regreso, bajo el nombre de una nueva palabra: “Olandisea”, formada por Olanchito y la Odisea. Invento del cariño, obligación de los afectos y confirmación de la fuerza de la memoria y sus recuerdos. Con lo que confirman un doble viaje.<br />
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Desde las fuentes de sus inquietudes intelectuales iniciales, sus primero balbuceos poéticos, sus viajes por el mundo de los desconocido, el sentimiento de estar siempre junto a la ciudad querida y el regreso inevitable hacia donde están todavía esperándoles, los seres queridos, las cosas que ya no existen; o los nombres de las seres que sin vida corpórea, fueron reales porque ellos los imaginaron. Livio Ramírez Lozano, José Luis Quesada, Marco Tulio Del Arca y Heber Ernesto Sorto, de diferentes edades y generaciones; pero, todos poetas consagrados, con rutas individuales emocionantes, experiencias singulares específicas, modelos y formas de expresarlas muy particulares en cada uno de ellos, se toman de la mano para mostrar – en este anunciado primer tomo de un libro más grande y fornido que, aparecerá en el futuro –, el largo recorrido desde sus fuentes hasta este regreso simbólico, en que la santa poesía, renueva los olores de la ciudad de sus amores. Cada uno con su tono, con su propio manejo de la palabra; pero los cuatros, con la brida del potro indómito, piafando sobre los viejos caminos y en la puerta de las antiguas querencias, regresan a la ciudad de los amores compartidos por todos, a confirmar que Olanchito es, antes que cualquiera otra cosa, la ciudad de la palabra y por esa vía, la ciudad de la poesía.<br />
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La cuna de los poetas, la Ítaca de los soñadores, el faro de los que siempre vuelven.<br />
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Y el espacio físico en donde las palabras tienen, sus más profundos e intensos ecos multifacéticos. Bienvenidos los que nunca se han ido; los que nunca han dejado las pequeñas cosas de Olanchito y los que solo se fueron para conocer el mundo del mas allá y descubrir que aquí, es el principio y el fin de todas las cosas. Las puertas están como cuando se fueron, abiertas de par en par.<br />
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Por su Penélope, que los estuvo esperando siempre, tejiendo y destejiendo los sueños, las esperanzas y los recuerdos nuevos por vivir. Ellos llegan con sus versos, para entregarlos, amorosamente a los pies de la ciudad.<br />
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De su ciudad. Para que todos recuerden que Olanchito, siempre ha sido y será, la ciudad de la palabra y la capital de la poesía.<br />
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<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhDAQtjWissgK2ze9wfPekxqruKhet5BVbGm4eEg4y1S-llelnyDPwVQGvVNq1qNgASJG5upGnDm6AuTdl-0i28BYBWLUsryCEPZbbHybps68c93SLyLJeTqlOwj0nPywkStS1fNYBMy_U/s1600/imaginarios-carlos-escamilla-L-rsL0NV.jpeg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Olanchito,literatura de Olanchito,Honduras, literatura de Honduras" border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhDAQtjWissgK2ze9wfPekxqruKhet5BVbGm4eEg4y1S-llelnyDPwVQGvVNq1qNgASJG5upGnDm6AuTdl-0i28BYBWLUsryCEPZbbHybps68c93SLyLJeTqlOwj0nPywkStS1fNYBMy_U/s1600/imaginarios-carlos-escamilla-L-rsL0NV.jpeg" height="132" title="El escritor olanchitense Carlos Escamilla en la Feria Internacional del Libro Miami 2015" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Carlos Escamilla </td></tr>
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Por : Jordi_diez<br />
Según confiesa el propio autor, él es de Olanchito, una población de Honduras que se caracteriza porque desde el año 1530 en cada casa, por humilde que sea, vive un poeta, y no voy a ser yo quien lo ponga en duda porque en la casa donde nació el señor Carlos Escamilla no solo les nació un poeta, sino que les nació un escritor con un talento extraordinario para este trabajo de juntar letras y convertirlas en historias.<br />
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Y esto es lo que ha hecho precisamente el autor en un compendio de cuentos, vivencias e historias, muchas de ellas narradas en primera persona y otras en tercera, pero situadas dentro de su círculo más cercano, juntar letras y convertirlas en pequeñas obras de gran talento. <br />
Como he dicho en otras ocasiones en este mismo blog, no soy demasiado amante de los cuentos, a pesar de que los disfruto muchísimo mientras los leo, pero si bien entiendo que es un palo de la literatura de gran dificultad y valor literario, creo que en las novelas es donde el esfuerzo y el talento real del autor se ve con mayor claridad, por eso estoy esperando en ascuas una novela de Carlos Escamilla. Él mismo se declara en uno de sus cuentos incompetente para escribir una novela, pero estoy seguro de que no lo es. Solo es miedo escénico previo al reto.<br />
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En su libro Imaginarios denota un talento extraordinario, una capacidad de narración que no tiene nada que envidiar a los grandes. Puede parecer exagerado lo que digo, pero no lo es. Quizá la obra no sea la mejor del mundo, pero hay momentos en las letras del señor Escamilla que me quedé boquiabierto con la facilidad de su prosa y la belleza de la misma. Eso es un don, que se entrena, por supuesto, pero es un don que como los famosos pimientos del Piquillo, unos lo tienen y otros non.<br />
Como en cualquier libro de cuentos, hay algunos que me han gustado mucho, como El diablo, por citar uno de los últimos, y otros que no tanto, pero el conjunto de ellos guarda una línea argumental relacionada con la vida del autor, sus orígenes en Honduras, en Olanchito, y su vida de inmigrante en los Estados Unidos. Y es desde esa óptica de desterrado que delata las penurias de sí mismo y de su entorno por adaptarse al nuevo país, así como describe la añoranza de los inmigrantes y la inestabilidad en la que viven aquellos que han cruzado a tierra desconocida sin llegar a marchar nunca y sin poder regresar jamás.<br />
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Os dejo una muestra de un minicuento que se titula <span style="font-size: large;">Ilusión:</span><br />
<span style="font-size: large;"><br /></span>
<i>Por mucho tiempo fue el dueño indiscutible del récord de la patada más alta en Latinoamérica.</i><br />
<i>Luego, alguien le aseguró que en los Estados Unidos ganaría mucho más dinero con el manejo del taekwondo.</i><br />
<i>Ya han pasado varios años y no volvió a saltar.</i><br />
<i>Por el contrario, cada vez que se agacha a pegar un ladrillo, le cruje la espalda y, desde el fondo de su alma, maldice a Nueva York.</i><br />
<i><br /></i>
De verdad os recomiendo las letras del señor Carlos Escamilla, a quien veo como una especie de gran bailarín que no se atreve todavía con una obra completa de Txaikovski, pero al que ya se le adivinan las maneras que lo llevarán al circuito internacional en cualquier momento, y entonces, cuando suceda esta evidencia, nosotros podremos decir: yo ya lo conocía.<br />
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<span style="font-size: large;">Resumen del libro (editorial)</span><br />
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Imaginarios es un libro de cuentos en tres partes.El futuro, invitan a un joven poeta a participar en la Feria del Libro de Miami.El presente, vivencias de un joven emigrado a Estados Unidos.Y el pasado, el mundo mágico en Olanchito Yoro, Honduras.Imaginarios se enfoca en las influencias culturales de la sociedad latinoamericana en Estados Unidos y al revés; porque de alguna manera ambas sociedades están conectadas, y por lo tanto, es fácil perder el sentido de la realidad cuando se vive en un punto intermedio.<br />
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<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiuFqGPJgl7k363i9syfICY662nvO0H5jwLxwyJNZhUQ-miA2y0_1MNaNLL7S6vcxhFSjjeB-8UQdXOwJ5BAURzKdKw3mAKqChYsP6Nk9cxSNFfhhNvb3fhuPs6O3ySNaFKO55dIx4InNA/s1600/ISABEL-AMAYA-MADRE-DE-RAMON-AMAYA-AMADOR-770x470.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Olanchito,historia del teatro en Olanchito, Honduras" border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiuFqGPJgl7k363i9syfICY662nvO0H5jwLxwyJNZhUQ-miA2y0_1MNaNLL7S6vcxhFSjjeB-8UQdXOwJ5BAURzKdKw3mAKqChYsP6Nk9cxSNFfhhNvb3fhuPs6O3ySNaFKO55dIx4InNA/s1600/ISABEL-AMAYA-MADRE-DE-RAMON-AMAYA-AMADOR-770x470.jpg" height="195" title="Isabel Amaya, madre de Amaya-Amador, en una fotografía tomada posiblemente en 1908. Sentada, a su lado, su madre, Felipa Amaya." width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption">Isabel Amaya, madre del escritor Ramon Amaya Amador</td></tr>
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Por : Juan Fernando Avila Posas<br />
No existe hasta el momento una fecha específica que determine con exactitud, el día, hora y fecha de cuándo se inició el teatro en la Ciudad Cívica de Honduras, ni la noche en que por primera vez se presentaron en el improvisado escenario el elenco de actores y actrices a desarrollar el potencial de sus facultades históricas. De lo que sí se tiene seguridad, es que fue el profesor JOAQUÍN REYES TEJEDA, nacido el 26 de junio de 1886, el indudable iniciador de esta disciplina artística, que envolvió a una juventud inquieta en la dramatización en los primeros años de la tercera década del siglo pasado (1930-1940), y creó las condiciones para el posterior desarrollo de lo que es hoy día, la HISTORIA DEL TEATRO EN OLANCHITO.<br />
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JOAQUÍN REYES TEJEDA, como educador, había fundado en el año 1922 el INSTITUTO “PEDRO NUFIO”, en la ciudad de Olanchito, en reconocimiento y gratitud a quien fuera su maestro y le entregara el título de docente en noviembre de 1914 en la ESCUELA NORMAL DE VARONES de Tegucigalpa. Mucho tiempo después, REYES TEJEDA, había escrito una obra dramática de dos actos conocida con el nombre de LOS SIETE PECADOS CAPITALES, de la que se ignora si fue llevada a los rudimentarios tablados de la época, e infortunadamente quedó inédita y el instituto fundado desgraciadamente tuvo vida efímera, mientras el maestro REYES TEJEDA, fue exigido a ocupar la dirección del INSTITUTO “LA FRATERNIDAD” de Juticalpa, Olancho, más tarde el mismo cargo en el instituto “JOSÉ CECILIO DEL VALLE” en Choluteca, como igual responsabilidad le delegaron en el Instituto “LEÓN ALVARADO” de Comayagua, y finalmente en el “MANUEL BONILLA” de la ciudad puerto de La Ceiba, Atlántida.<br />
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JOAQUÍN REYES TEJEDA, retornó a su tierra natal, después de haber cumplido una misión histórica y educativa, ocupando igualmente direcciones de Educación en los departamentos de Yoro y Atlántida, y fue después cuando se ocupó definitivamente de implementar el teatro de la Ciudad Cívica de Honduras.<br />
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Se presume que fue el año de 1934, cuando reclutó una serie de señoritas talentosas de belleza resplandecientes y jóvenes deshinividos e inteligentes, para conformar el primer cuadro dramático, y llevar el escenario el mensaje de una nueva expresión, aunque fragmentaria, de las PASTORELAS DEL PADRE REYES, desconocidas por el público, que recibió con entusiasmo y receptividad el mensaje y los monólogos de algo hasta entonces desconocido por los numerosos espectadores.<br />
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En base a lo descrito, se considera a JOAQUÍN REYES TEJEDA, como el indiscutible pionero de este arte, hoy evidentemente olvidado, y sin posibilidades comunales de reivindicación.<br />
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JOAQUÍN REYES TEJEDA, falleció de muerte natural el 8 de junio de 1948 en la ciudad de Olanchito, a los sesenta y dos años de edad (62), dejando un legado histórico, educativo y cultural en la sociedad, que supo valorar su esfuerzo creativo y su empeño cultural.<br />
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Muerto el honorable maestro y quedando el teatro en la orfandad, MARÍA ISABEL AMAYA, madre del escritor RAMÓN AMAYA AMADOR (1916-1966) asumiría con elevados grados de responsabilidad la dirección escénica, conservando un reducido número de intérpretes, quienes con el fallecimiento del principal gestor dramático, vieron capitular sus inquietudes, obligando a la nueva promotora cultural el reclutamiento de personal joven, aunque desconocedores del arte, para impulsar nuevamente el género artístico en el ambiente distrital.<br />
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MARÍA ISABEL AMAYA, había recibido sus primeras lecciones y logrado un aprendizaje fácil y admirable al lado del maestro REYES TEJEDA. Ella fue una mujer dotada de talento natural para asimilar los recursos dramáticos del teatro popular, y poseedora de manos prodigiosas para la confección artística de flores artificiales con la que ornamentaba las imágenes de la Iglesia Católica, y donde encontraría igualmente el tejido de un amor secreto con el sacerdote GUILLERMO R. AMADOR, encargado de la parroquia de la localidad y de cuya relación, naciera un 28 de abril de 1916 el célebre escritor y novelista RAMÓN AMAYA AMADOR.<br />
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De su sensibilidad en el arte floral de su cultura para la dramatización, y de su sentido único para la dirección escénica, nació en su interior una pasión y así continuar con la misión heredada simbólicamente por el maestro REYES TEJEDA. Con ese fin convocó personal, dentro de los que se inscribieron JESÚS SANDOVAL NÚÑEZ, AMÍLCAR LOZANO MURILLO, MANUEL LOZANO TEJEDA, ANTONIO R. NÚÑEZ, JULIA AGURCIA ALVARADO, ANA P. VALDERRAMOS, MERCEDES CANO RUIZ, ELVIA TINOCO, FRANCISCA ILIAS PLATA y muchos (as) que se identificaron con el elenco y se solidarizaron entusiastas con la nueva propuesta artística del teatro local.<br />
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MARÍA ISABEL AMAYA, se distinguió por su capacidad en el dominio de todo cuanto inicialmente había asimilado del arte dramático, y le dio sentido y perduración expresiva y cultural a lo que en el pasado naciera como fuente de placer estético en el medio.<br />
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Es indudable que con sus ideales influyó decididamente en la formación cultural de su hijo RAMÓN AMAYA AMADOR, para que este desarrollara sus potencialidades y talento como escritor, puesto en evidencia a través de cincuenta libros escritos, incluyendo dentro de los mismos la obra teatral LA PESTE NEGRA, con la que participó en el certamen literario promovido por la UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE HONDURAS, el año de 1957, donde se hizo merecedor de MENCIÓN HONORÍFICA, al declarar desierto el concurso por falta de participantes.<br />
<br />
MARÍA ISABEL AMAYA, falleció el 20 de febrero de 1946, dos años antes que el maestro REYES TEJEDA, y con su muerte el teatro dio por terminado su ciclo de presentaciones, culminando de esta forma una etapa trascendental para el arte dramático de la ciudad.<br />
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Tendría que vivirse un prolongado silencio en espacio y tiempo, hasta que a finales de los años cincuenta, providencialmente NORMA ROSALÍA QUESADA BARDALES, con el don propio y virtudes naturales de liderazgo y dirección, se le ocurriera expresar su talento e invitar familiares para constituir lo que una noche sería la renovación artística del TEATRO POPULAR EN OLANCHITO. El escenario fue improvisado, frente a la casa de su abuelo y patriarca de la familia don PRÓSPERO BARDALES NÚÑEZ, a quien dejaron desprovisto de sus sábanas y frazadas invernales, para organizar con ingenio y estrategias el manteado escénico, y hacer más fácil las manipulaciones y dominio de los telones a JUAN RAMÓN MARTÍNEZ BARDALES, quien desarrollaba funciones empíricas de tramoyista en las presentaciones nocturnales. El elenco artístico estaba integrado en su generalidad por familiares, vecinos y amigos, siendo los principales MELTON BARDALES MARTÍNEZ, ÓSCAR (COCO) BARDALES, POPITO QUESADA BARDALES, ELSA NÚÑEZ, MIGUEL ÁNGEL SOSA (LANGUE) SONIA QUESADA BARDALES, ANTONIO REYES (CAPITO) Y NORMA ROSALÍA QUESADA BARDALES, como responsable del montaje y dirección de la obra, presentando la velada melodramática con ejecuciones preliminares del trío de guitarras ejecutadas magistralmente por POLICARPO REYES SOSA (CAPO) ÁNGEL CÁLIX MERLO Y PASCUALIO DELARCA, quienes interpretaban canciones sentimentales de lo más renombrados cantantes mexicanos de la época, mientras se hacían los últimos detalles para develar el telón de la obra.<br />
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De los recuerdos inmemoriales que se conservan, es que la dramatización de la obra con fragmentos de la llegada de los TRES REYES MAGOS, presentada en los preludios navideños, a uno de los comediantes de escaza y despreocupada memoria, involuntariamente olvidó un fragmento de la sexteta que le correspondía exponer, y aquel lapsus imperdonable, indignó al propietario de la casa, exigente y sanguíneo por su estirpe española, quien en holocausto imprevisible, terminó llevando sus cobijas a su tibio regazo nocturnal, desmantelando aquel ensayo subliminal de una juventud que protegidos bajo el calor paternal se asilaron en una casa de donde posteriormente surgirían intelectuales renombrados como LISANDRO QUESADA BARDALES (poeta y escritor) NORMA ROSALÍA QUESADA BARDALES (actriz) MANUEL QUESADA BARDALES (poeta) JOSÉ LUIS QUESADA BARDALES (poeta y pintor) RIGOBERTO QUESADA FIGUEROA (poeta) JUAN RAMÓN MARTÍNEZ BARDALES (escritor y periodista) JUAN CARLOS QUESADA ORELLANA (poeta) ROBERTO QUESADA LÓPEZ (novelista) y tantos otros que hoy con su talento vigorizan ostensiblemente la bibliografía nacional.<br />
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NORMA ROSALÍA QUESADA BARDALES, cumplió de esta forma su deseo de quedar en la historia local como promotora de cultura desde una perspectiva donde pocos han querido incursionar, pero ella demostró con sus acciones estar preparada igualmente para salir airosa de este drama cotidiano que envolvió su vida.<br />
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NORMA ROSALÍA QUESADA BARDALES, falleció en la ciudad de La Ceiba el 8 de diciembre de 2014, antes de las fiestas navideñas como ella siempre lo soñó, a la edad de 79 años.<br />
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Cuando apenas era una niña de cara angelical, trenzas azabaches cayéndole en sus hombros como ríos caprichosos, siendo estudiante de secundaria en la intersección de la avenida La Unión y la calle El Telégrafo del Barrio Abajo, sobre un promontorio de piedras de lo que con el tiempo sería la residencia del más grande potentado local y diputado por el Partido Liberal SIXTO QUESADA SOTO, la señorita Alma Caballero Herrera (1947) según lo relata en una crónica genealógica de la familia Saravia, el doctor OMAR GONZALES, hacía sus primeros ensayos convocando actores de su edad, que se aproximaban a los espacios de la curiosidad juvenil deseando conocer un arte que había estado ausente por muchos años y era imperativa su reivindicación.<br />
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Esa tentativa de ALMA CABALLERO HERRERA, se produjo en la década del sesenta, cuando ella cursaba estudios secundarios, despertando inquietudes por su interés y sus iniciativas lírica de una nueva expresión del Teatro Popular en Olanchito.<br />
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJRaIq6YvIkuG89eisk4DzfNrHm_SwaeBspzsX1rnNhwmSzTXtC5Ohz2ne11BTrB5WCwO2LDrRZNVBhrwWF2xfWirSaJJxaauPmrmZNZZUxArWxWTOa7dkZTaxNyRBtVDfyKIonmGffxA/s1600/Alma-Caballero.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Olanchito,historia del teatro en Olanchito, Honduras,teatro" border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJRaIq6YvIkuG89eisk4DzfNrHm_SwaeBspzsX1rnNhwmSzTXtC5Ohz2ne11BTrB5WCwO2LDrRZNVBhrwWF2xfWirSaJJxaauPmrmZNZZUxArWxWTOa7dkZTaxNyRBtVDfyKIonmGffxA/s1600/Alma-Caballero.jpg" height="320" title="Alma Caballero doctorados en ESTÉTICA, CIENCIA Y TECNOLOGÍA DE LAS ARTES Y ESTUDIOS TEATRALES, en la universidad de París Vinsennes, en la admirable y legendario Francia, y en la UNIVERSIDAD DE TOLOUSE LE MIRAIL en la misma nación europea." width="266" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Alma Caballero Herrera</td></tr>
</tbody></table>
ALMA CABALLERO HERRERA, demostró a temprana edad, ser poseedora de talento para el manejo y conducción teatral, sin haber recibido orientaciones de ningún dramaturgo o conocedor de dirección escénica, ni lecciones de prosodia, pero ella traía vocación y caudal artístico, que más tarde desarrollaría con profesionalismo y de manera libertaria, cuando obtuvo sus doctorados en ESTÉTICA, CIENCIA Y TECNOLOGÍA DE LAS ARTES Y ESTUDIOS TEATRALES, en la universidad de París Vinsennes, en la admirable y legendario Francia, y en la UNIVERSIDAD DE TOLOUSE LE MIRAIL en la misma nación europea.<br />
<br />
Hoy día, ALMA CABALLERO HERRERA, es promotora del TEATRO EN HONDURAS, habiendo sido fundadora del DEPARTAMENTO DE ARTES de la UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE HONDURAS, directora del taller de la tarde en Tegucigalpa, directora del Teatro Zamora, en la misma capital, participante del TEATRO UNIVERSITARIO DE HONDURAS, e integrante del CUADRO DRAMÁTICO DE TEGUCIGALPA, habiendo realizado una carrera exitosa junto al extinto dramaturgo hondureño FRANCISCO SALVADOR, quien dejó una huella inalcanzable en el desarrollo histórico del Teatro de Honduras.<br />
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Paralelamente ALMA CABALLERO HERRERA, ha investigado y escrito libros disciplinarios de arte como EL TEATRO EN HONDURAS, junto a FRANCISCO SALVADOR, publicado por SECTIN en 1977, y otras obras genéricas dentro de los que se incluyen LAS PASTORELAS DEL PADRE REYES, LA BRUJA DEL SIGLO DE ORO, EL BAILE DE LAS TIRAS, EL BAILE DE LOS MOROS Y CRISTIANOS, Y FRANCIA EN EL TEATRO CENTROAMERICANO, que dan fe de su preocupación y estudio sobre el teatro hondureño y regional centroamericano, y como miembro del INSTITUTO INTERNACIONAL DE TÉCNICOS Y CRÍTICOS DE TEATRO LATINOAMERICANO.<br />
<br />
Los olanchitos con sensibilidad artística, que por cierto se contabilizan por cienes, y los vecinos de la avenida La Unión y la Tiburcio Carías Andino, que fue el domicilio donde pasó su adolescencia, y la unión donde han nacido el mayor número de intelectuales de renombre nacional, recuerdan con sentimiento y eterna nostalgia y admiración, la niña que fue ALMA CABALLERO HERRERA, caminando orgullosa por las calles coloniales de nuestro pueblo con sus trenzas envidiables y coquetas, en la anunciación juvenil de lo que sería con los años, un valor inequívoco del arte dramático nacional.<br />
<br />
Por esos mismos años de efervescencia cultural e inquietudes estudiantiles JOSÉ LUIS QUESADA BARDALES, hermano menor de NORMA ROSALÍA QUESADA BARDALES, nacido el 12 de septiembre de 1948, revelaría inclinaciones para la dirección escénica, formando un elenco protagónico con compañeros de estudios de nivel medio al interior del INSTITUTO “FRANCISCO J. MEJÍA” y montando pequeñas obras de un solo acto, que serían aplaudidas por el conglomerado juvenil, cuando eran presentadas en los años setenta en las festividades promovidas en el centro de educación media, como también en los actos cívicos de inusitada alegría de la colectividad municipal.<br />
<br />
Esta facultad direccional artística parece que fue un legado cultural que dominó con acentuada determinación la sensibilidad de la familia, pues años antes como queda consignado, su hermana mayor NORMA ROSALÍA QUESADA BARDALES, había realizado un intento expresivo del arte escénico en uno de los barrios más bullangueros de la ciudad como fue el barrio El Jazmín, donde se preeminenciaron veladas artísticas que hoy recordamos con indescriptible y acentuada saudade.<br />
<br />
Más tarde JOSÉ LUIS QUESADA BARDALES, emigraría a la hermana República de Costa Rica a realizar estudios superiores de FILOLOGÍA en la Universidad “RODRIGO FACIO” y a entregarnos, “una poesía de raíz existencialista en la cual predomina una visión bastante precisa de la vida, que en términos generales no lo abandonara en su poesía posterior”, según el análisis teórico de la crítica de literatura hondureña HELEN UMAÑA.<br />
<br />
Hoy JOSÉ LUIS QUESADA BARDALES, además de burilar poemas, plasma su expresión artística en lienzos expresionistas de un arte que subsidiariamente domina con intenso colorido. Hoy igualmente el poeta es PREMIO NACIONAL DE LITERATURA “RAMÓN ROSA” y uno de los valores fundamentales de la nueva lírica hondureña.<br />
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Pero si JOSÉ LUIS QUESADA BARDALES, abandonó lo que parecía el resurgimiento del teatro en la ciudad, paralelamente creó espacios para que una inolvidable mañana en el acontecer apacible y provincial, unas tímidas nubes se replegaran animadas pretendiendo techar la imponente majestuosidad isosélica del CERRO PACURA, preludiando que en el anochecer llovería, pero ese 19 de julio de 1979, a pesar de los pronósticos no llovió. Los habitantes siguieron realizando su rutina cotidiana, y gracias a mi obligado tránsito por el parque Central, divisé en una esquina propiedad de la Iglesia Católica, en una casa de paredes de adobe, techo de tejas, dos puertas y una ventana, a un sacerdote norteamericano con su irrenunciable tipología de un clásico “hipster” antecesor del Hippie (como bien lo conceptualizara y describiera el novelista NORMAN MAILER, en un ensayo publicado en (DISSENT), vestido de pantalón jean descolorido, camisa ligeramente imprecisa, pelo largo y excesivos aditamentos en su entono corporal, que poco o nada expresaban su vocación pastoral, y que más tarde supe se trataba de JACK WARNES, junto a una generación de muchachos vanguardistas de la PASTORAL JUVENIL ESCLESIÁSTICA, colocaban un rótulo frontal en la vieja construcción, donde anunciaban la apertura del TEATRO LA FRAGUA, y la presentación esa noche de la obra DOS JUEGOS X, custodiado el rótulo por dos banderas verdes amárelas, donde la sociedad tendría la feliz oportunidad de conocer la síntesis del TEATRO CAMPESINO CALIFORNIANO, con la obra, LAS DOS CARAS DE MI PATRONCITO.<br />
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEglw-b23xmAmQ_GKbApeutIJ5IUMpAGZNAdC9H6seN5H86NtG0I9EkwBJAV7nCHgUN45Lv-QVHCgDR64uukWdDWyL1DZCrMtGbWD2emDaYEKTjIXPFcmK8tVSEQqjriePzfjOVKz3850G8/s1600/download.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Olanchito, Historia del teatro en Olanchito, Honduras, teatro" border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEglw-b23xmAmQ_GKbApeutIJ5IUMpAGZNAdC9H6seN5H86NtG0I9EkwBJAV7nCHgUN45Lv-QVHCgDR64uukWdDWyL1DZCrMtGbWD2emDaYEKTjIXPFcmK8tVSEQqjriePzfjOVKz3850G8/s1600/download.jpg" title="El teatro La Fragua se fundó en la ciudad de Olanchito: el 19 de julio de 1979 por Jack Warner en esta casa propiedad de la iglesia catñplica frente al parque de Olanchito" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Aqui se fundó el Teatro la Fragua (Olanchito)</td></tr>
</tbody></table>
La llegada del TEATRO LA FRAGUA, el 19 de julio de 1979, vino a vigorizar una inquietud casi extinguida, y usar el teatro como lo diría MARGO WICKESSER, una de sus exconformantes, como instrumento o herramienta educativa para afirmar la riqueza, la belleza y poder de los valores hondureños.<br />
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Posterior a la migración hacia la ciudad ribereña de PROGRESO del TEATRO LA FRAGUA, donde fuera trasladado en su misión sacerdotal el jesuita JACK WARNER, al interior del instituto “FRANCISCO J. MEJÍA”, principal centro educativo de la localidad, la licenciada en Letras y Lenguas LUISA ORELLANA LOZANO, dentro de sus iniciativas pedagógicas, organizó lo que se conoció como TIFRAJME (Teatro del INSTITUTO FRANCISCO J. MEJÍA) presentando dramas cortos que informaban de su sensibilidad creativa y didáctica, y la búsqueda de valores con disciplina artística y facultades para desarrollar las obras con talento escénico.<br />
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Lo que primero presentó fue la obra A RAZ DE SUELO, que mereció el aplauso generalizado de la colectividad estudiantil, más tarde otro drama conocido como LOS INQUILINOS DE LA IRA, y finalmente EL ESCULTOR, además de obras mímicas como LA SONÁMBULA, hasta pretender llevar al escenario de manera monumental la obra, PRISIÓN VERDE, de RAMÓN AMAYA AMADOR, que constituyó indudablemente un desafío en su montaje y diálogos, utilizando para ello personal académico dentro de sus propios compañeros de trabajo.<br />
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Pero el TIFRAJME no se circunscribió escénicamente al interior del Instituto, sino que trascendió el dominio público cuando fueron llevados sus dramas al conocimiento general en el marco esplendoroso de las festividades de la SEMANA CÍVICA, lo que marcó un hito histórico dentro de la comunidad, captando la merecida ovación de la sociedad, ansiosa de disfrutar un género que se rescataba con entusiasmo y deliberado vigor cultural.<br />
<br />
Hoy de aquel impulso apenas sobreviven el recuerdo y en la historia del instituto que le vio nacer, crecer y extinguirse, cuando los conformantes del elenco escénico terminaron exitosamente sus estudios, y emigraron en busca de sus verdaderos destinos, y la licenciada LUISA ORELLANA LOZANO, se refugió en su feliz y merecida jubilación, después de una entrega sin paralelo en la preparación de cuadros que hoy constituyen honra y orgullo de la sociedad.<br />
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8XwjANU2ou4EAy1ksXewX7GV5Psuw9TNTp1rTTxYRUgdm0Usj2R5tuT2W7GcW3bKNbuNBhT7oCZ9gXoEj4we9DuAYWLGk2xfACvtOES2YZ1Z97U6xbTBG4MGoWJJcO9qT7uT_x_5OszU/s1600/teatrotolupan.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Olanchito,historia del teatro en Olanchito, Honduras, teatro" border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8XwjANU2ou4EAy1ksXewX7GV5Psuw9TNTp1rTTxYRUgdm0Usj2R5tuT2W7GcW3bKNbuNBhT7oCZ9gXoEj4we9DuAYWLGk2xfACvtOES2YZ1Z97U6xbTBG4MGoWJJcO9qT7uT_x_5OszU/s1600/teatrotolupan.jpg" title="El Teatro Tolupan de la comunidad de Agalteca y Sabanetas en Olanchito, Yoro" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El Teatro Tolupan </td></tr>
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Finalmente en los años recientes y en los que quedan por vivir, un hijo de Olanchito, actor de los principales escenarios de la costa norte, miembro del célebre TEATRO LA FRAGUA, como es EDDY BARAHONA, se ha encargado de organizar y dar vida a lo que se conoce como TEATRO TOLUPÁN, reclutando miembros de la comunidad Xicaque de Agalteca (distante a dos leguas al norte de Olanchito) adaptando piezas y temas vinculados con la perduración indigenista, la marginalidad y su virtual segregación, para llevarle a los tablados, y rescatar los valores de una etnia que ha sido tácitamente olvidada por la sucesión de gobiernos insensibles con las manifestaciones de la cultura y el arte en general.<br />
<br />
Las obras del teatro TOLUPÁN se han presentado en la CASA DE LA CULTURA, marcando una impronta expresiva y testimonial, de lo que debe ser el arte en nuestra patria, cuando predomina voluntad y los deseos de hacer bien las cosas como debe ser.<br />
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El teatro no debe convertirse simplemente en fuente de placer estético, sino en testimonio totalizante de creación, belleza y libertad.<br />
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Fuente de el articulo : Diario La Tribuna<br />
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<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7wLsFdt7lppxtKKpRtZaKbqJCYF_zXrgTfemojqvpJh8pgwgro7L9BfLkLSHgEr6hLo0IxNntc9Ho52c2R3_juy3iSauIVmqQ38kLACGmYYzzzRtHpLEALdeLZceDJ3kaOttsjFIi_o8/s1600/SOCIEDAD-IGUALITARIA-770x470.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Olanchito,historia de Olanchito, sociedad de Olanchito" border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7wLsFdt7lppxtKKpRtZaKbqJCYF_zXrgTfemojqvpJh8pgwgro7L9BfLkLSHgEr6hLo0IxNntc9Ho52c2R3_juy3iSauIVmqQ38kLACGmYYzzzRtHpLEALdeLZceDJ3kaOttsjFIi_o8/s1600/SOCIEDAD-IGUALITARIA-770x470.jpg" height="195" title=" En todas las sociedades del mundo los hay. Pero es obvio que, en comparación con lo que vemos ahora, Olanchito era una ciudad bastante igualitaria" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Torre del reloj del parque de Olanchito</td></tr>
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En este extenso articulo publicado en diario La Tribuna el Lic. Juan Ramon Martinez analiza la situación socioeconomica de la ciudad de Olanchito durante la época de 1940 a 1960 donde menciona innumerables personas que son de grato recuerdo para la sociedad de esta ciudad.<br />
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"No es que no hubiese diferencias y contradicciones. Económicas, políticas y sociales. Ni pequeños explotadores; ni míseros sirvientes En todas las sociedades del mundo los hay. Pero es obvio que, en comparación con lo que vemos ahora, Olanchito era una ciudad bastante igualitaria, — con un solo sector que podría considerarse con el lenguaje de ahora, marginal o excluido: los “mirriñaques”, dedicados, sin embargo, a la pesca artesanal individual; los peones de los hacendados, las empleadas domésticos y los “criados” de las familias pudientes (Rosendo Ochoa y Teófilo Cruz)–, y con pocos mecanismos de exclusión social, de forma estructuralmente deliberada.<br />
<br />
Los últimos, fueron superados con la creación del Instituto Francisco J. Mejía (1943), lo que permitió el ascenso social y económico de los más pobres, con tal que tuvieran el deseo de salir adelante, cursando estudios en la más alta institución educativa de la ciudad. Y se formaran intelectualmente, porque para entonces, lo educativo, le disputaba el prestigio a lo típicamente económico. Y a lo político. Y por, supuesto, a la estratificación social, que operaba artificialmente, más por razones nostálgicas, necesidades de diversiones compartidas; o inventos sin fundamento.<br />
<br />
Otra cosa que, llama la atención, en la época estudiada, es la proliferación de actividades económicas a que se dedicaban los vecinos de la entonces conocida ya como “ciudad cívica”. Todo el mundo trabajaba en algo. De forma que todos; o casi todos, tenían ingresos. Muy pocas personas eran desempleadas. Los que ejercían la mendicidad eran, desconocidos; o los que, por no tener una casa suya o de un allegado, terminaban durmiendo en la calle. Lo que todavía marcaba las diferencias muy sutiles de “clase” en la ciudad, era la frontera entre los grandes ganaderos y los más pequeños. Con la diferencia que, estos últimos, tenían casi siempre, otras actividades complementarias que, normalmente se relacionaban con el comercio, la pequeña industria, la enseñanza o el ejercicio de profesiones liberales como la medicina, el magisterio o el derecho, especialmente.<br />
<br />
Esta frontera, permitía diferenciar a la “clase alta”, de la “clase media”. O lo que llamaba Ramón Amaya Amador, — en el ejercicio preliminar de sus tanteos para entender la realidad política – “los de primera, de los de segunda”. En 1946, propuso y logro – tal el grado de influencia que para entonces había logrado– que se organizara la “Segunda Clase” de Olanchito, cuyo primer presidente fue Lino E. Santos y la primera Tesorera Donatila Colindres Bardales.<br />
<br />
La auto titulada “Primera Clase” hacia a finales de la década de los cuarenta, sus propias y exclusivas fiestas que, como es natural, eran muy reducidas numéricamente; y obligadamente, aburridas. En cambio, las fiestas de “Segunda Clase” eran numerosas, ruidosas musicalmente alegres, y divertidas.<br />
<br />
Y, la otra fuente diferenciadora, era el acceso a los estudios, universitarios o no, en México, Estados Unidos, Tegucigalpa, el Zamorano o la Escuela Granja Demostrativa de Catacamas, que para entonces, mediante becas en el gobierno, había permitido nivelar a los hijos de los “más riquitos” – los de “Primera Clase” — de los que no lo eran tanto; o que pertenecían a la “Segunda Clase”. Posiblemente, la primera institución que abrió las puertas, para que los pobres e integrantes de la “segunda clase” de Olanchito pudieran estudiar en Tegucigalpa – en donde solo lo hacían los hijos de los más integrados con las fuerzas de poder de la capital, los que tenían más recursos; o los más agresivos que se iban por su cuenta – fue la que después se llamaron, las Fuerzas Armadas. Los mejores ejemplos fueron Alejandro Galo, Enrique Soto Cano, Pito López, Arnaldo Miranda, Omar Ramírez, Alberto Urcina, Eulalio Duran y Carlos Dubon, que ingresaron e hicieron carrera en la Fuerza Aérea, sin ser miembros, la mayoría de ellos, de las familias que hasta 1944, se llamaban de “primera” en la ciudad. (La excepción es, posiblemente, el piloto aviador Omar Ramírez, hijo de Mauricio Ramirez). Otros, hicieron carrera en la infantería como fue el caso de Amilcar Zelaya Rodriguez, el que más alta posición política, ha ocupado en toda la historia de la ciudad.<br />
<br />
Pero lo más interesante de todo es que, como decíamos antes, todo el mundo tenía una ocupación definida. O varias, con las cuales, subvenían sus necesidades, participaban en diferentes estratos de la sociedad; y creaban algunos excedentes que capitalizados, le servían para alcanzar la cúspide de la pirámide social que estaba representada por la posesión de alguna propiedad ganadera mayor; o tener casa de alto. Carlos Martínez (*), ahora ingeniero civil retirado, hijo de un carretero de entonces (Tavo Soto) y nieto de un ganadero y residente en “casa de alto”, Félix Soto, nos ha proporcionado, con la diligencia de un Antonio R.Vallejo local, una descripción, con nombres y oficios, de esa pirámide local que describiremos a continuación. La clasificación por supuesto, es responsabilidad total del autor.<br />
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La clase alta, la primera, estaba integrada por los ganaderos de más alta tradición en la historia de la comunidad – que, además de los mencionados en un artículo anterior – eran entre otros, los siguientes: Norberto Quesada Soto, Sixto Quesada Soto, Juana Quesada Soto, Daniel Quesada, Andrés Alvarado, Felipe Ponce, Félix Soto, Prospero Bardales, Jacobo Puerto, Francisco Meléndez, Francisco Romero Lozano, Salomón Sosa, Tomas Ávila Ruiz, Claudio Orellana, Jacinto Sorto.<br />
<br />
Como sub clase, miembros de la baja clase superior, hay que mencionar a <i>los comerciantes de origen árabe y nacionales</i>, que controlaban el comercio a gran escala, mediano nivel y bajo, con fuerza de crecimiento: Emilio Chahin, Nicolás Marzuca, Gregorio Marzuca, Carlos Hoch, Emilio Chahin, José y Victoria Chahin, Leonor Mahomar, Rafael Nasar, Nasry Mahomar, Serapio Bedeck, Nicolás Marzuca hijo, Camilo Nassar, Elena Yacaman, Jorge Bendeck, Salomón Busmail, Felipe Ponce, Alirio Ponce, Mauricio Ramírez, Rafael Ramos Rivera, Alfredo Ramos Rivera, Ramón Pineda, Arturo Rosales, Ángela Acosta, Arnulfo Fúnez, Francisco Nasser, Pio Carrasco, Tomas Bonilla, Jesus Villafranca y Nuncho Quezada;<br />
<i>los médicos y cirujanos</i>: Pompilio Romero, Octavio Bennet, Tomas Ávila Ruiz, Raúl Madariaga, Marco Antonio Ponce, Marco Tulio Burgos, Francisco Murillo Escobar, Roberto Mejía Durón, Felipe Ponce, Saúl Ayala Ávila, Rafael Ruiz Leiva; los dentistas: Ramón Molina Pastor, Sixto Quezada Soto, Constantino Martínez, Marco A. Sosa, y el técnico dental Francisco Maradiaga;<br />
<i>los agrónomos:</i> Manuel Dobles (Costa Rica), Coy Hum (Guatemala), Regino Quesada Ramírez, Roberto Salas Posas, Alfredo Murillo Galo, Luis Enrique Aguiluz, Roger Valerio, Antonio Bourdeth, Elfego Fernández, Rene Servellon, Marcelino Pineda, Angel Suazo, Osman Fajardo, Juan Solórzano, y Martin Matute;<br />
<i>los altos funcionarios de la Stándard residentes en Olanchito</i>: Mauricio Ramírez, Francisco Núñez, Sergio Castro, Rafael Melara Mercadal;<br />
<i> los diputados al Congreso Naciona</i>l :Francisco G. Ramírez, Mauricio Ramírez y Francisco Murillo Soto; los alcaldes municipales: Francisco Murillo Soto, Felipe Ponce, Francisco R. Lozano, Dionicio Romero Narváez, Ramón Duran Hernández, Santos Reyes, Purificación Herrera, Roger Orellana Irías; los comandantes militares y de la Guardia Civil: Alfredo Galo, Faustino P. Calix, Salomón Sosa, Felix Velásquez, Camilo Mejía, Chito Cárcamo, Eligio Bautista, Cándido Amaya, Carlos Fortin, Arturo Rosales;<br />
<i> los directores del Instituto Francisco J. Mejía</i>: Francisco Murillo Soto, Modesto Herrera Munguía, Julio C. Benites y Jesús Medina Nolasco; y los directores de las escuelas primarias de la ciudad: Alicia Ramos de Orellana, Francisco Murillo Soto, Rafael Núñez España, Manuel de Jesús Castro, y Renato Quesada;<br />
<i> las profesoras de la Escuela de Niñas José Cecilio del Valle</i>: Alicia Ramos de Orellana, Gloria Quesada, Gloria de Lobo, Ondina Núñez, Celia Saravia de Fúnez, Raymunda Soto de Valerio, Mercedes Mesa, Olimpia Ramos, Thelma (Tita) Galdamez, Yolanda Quesada, Olivia Cartagena, Hilda Murillo, Elvia Murillo, Telma Murillo, Olga Teresa Reyes;<br />
los profesores de la Escuela de Varones Modesto Chacón: Francisco Murillo Soto, José Antonio Rodríguez, Manuel Cabrera, Jesús Villafranca, Humberto Meléndez, Plutarco Meléndez, Carlos Saybe, Jesús Núñez España, Alejandro Lobo Calix, Cristelia Soto, Máximo Chandia, Tila Soto de Murillo, Antonio Murillo, Joaquín Reyes Figueroa, Donaciano Reyes Posas, Ramón Amaya Amador, Oscar Murillo, Candiano Lozano, Francisco Lozano, Juan Ramón Fúnez Herrera, Roberto Sorto, Salomón Sosa Enrique Bardales, Darío Meléndez, Teresa Soto, Cossete Morales Funes, Juan Ramón Martínez, Darío Meléndez, Adolfo Quesada Ramírez;<br />
<i>las secretarias comerciales </i>Ángela Acosta, Blanca Nieves Márquez, Delmy Ruiz, Delma Posas Hernández, Marina Lanza, Liduvina Orellana, Judith Argueta, Eda Puerto, Aleyda Moya Soto, Elizabeth Nuñez, Remi Rosales Nuñez, Judith Caballero, Paula Posas, Etna Estrada, Mirian Posas, Margarita Posas, Irma Cruz, Amanda Cruz, Lilian Ramires, Telma Carcamo y Ana Almendarez;<br />
<i> y los jefes expedicionarios</i>: Balbino Leiva, Florentino Gamoneda, Tulio Garín, Sabino Cartagena: <i>pequeños industriales, dueños de curtiembres </i>: Francisco G. Ramírez, Francisco Murillo Soto, Beto Quesada, Simeón Elencof, y Nuncho Quesada; de zapaterías y talabarterías con pincipios industriales, como era el caso de la del salvadoreño Ángel Orellana, Carlos Castro, Delio Lozano, Pedro Zelada (salvadoreño), Luis Zelada, Juan Delarca y Tico Araya; los transportistas,<br />
<i> dueños de automóviles</i>: Purificación (Puno) Martínez, Jorge Farusca, Leónidas, Alfredo y Alberto Zuniga, Danilo Moya, Moncho Ramírez, Armin Quesada, Francisco Gonzales Baca, María Gómez, Alfredo Castro, Raúl Estrada, Toya Yacaman, Carlos Hoch, Luis Alonso Martínez, Alirio Martínez, Juan Ramón Ramírez, Francisco Nasser, José Lozano y Enrique Lozano ;<br />
<i>los carreteros</i> Checho Núñez, Tavo Cano, César Castro (Camarada), Purificación Reyes (Capo), Margarito Suazo, Placido Almendarez, Ramón Fúnez y Fausto Cárcamo que eran propietarios de carretas tiradas por caballos; y los carreteros, dueños de carretas tiradas por bueyes: Purificación Reyes, Francisco Villagra, Antonio Meléndez, Tavo Soto, Donato Figueroa y Lucas Figueroa; y los dueños cultivos permanentes ( café ) Elías Serrano, caña de azúcar, Juan Rascof, naranjas, Marel Medina y plátano y chatas, Prospero Bardales y Francisco R, Lozano. Además,<br />
<br />
formaban parte de la “baja clase alta” de la ciudad,<i> los médicos</i> Octavio Bennet, Pompilio Romero, Tomas Ávila Ruiz, Raúl Madariaga, Felipe Ponce, Roberto Mejía Duron, Raúl Ruiz Leiva y Saúl Ávila;<i> los farmacéuticos</i>: Alirio Ponce, Jaime Ramírez, Carlos Chavarría y Carmen de Ponce;<i> los bacteriólogos</i>: Salustio Hernández y Salatiel Quesada, l<i>os ingenieros</i>; Juan Pablo Soto Sevilla, Elvin Ernesto Santos Lozano, Armodio Villafranca; <i>los abogados:</i> Isabel Núñez, José Ramírez Soto, Lucas Zelaya Lozano, Juan Ramón Calix, Efraín Ponce Tejeda, Epaminondas Quesada Ramírez, Florencio Puerto, Horacio Moya Posas, Orlando Lozano Martínez, Andrés Alvarado Puerto, Juan Roberto Murillo, Antonio Suazo, Ramón Ovidio Navarro, José María Carpintero, Pedro Antonio Urquia, Miguel Zepeda, Carlos Alberto Pineda Mesa, Roberto Martínez Agustinus y Ricardo León Castillo y <i>los tinterillos</i> Jesús Sandoval y Jesús Núñez.<br />
Además formaban parte de esta sub clase<i> los economistas</i>: Cecilio Zelaya Lozano, Leonel Ramírez Soto, Luis Andino, Antonio Puerto, Francisco Núñez Narváez;<i> los perito mercantiles y contadores públicos</i>: Celedon Morales, Carlos Urcina Ramos, Camilo Nasser, Fernando Servellon, Linda Nasser, Sotero Miranda, Santiago Saybe Mejía, Moy Núñez Narváez, Olga Murillo, Rafael Melara hijo, Rely Santos Lozano, Adolfo Amaya, Aquilino Díaz, Francisco Fúnez Herrera, Francisco Bustillo, Virgilio Cruz, Juan María Zuniga, Luis Alonso Zuniga, Oscar Puerto, Roger Orellana Irías, Lisandro Hernán Cruz, Juvenal Flores y Zenen Romero<br />
<br />
La clase media estaba integrada por los pequeños comerciantes: Francisco Santos Ramírez, Rita Rodríguez, Toñita Soto, Hermanas Zelaya, Donaciano Navarrete, Leandrita Moya, Efigenia Espinoza, Toñita Castejón, Jacinto Sorto, Angelita de Nasser, Sara Reyes, Victoriano Bardales Nuñez; dueños de bares y cantinas: Lino E Santos, Domingo Urbina, Fausto Castejón Rafael Martínez, Arturo Rosales, Mercedes Ponce, Ángela Acosta y Lalo Rueda;<br />
<i>sastres: </i>Samuel Rodríguez, Fermín Saravia, Aníbal Saravia, Emiliano Caballero, Alejandro Herrera, Federico Berrios, Raúl López, Felipe López Hernández, Rafael Martínez, Enrique Figueroa, Edgardo Posas Castro, José Martínez Caballero,, Laureano Irías, Efraín Duarte, Flavio Núñez, Rufino Calix Sevilla, Mario Membreño, Rolando Agurcia, David Lozano, Víctor Manuel Troches, Octavio Lozano, Julio Calix, Daniel Calix, Chico Calix, Hernán Melara, Blas Melara, José Abel Melara, Reynaldo Melara, Luis Alonso Posas, Osvaldo Sosa, Melton Bardales y Jaime Pérez;<i> costureras:</i> Toñita Soto, Cristelia Soto Sevilla, Olimpia Bardales Colindres, Donatila Colindres Bardales Colindres, Julia Bardales Rivera, Eva Varela, Lolita Varela, Rubenia Cartagena, María Fúnez Herrera, Hilda Armijo, Cordelia Castro, Lola Moya, Mercedes Ramos, Carmencita de Lanza, Eda Sandoval, Mercedes Sandoval, Amparito Caballero, Arnulfa Cano Ruiz, María Mercedes Cano Ruiz, Antonieta Chávez, Nila Chávez, Elvia Tinoco y Efigenia Espinoza;<br />
<i><br /></i>
<i> ebanistas y carpinteros:</i> Manuel Sandoval, Arturo Sandoval, Raúl Sandoval, Alberto Paguada, Salomón Busmail, Ángel Calix Merlo, Gumercindo Santos, Carlos Santos, Armando Santos, Francisco Ruiz (Chicho Ruiz), Ramón Castro, Salvador Morales, José María Rajo y Tiburcio Carias, estos dos últimos constructores de edificios y viviendas; <i>los hoteleros</i>; Leónidas Zuniga, Max Starkman, Elena Yacaman, Purificación Martínez y Argentina Bardales de Alvarenga; <i>los médicos naturistas o curanderos:</i> Rodrigo Núñez, Ramón Fúnez y Francisco Guillen D; y <i>los intelectuales</i> Dionisio Romero Narváez, Ramón Amaya Amador, Juan Ramón Fúnez, Lisandro Quesada, José Abel Melara, Faustino Calix, Roger Orellana Irías, Aquilino Díaz, Carlos Urcina Ramos, Luis Enrique Aguiluz, Juan Fernando Ávila Posas, Pablo Magín Romero, Antonio Romero, Francisco Sánchez, Wilfredo Mayorga, Juan Ramón Martínez, Ibrahim Puerto Posas y Blanca Amalia Sánchez.<br />
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El proletariado con bienes, estaba representado por los<i> albañiles</i>; Ramón Rosa, Héctor Ruiz, Beto Ruiz, Julián Pérez, Juan Pérez, Ernesto Rodríguez, Julio Herrera, Céleo Herrera, Héctor Ruiz y Beto Ruiz; el escribiente y archivero municipal Salomón Moya, el impresor Pablo Magín Romero; las floristas Lola de Cano y Dolores Martínez de Romero; los destazadores: Rubén Gómez, Leónidas Ruiz, Margarito Suazo, Daniel Lozano, Francisco Chahin, Jorge Chahin. Enrique Saravia, Ramón Cano, Samuel Posas, Tulio Cacarraco, Simeón Baca, Francisco Martínez, Martin Martínez, Jorge Martínez, Manito Guillen, Marcos Quezada, Tavo Soto, Cayo Sosa, Alfredo Villagra, Fernando Reyes, Tomas Almendarez, Pedro Sorto, Jorge Poste, Placido Almendarez, Pedro Posas y Francisco Posas;<br />
<i>los músicos</i>: Leónidas Ruiz Cano, Ismael Soto, José Martínez Caballero, Ramón Rosa, Luis Vargas, Rolando Agurcia, Plutarco Meléndez, Israel Flores, Antonio Espinal, José Estrada, Renán Núñez, Bill Oneill Santos, Carlos Inocente Urcina Ramos, Gilberto Zelaya, Jorge Burgos, Elfego Fernández, Antonio Burdeth, Héctor Núñez, Donaciano Reyes Posas, Israel Arteaga, Héctor Martínez, Juan Carmen Cruz Pery, Manuel López, Ángel Calix Merlo, Purificación Reyes,, Chico Reyes y en Sabanetas desde donde se desplazaban a la ciudad, Tío Gabo Cutinche y Chame, músicos de cuerdas. Al integrarse por parte de Lino Santos el Conjunto Lux, encargado de amenizar las fiestas semanales que se celebran en el salón del mismo nombre, llegan a la ciudad músicos que hacen grupo con los músicos locales: Alejandro Lincan, Arnulfo Martínez, Gustavo Kilter, Morris Thompson, Hermes Talavera ( el arreglista y el director del Conjunto Musical), Plutarco Meléndez, José Estrada y Edgardo Reyes (cantante);<br />
<i>los mecánicos con taller</i>: Ciriaco Núñez, Raúl Núñez Gomes, Lupercio Núñez, Armin Quesada, Ricardo Núñez, Héctor Murillo, Adelmo Urbina Martínez (Memo Tubo) e Israel Arteaga;<i> los carpinteros</i>: Ángel Calix Merlo, Francisco Cano, Ángel Torres;<i> los vendedores de lotería</i>: Raúl Rivera, Ángel Espinoza, Carlos Chávez hijo, Abel Zelaya, Antonio Narváez Rosales, Rigoberto Quesada, Conrado Quesada, Juan Edilberto Cano, Virginia Vaquedano, Irma Reyes, Simón Fajardo, Rubén Zapata, Antonio Almendarez y Telesforo Zapata que vendía la Lotería Mayor y tenía una clientela más extendida, incluso fuera de la ciudad de Olanchito;<i> relojeros</i>: Gonzalo Tablada y Roy Frazer; herreros y reparadores de pistolas: Pedro y Juan Janania;<i> los canillitas</i> distribuidores de periódicos: Bill Santos, ( El Cronista) Raúl Murillo (El Día), Cruz Pery (El Semáforo); <i>los lustrabotas</i> (todos menores de edad): Evelio Guillen, Roger Guillen, Oscar Rosa, Puri Rosa, José Rascof y Jardel Quesada; y los vendedores de golosinas Virgilio Cárcamo, José Rascoff, Luis “Pipi” Garay, Filadelfo Lobo, Teresa Sorto, Cesar Castro (Camarada) que vendía las famosas “estrellitas” de hielo y miel de diversos colores. Y otros más, que hacían sus ventas en los campos bananeros cercanos.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidtJzLLzGj1iQWWZzJi7bKbxfpqqTsMPqLdrsQK5tjyZ0Fi2bs-uC-8xHS0NeExoO5nLi6EkLVGSE_PS3wTz7Oed-4NrB7BdaWe5mmYjfSzprQL8PvgcN4iDz2-DSXBjSOzTt3iR2_aRM/s1600/FRANCISCO-MACOTO-DIA7-36.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidtJzLLzGj1iQWWZzJi7bKbxfpqqTsMPqLdrsQK5tjyZ0Fi2bs-uC-8xHS0NeExoO5nLi6EkLVGSE_PS3wTz7Oed-4NrB7BdaWe5mmYjfSzprQL8PvgcN4iDz2-DSXBjSOzTt3iR2_aRM/s1600/FRANCISCO-MACOTO-DIA7-36.jpg" height="400" width="227" /></a></div>
Aunque ya varios murieron, Francisco Macoto Cruz, de 87 años, es uno de los sobrevivientes de aquella expedición que en 1969 retornó de la selvática tierra misquita, después de haber encontrado la mítica Ciudad Blanca.<br />
fue el jefe de aquel singular grupo de hondureños que junto a tres misquitos y el jefe de un grupo Pech o Payas se fueron selva adentro y trajeron las pruebas de la existencia de una ciudad, que para los nativos es la Ciudad Mono.<br />
<br />
El entrevistado de Día 7 relató lo que vivieron durante 36 días entre gigantescos árboles, lianas, pantanos, monos, hormigas, guaras y serpientes. Se trata de otra civilización, que ahora la famosa revista National Geographic anuncia que podría ser la legendaria Ciudad Blanca, considerada la “joya de la corona” en Mesoamérica y buscada por arqueólogos y buscadores de tesoros.<br />
<br />
“Don Chico”, como le llaman cariñosamente, trabajó por 32 años en el Instituto Geográfico Nacional, como técnico en cartografía, formado en Estados Unidos y Panamá, donde adquirió los conocimientos necesarios para haber recorrido el país, inclusive por aquellos rincones más recónditos, identificando los puntos geodésicos en cada rincón.<br />
<br />
"<i>Soy nativo de Ojojona, viene a este mundo un 8 de diciembre de 1928. Me hubiera gustado haber nacido el día de los Reyes Magos, pero mi mamá me dio a luz antes.</i><br />
<i><br /></i>
<i>Técnico en cartografía, pero desde niño yo quería ser ingeniero y por mis circunstancias fue difícil estudiar eso. Trabajé de anotador de niveles, hice tantos trabajos en mi vida que ya ni me quiero acordar</i>"<br />
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<span style="font-size: large;">¿Es cierto que usted encabezó la expedición en busca de la Ciudad Perdida?</span><br />
Si, pero le quiero contar que venia de El Salvador de trabajar en 1969, en la propia guerra, yo hablaba el misquito y les pasaba los informes a nuestros combatientes. Teníamos claves para que el enemigo no nos entendiera lo que hablábamos. En el Instituto Geográfico me dijeron usted va para La Mosquitia, lo nombramos jefe de una expedición cartográfico a la Ciudad Blanca. ¿Y qué iba a hacer yo?, preparar las fotos, llevar la posición, agarrar el estudio y manos arriba.<br />
<br />
<span style="font-size: large;">¿Tenían conocimiento previo de donde estaba esa Ciudad Blanca?</span><br />
Esto nadie lo sabe, toda esa zona está cubierta de ruinas, no se sabía dónde está la propia Ciudad Blanca, pero entre Colón, Gracias a Dios y Olancho, hubo poblaciones que existieron hace miles de años. Eso allí está, nosotros lo constatamos.<br />
<br />
<span style="font-size: large;">¿Qué se hicieron los demás exploradores?</span><br />
Hay dos vivos y los otros ya murieron. Nosotros salimos ilesos de la selva. Allí vivimos todo tipo de aventuras. Qué íbamos a ir en helicópteros… que va aser!, a pura brújula a 90 grados al Este dirigí el grupo. Tomamos la posición y fue tan exactito que salimos por donde entramos.<br />
<br />
<span style="font-size: large;">¿Cómo fue esa aventura?</span><br />
Conseguí a un grupo de muchachos, un paya y tres misquitos. Un muchacho del grupo le pegó un leñazo a un barba amarilla que se me iba tirar. Ese muchacho me libró de esa mortal picadura. Esa selva es extensa y peligrosa.<br />
<br />
Más de un mes anduvimos por esa selva. Encontramos serpientes: lucerito, barba amarilla, tamagás negro, la yema de huevo, que es poco conocida. Toda clase de monos vimos.<br />
<br />
Hallamos una ciudad, se notaba que allí hubo alguna población y eso estaba lleno de culebras. Una piedra tenía tallada una serpiente, nosotros creímos que a esos indios los pudieron haber matado las serpientes porque usted se hubiera asustado si viera como habían. Hallamos una hormiga Sulí, negra, que viene tosiendo y no hay manera de evadirlas, hasta las serpientes se les apartan.<br />
<br />
Encendimos una hoguera porque solo le temen al fuego. Cuando esas hormigas vienen por el camino, las serpientes huyen y ahí es donde lo pican a uno. Esa experiencia nunca la había tenido. Yo fui no porque era valiente, sino porque era mi obligación y qué iba a hacer si me mandaron a buscar la Ciudad Blanca.<br />
<br />
Fue una bonita aventura, pero lloramos en la selva. Gracias a Dios íbamos con gente que no eran tontos. Esa expedición fue la más dura que hice en mi vida, pero fue maravillosa.<br />
<br />
Poblados indígenas donde las mujeres andaban con los pechos al aire y tapadas con hojas sus partes. Los hombres andaban igual. A nosotros nos dejaban pasar tierra adentro porque éramos respetuosos. Nosotros hallamos la mera Ciudad Blanca y eso informamos a nuestro jefe porque ese era el sentido de la exploración. Yo traía todo apuntado y así lo informé. Creo que nosotros hallamos una parte.<br />
<br />
<span style="font-size: large;">¿Y qué había en la ciudad?</span><br />
Piedras que tenían dibujadas serpientes, unas vasijas, una mesa con la serpiente dibujada, dos hombres hincados y un sol. Sillas de piedra y unas pirámides. Hicimos fotografías y en una grabadora relatamos lo que habíamos hallado. Todo eso se quedó en el Instituto Geográfico Nacional porque esa información era secreto de Estado.<br />
<br />
<span style="font-size: large;">¿Usted está seguro que es la Ciudad Blanca?</span><br />
Los nativos le llaman la Cuidad Blanca, así como dice la leyenda. Puede ser que sea o que no, pero lo cierto que eso está lleno de poblados que algún día existieron. Todo eso se lo ha tragado la selva ahora.<br />
<span style="font-size: large;"><br /></span>
<span style="font-size: large;">¿Es cierto que un explorador se perdió y nunca salió de la selva, buscando la Ciudad Blanca?</span><br />
Es que no es cualquiera el que entra y sale de la selva. Nosotros atravesamos la montaña, cruzamos ríos de agua cristalina donde las piedras solo relumbraban en el fondo; nos metimos por fangales y llegamos al punto donde había la ciudad. Los nativos nos contaron que unos gringos se perdieron y nunca volvieron a salir.<br />
<br />
¿Qué comían?<br />
Mono, jagüilla, danto, arroz cocido.<br />
<br />
¿Qué llevaban en la mochila?<br />
Comida y remedios buenos, uno para la picada de las serpientes porque era parte del riesgo. Llevábamos unos cuetes que había que lanzar, si nos perdíamos, cuando pasara un helicóptero o los aviones de la Fuerza Aérea. Y no va a creer, que los cuetes los terminamos botando porque se deshicieron.<br />
<br />
¿Dónde dormían?<br />
Llevamos hamacas de hilo y las colgamos en los árboles. Los cuatro del Instituto Geográfico Nacional íbamos preparados, pero los tres nativos de Morialí estaban acostumbrados a la selva. Arcadio Escobar, el jefe de los payas era peor que un mono para ir por la selva.<br />
<br />
¿Cómo los dirigían?<br />
Yo los dirigía a ellos con la brújula porque andaba la fotografía aérea que localiza esa gran ciudad, con eso, con las coordenadas y la brújula pudimos llegar. Esas fotografías nos sirvieron para localizar todo lo que hay en la tierra. Un norteamericano me enseñó a leer esa fotografía aérea. Ahora, por supuesto, hay instrumentos más inteligentes para hacer el trabajo. Roney Sward, del Instituto Cartográfico estuvo trabajando con nosotros.<br />
<span style="font-size: large;"><br /></span>
<span style="font-size: large;">¿Es mito o realidad la Ciudad Blanca?</span><br />
Es una realidad, aquí le pusieron la Ciudad Blanca, la ciudad existió y nosotros dimos con ella e informamos al Estado. Yo me hallé un collar de piedras preciosas, las recogimos y me lo robaron. Encontramos un montón de cosas que atestiguan la existencia humana.<br />
<br />
La leyenda dice que en la Ciudad Mono había niños chimpancé mitad humanos, mitad monos, ¿usted vio algo?<br />
No, semejante cosa, no vi nade de eso. Eso es una leyenda. Eso sí, la gente de esas tribus andaban semidesnudos, los hombres y las señoritas.<br />
<br />
¿Hallaron oro?<br />
No, pero miramos una crecida de un rio que brillaba, pero no era oro. Ese rio lo pasamos saltando piedras. Eran espigas relumbrosas. Lo más abundante son unas piedras que tienen dibujos de serpientes.<br />
<br />
¿Cuántas lenguas habla?<br />
Pech y misquito. Yo tengo muchas vivencias que ahora les cuento a mis nietos, hablar con los indios no era fácil, pero estaban llenos de sabiduría, cosa que deberíamos conocer las generaciones.<br />
<br />
<br />
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<br />
Nota del editor de Tribuna Libre : A los libros listados abajo agregariamos los presentados en Olanchito que no estan en la lista : <i>Expresiones de mi tierra </i>(Rene A. Arriaga Rodriguez),<i> Capsulas de Derechos humanos</i> (Oscar Puerto Posas), <i>Imaginarios </i>(Carlos Escamilla), y <i>Oasis Bananero </i>(Adelmo Zelaya)<br />
<br />
Considerando estas circunstancias, intentamos presentar un registro de la bibliografía nacional que ha circulado durante el año 2014:<br />
<br />
1. José Gonzales, Memoria de Atahualpa “Premio Europa Hibueras de poesía”, 2013;<br />
2. Juan Carlos Molina, Contratiempo, (novela);<br />
3. Ingrid Ortez, Historia de Insomnio y delirios, (Poemario);<br />
4. Javier Vindel, Álbum Familiar, (Poemario);<br />
5. Martha Alegría, Yo te encontré, (Poemario);<br />
6. Salvador Romero Ballman, Mi padre, última tarde y otras crónicas (Poemario);<br />
7. Graciela Salman, Secretos de mi cocina, (Recetario);<br />
8. Galel Cárdenas, Bosque infinito, (Poemario);<br />
9. Yolany Martínez, Espejos de Arena, (Poemario);<br />
10. Tito Estrada Ochoa, Teatro, (Ensayos y obra teatral);<br />
11. Norma Murillo, Sueño Campesino, (Poemario);<br />
12. Heber Sorto, Hojas reunidas: 20 años de poesía, (Antología):<br />
13. Analbina Castillo, Poemas del alma, (Poemario);<br />
14. Jesús Alberto Reyes, Ich existiere wieder, De nuevo existo, (Poemario, edición español-alemán);<br />
15. Israel Serrano/Melissa Merla, at all; Kaya Awiska, Antología del cuento hondureño, (Antología);<br />
16. Samuel Trigueros, Exhumaciones, (Poemario);<br />
17. Livio Ramírez Lozano, Antología de pinos y otros árboles del reino, (Antología);<br />
18. Kalton Harold Bruhl, Un nombre para el olvido, (Antología de cuentos);<br />
19. Kalton Harold Bruhl, El último vagón. 2da edición (Cuentos);<br />
20. Kalton Harold Bruhl, Donde le dije adió, (cuentos);<br />
21. José Álvaro Cálix Rodríguez, Ariana y la burbuja (Cuentos);<br />
22. Nery Alexis Gaytán, Los valores, emblema de la vida (Motivacional);<br />
23. Jorge Medina García, El viento que sopla los carbones apagados del amor. Premio Único de la Novela Corta Centroamericana (Novela); 24. Carminda Clementina Romero, El calcetín de mi General, (Historia local);<br />
25. Walter Enrique Ulloa Bueso, Padre Juárez, hombre de Dios y hombre de mundo, (Selección de escritos sobre la vida del sacerdote Antonio Juárez Pereira);<br />
26. Lucio Núñez Carranza, Los Lencas y el cambio social en Honduras, (Antropología):<br />
27. Rubén Salazar, Luchas y cantares, Historia de los cantautores hondureños, Asayco, (Antología de Documentos);<br />
28. Mario Posas, Cambio y Persistencia en la educación hondureña (Historia);<br />
29. Mario Posas, Hitos históricos de la UNAH, (Historia);<br />
30. David O´Hara Castro, El Corpus, pueblo dorado de Honduras (Historia);<br />
31. Raúl Alvarado, Historia: Los municipios de Santa Bárbara, (Historia);<br />
32. Armando José Ramos, Historia de Gualcinse, Tomo I (Historia);<br />
33. José Manuel Pinto Maldonado, Estamos Ocotepecanas y menjurjes (Historia);<br />
34. Ramón Amaya Amador, Morazaneida. El sombrero de junco (Historia);<br />
35. Carolina Elvir Prieto/César Elvir Sierra, Convenio bilateral de ayuda militar. Anexos y Protocolo.<br />
Honduras y Estados Unidos (Relaciones Exteriores);<br />
36. Ediciones FOSDEH, Análisis de la Pobreza en Honduras, y, Lineamientos para la construcción de un Pacto Fiscal en Honduras (Documentos de Análisis);<br />
37. Ediciones Paradiso, Las de Hoy. Selección de poesía (Antología);<br />
38. Elisa Logan (Antología) Voces de la ANDEH (Poemas);<br />
39. Karla I. Herrera, Silencios habitados (poemario);<br />
40. Alexis A. Laínez, A una chiquilla de un neófito alfarero (poemario);<br />
41. Perla Rivera, Sueños de Origami (Poemario);<br />
42. Fabio Castillo, La Monarquía de los perros (Poemario);<br />
43. Sergio Ramírez, Un espejo roto. Antología del nuevo cuento de Centroamérica y República Dominicana;<br />
44. Enrique Aguilar Paz Cerrato, Las ventanas del Laberinto, (Biografía);<br />
45. Dennis Espinal, Rigoberto Espinal Irías, Un hombre de Leyes al servicio de Honduras, (Biografía);<br />
46. José Gonzales Diccionario de literatos hondureños (V edición);<br />
47. Julio Escoto, El ojo santo. Las ideologías en la religión y la televisión (Ensayo);<br />
48. Ricardo Falla, sj; Al atardecer de la vida. Cuadros sueltos que prefiguran el siglo XXI. Honduras 1993-2001 (Ensayos. Guatemala);<br />
49. Mario Mencía Gamero, Retrato de una Nación (Escritos Políticos);<br />
50. Edgardo Rodríguez, (compilador) y editor), Retos y amenazas a la democracia hondureña, (Ensayo);<br />
51 Carlos Gustavo Villela, República de los Charcos (Ensayo);<br />
52. César Indiano, Los Oligarcas, ¿de dónde salieron los ricos? (Ensayo).<br />
<br />
Como se puede observar, el movimiento bibliográfico nacional durante el año 2014, es muy raquítico, por no decir anémico; o más preciso: ¡moribundo! Los esfuerzos del Centro Cultural de la UNAH en Comayagüela, el Centro Cultural de España, el Instituto Hondureño de Cultura Hispánica, y el Centro Cultural Sampedrano, por estimular el fomento de la lectura, necesitan reforzarse para aumentar el número de lectores, y mejorar de alguna manera la producción bibliográfica nacional.<br />
<br />
Ismael Zepeda Ordoñez ....Historiador. Choluteca. UNAH Fuente : La Trinuna<br />
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<br />
Con mi respetuoso saludo,Lic Juan Ramon Martinez después de la lectura de su artículo publicado en la página 7-B, “Anales Históricos”: Olanchito entre 1948 y 1963, 25 años de lento desarrollo, en “Diario LA TRIBUNA”, que circuló el domingo 23 de noviembre de 2014, lo felicito por tan valioso aporte para la cultura y la historia de nuestra sociedad que se alimenta de las ideas, conceptos y acontecimientos que relatan y escriben personajes de las letras y de la comunicación como usted, quien se merece las felicitaciones de sus lectores.<br />
<br />
Sin ser historiador, analista, escritor u orientador de la opinión pública, comparto el contenido de su mencionado trabajo.<br />
Me impulsa escribirle estos párrafos para aportarle, si usted lo tiene a bien considerar, que yo crecí en el hogar de mis abuelos paternos Mariano Navarro Pouvert y Mercedes Sandoval de Navarro, ambos oriundos de Olanchito, no pertenecientes a clases privilegiadas, honrados, trabajadores, pero bien reconocidos por todas las familias del lugar. Yo no nací en Olanchito, nací en la ciudad Puerto de Trujillo, departamento de Colón, pero adoptivo de Olanchito y de El Progreso, departamento de Yoro. Fui trasladado a Olanchito a la edad de nueve meses, al hogar de mis mencionados abuelos. En Olanchito, inicié la escuela primaria, recordando siempre a mis maestros: Andrés López Díaz y Joaquín Reyes, en la escuela primaria “Modesto Chacón”.<br />
<br />
Mis abuelos cultivaron en mí, grandes valores y principios, que creo honrarlos hasta el último día de mi existencia, adhiriendo a ello la formación que me dieron mis padres también: Ramón Navarro Sandoval y Amelia Duarte.<br />
Quiero destacar, porque quizás no lo registren su memoria y sus datos históricos, que el hogar de mis abuelos estaba constituido en su humilde propiedad, con un amplio solar, exactamente frente a la casa de don Francisco Núñez Oseguera, quien junto con su esposa Juanita me vieron crecer desde los nueve meses de edad, lo mismo que don Alirio Ponce Tejeda, su esposa doña Francis y don Felipe Ponce y su esposa doña Cayita Posas, lo mismo que don Mauricio Ramírez y su esposa doña Chayina. Contiguo a la propiedad de mis abuelos Mariano y Mercedes, establecieron la farmacia La Nueva, don Alirio y doña Francis, haciendo un mismo solar con la nuestra (de mis abuelos), aunque antes la tenían al frente, contiguo a la casa de don Francisco Núñez Oseguera.<br />
<br />
Mi abuelo Mariano Navarro Pouvert fue un ciudadano ejemplar, que ejerció por algún tiempo el cargo de juez de Paz, pero también sabía el oficio de zapatero. En ambas ocupaciones, generó el sentirse honrada toda la familia. Mi abuela Mercedes, también muy reconocida, por su devoción a la Iglesia Católica y su condición de modista, que entonces le llamaban “costurera”, además fue un ejemplo de unidad de la familia, de principios morales, de cultura y educación.<br />
<br />
Debo adicionar, que mi abuela Mercedes le enseñó las primeras letras, mediante el procedimiento de enseñanza por cartilla, a diversos personajes de la ciudad. No tengo absoluta seguridad si sus primeras letras las aprendieron con ella, grandes hombres de talento, como el periodista don Dionisio Romero Narváez y el recordado escritor don Céleo Murillo Soto, a quienes conocí siendo yo un estudiante en cuanto al primeramente mencionado y al segundo ya habiendo culminado mis estudios de abogacía, todo por habérmelos presentado mi padre, con quienes eran grandes amigos.<br />
<br />
Es del caso mencionar, que mi abuela era comadre con doña Chabelita Amaya, quien tenía su casa de habitación frente a la Plaza Central ahora parque Central, donde había crecido un gran árbol de ceiba o “ceibón”, así llamado popularmente por los de la época. Por encargo de mi abuela Mercedes, para decir mejor: por mandados, llegaba frecuentemente a saludar a doña Chabelita, madre del orgullo de las letras hondureñas, escritor y novelista don Ramón Amaya Amador, a quien veía de pie en el corredor de la casa de su madre. Posteriormente lo volví a ver, ya en el exilio, en ciudad de Guatemala, precisamente en un parque de la capital, presentándomelo mi padre, como amigo de él y explicándome ser el autor de Prisión Verde, ya para entonces yo estudiaba en el instituto José Trinidad Reyes y mi padre, en período de vacaciones me llevó a Guatemala con el objeto de una intervención quirúrgica de amigdalitis, pudiendo haberlo hecho en uno de los hospitales de la Tela Rail Road Company, de la cual era empleado mi padre, pero él dispuso viajar a Guatemala para entrevistarse con el novelista Amaya Amador, con quien sostuvieron excelentes relaciones de amistad, sin considerar el pensamiento o ideología de ambos, sino poniendo como prioridad la amistad de sus respectivas madres y la propia de ellos. Tuve el honor de conocer a la madre del novelista y a él en las dos circunstancias: haciendo “mandados de mi abuela” y posteriormente en su situación de exilio él y nosotros de visita en Guatemala.<br />
<br />
No es mi propósito ser vanidoso en la alusión a los hechos y acontecimientos que le expreso en esta nota, sino aportar a su voluminosos hechos históricos en su poder y honrar la memoria de mis ascendientes, integrados en las familias Navarro y Sandoval, de esta última quedan muchas y muchos, de quienes me enorgullezco por su honradez, laboriosidad, principios cristianos y sobre todo integración familiar y poseedores de un sólido cariño entre sí y para el prójimo.<br />
Muchas personas que aún existen y me merecen respeto y admiración recuerdan estos y otros hechos que pueden contribuir a la historia. Solamente tengo en mi memoria a una apreciable dama que dichosamente la tenemos en nuestra sociedad y que recuerda a mis ascendientes y colaterales, como a quien cariñosamente le llamamos doña Locha Caballero. Mi reconocimiento para ella y sus hijas y demás familia.<br />
<br />
Finalmente deseo destacar que siendo niño conocí a muchas de las personas distinguidas y honorables que usted menciona y que una de ellas, don Nemecio Cárcamo, a quien llamábamos todos de la familia: Tío Mencho, fue casado con mi tía Tila Sandoval, quien recientemente falleció en Olanchito y que me unen lazos de amistad y familiares así como con otras de las familias que usted menciona.<br />
Se adhieren a esta relación de hechos mis hermanos Guillermo Ordóñez Duarte, Orbelina, Olinda Suyapa, José Omar Navarro Duarte, Miriam y Yolanda Navarro.<br />
<br />
No persigo publicidad con esta iniciativa de escribirle, sino que quizás usted lo considere para sus reseñas históricas, que como dice al final de lo escrito en tan prestigiado medio: “continuará en el próximo número”.<br />
Dejo a su ilustrado criterio tomar en consideración lo escrito en estos párrafos. “Soy un simple abogado y notario, viendo caer la tempestad en este país” (sic).<br />
“La historia es testimonio de los tiempos, luz de la verdad, vida de la memoria, maestra de la vida, anuncio de la antigüedad”. (CICERON: de oratoria).<br />
Con demostraciones de mi mayor consideración, dejando constancia de mi agradecimiento, me suscribo de usted, atentamente.<br />
<br />
Fuente : Diario La Tribuna Seccion Anales Historicos 14 Diciembre 2014<br />
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Aunque éramos muy jóvenes, todavía sin ingresar en la adolescencia, la Gran Huelga y la campaña electoral de 1954, estremecieron a toda nuestra generación. Estábamos entonces una mañana en el aula del sexto grado; y de repente, alguien menciono que había huelga. Y que estaba cerca. El que lo dijo no pudo explicar que era una huelga, quienes la ejecutaban, que buscaban; y, tampoco donde estaban. Pero ocurre que los huelguistas ya habían ingresado desde los campos bananeros cercanos, caminando a pie desde Coyoles Central especialmente, para congregarse en el Parque Central de la ciudad.<br />
Hacia allí nos dirigimos los más curiosos. Cuando le preguntamos a los extraños, que tenían toda la pinta de trabajadores de las fincas, quien era el líder nos señalaron hacia la improvisada tribuna en donde, un hombre de baja estatura, de unos cuarenta años lo más, se dirigía en forma monocorde y cansada, a sus compañeros de lucha. “Tengo tres días de no dormir” recuerdo que repetía Jeremías Cruz, trabajador de Coyoles, experto en fumigar los riachuelos, pozos de agua estancada y pequeños causes entre los barracones, para prevenir la malaria, explico alguno que estaba cerca. Dijo después, que agradecía la cooperación de los comerciantes locales – la mayoría “turcos” – que le habían dado una muy valiosa cooperación para sostenerse.<br />
<br />
Nosotros, llamados por la campana de la escuela, volvimos a nuestras clases, pese a que el profesor ese día — por razones de salud– no había llegado. El director Manuel de Jesús Castro, sin embargo, nos reconcentro en nuestra aula en donde varios empezaron a hablar al unísono. Le escuche a uno que dijo que si el profesor Quincho, no asistía por enfermedad, no teníamos por qué estar sentados, sin recibir clases. Otro dijo la palabra huelga. Y al final, uno de los más garrudos dijo, que nos pusiéramos en huelga. Todos dijimos que sí.<br />
En la tarde, todos nos presentamos a nuestras clases pero nos quedamos en el parque situado al frente, sin entrar al aula. Una media hora después, el profesor Castro tomo cartas en el asunto. Y se quedó en las puertas, vara en mano, esperándonos. Poco a poco, sin motivación suficiente, nos fuimos rindiendo; y uno a uno, fuimos entrando al patio, en donde nos formó en fila; y nos castigó físicamente a cada uno de los alumnos de sexto grado. A su pregunta disgustada: “quien es el jefe de este motín”, el más grande todos nosotros – y que no tenía responsabilidad alguna – asumió la culpa. Pero él era más fuerte y soporto el castigo físico que le impuso el director de la escuela Profesor Manuel de Jesús Castro. Se llamaba Francisco Villagra. Creo que para todos, aquello fue un incidente sin importancia. Lo he guardado, solo para honrar el compromiso que tenia de contarlo. Cosa que hago ahora.<br />
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Para finales de 1954 estaba previstas las elecciones generales para suceder al presidente Juan Manuel Gálvez que había sido elegido sin oposición alguna en 1948. Para 1954, el Partido Nacional estaba dividido en dos facciones: el Partido Nacional cariista y el Movimiento Nacional Reformista. Llevaba como candidato, el primero, al ex dictador Carias Andino y al que había sido su vicepresidente, el general e ingeniero Abraham Williams Calderón, el MNR. El Partido Liberal llevaba a Villeda Morales como Presidente y a Enrique Ortéz Pinel como vicepresidente. Villeda Morales y Ortez Pinel, visitaron la ciudad. Les oímos hablar; y nos impresionaron sus discursos. Ni carias Andino ni Williams llegaron a la ciudad que se quedó sin conocerles. Pero con todo, lo mejor fue la campaña. Es aquí en donde se centran nuestros recuerdos. Unos meses antes de las elecciones, establecidas a celebrarse el 10 de octubre de 1954, se instalaron alrededor del Parque Francisco Morazan, tres altoparlantes, los más ruidosos que se había conocido hasta entonces en la ciudad. Popularmente, se les llamo “pito retas” a los altos parlantes. El primero (el del Partido Liberal) se instaló en la casa de doña Filena Ramírez, el segundo en el cine Gardel y que servía para hacerle propaganda al Partido Nacional; y el tercero, dedicado a la campaña del MNR estaba en la casa que después fue propiedad de Danilo Soto, entre el cabildo municipal y El Astoria. Los “locutores” liberales eran Roberto Sorto, Terencio Puerto, Lisandro Quesada Bardales, Norberto Bardales y Tita Sorto, la voz melodiosa que cantaba divinamente.<br />
<br />
Los del Partido Nacional eran Ranulfo Rosales, Lucas Zelaya Lozano e Ibrahim Puerto Posas. En la pito reta reformista Oscar Melara y Estrada, a los que hacían compañía musical, cantándole canciones populares, los integrantes del “Quinteto Melódico” (Gilberto Zelaya, Plutarco Meléndez Posas, Jorge Burgos, Bill Santos y Carlos Urcina). Al principio, como los tres altos parlantes operaban al unísono, era difícil escuchar la verborrea de los improvisados “locutores” políticos. Enterados los involucrados, establecieron un pacto, en virtud del cual, hablaría cada uno de ellos una media hora, para en la siguiente, lo hiciera el de otro partido.<br />
<br />
De este modo, en la noche se hacían por lo menos dos rondas en las que aprovechaban para polemizar arduamente. Las discusiones eran la mayoría pedestres, sin contenido; y tenían más bien, como se acostumbraba entonces, la impronta de la ofensa y la agresión verbal, algunas chapaleando en los lodazales de la vulgaridad. Los más moderados eran los reformistas, de los cuales recuerdo que se decía popularmente que “ñato era el candidato (general Williams), ñato el locutor ( Señor Estrada) y ñata la pito reta”. Los que se agredían con más fuerza e incluso cayendo en la vulgaridad, eran los nacionalistas y los liberales, que lo hacían sin piedad y casi sin respeto alguno. La verdad es que, para oírlos, uno tenía que ir al Parque Morazán, de forma que evadía las agresiones auditivas si se mantenía algunas cuadras alejadas de donde provenían los ruidos.<br />
<br />
Las elecciones celebradas en la fecha indicada, fueron ganadas por los liberales en forma bastante holgada. Villeda Morales hablo por la radio un día después, diciendo aquello que habían ganado la batalla.<br />
La mayoría de nosotros, no valoro suficiente lo que estábamos siendo testigos. Era una suerte de juego de multitudes, nada más. No apreciábamos trascendencia alguna. La huelga y las elecciones, solo tenían significado tan solo como expresiones de multitudes. Como simples pompas de jabón. Para conocer el significado de esos dos grandes acontecimientos y, valorarlos; teníamos que esperar algunos años más.<br />
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Fuente : La Tribuna 7 Diciembre 2013<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgdkDB6Hr-N-_Sy2nH8BPmrNlc0-hynyhudq39razdMlqmn6gJBOaLcjYY9UQ3qEm6M57ZuUTdEediRUldxBTDtW-Sc5Jv94eY3j0g1QQLOO4LYOKasiF3daw9zqHA-69pM5R8d-Y5L4n0/s1600/gabo.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="Gabriel Garcia Marquez, Juan Fernando Avila, Olanchito, Honduras" border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgdkDB6Hr-N-_Sy2nH8BPmrNlc0-hynyhudq39razdMlqmn6gJBOaLcjYY9UQ3qEm6M57ZuUTdEediRUldxBTDtW-Sc5Jv94eY3j0g1QQLOO4LYOKasiF3daw9zqHA-69pM5R8d-Y5L4n0/s1600/gabo.jpg" height="200" title="Gabriel García Márquez, quien había nacido en Aracataca (Magdalena), un lugar del Caribe colombiano, un 6 de marzo de 1927 fallecio 17 de abril 2014" width="159" /></a></div>
Por : Dr. Juan Fernando Avila Posas (Olanchito,Yoro, Honduras)<br />
A: Juan Ramón y José Dagoberto Martínez B. irrenunciables admiradores de la obra del célebre y desaparecido escritor colombiano.<br />
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El jueves 17 de abril, en plena celebración consagratoria a la Semana Santa del 2014, a las nueve de la mañana, en su casa de habitación ubicada en la calle de Fuego 144 del suburbio residencial del Pedregal de San Ángel, zona postal 20 de la ciudad de México D.F., a la edad de 87 años, rodeado en su lecho de enfermo por su esposa Mercedes Barcha, sus dos únicos hijos, Rodrigo y Gonzalo, además de sus nietos, se rindió ante los designios inevitables de la muerte, el más importante escritor de habla hispana que la república de Colombia le haya dado al mundo, como fue el célebre autor de tantas obras trascendentes de la literatura,<br />
Gabriel García Márquez, quien había nacido en Aracataca (Magdalena), un lugar del Caribe colombiano, un 6 de marzo de 1927, siendo uno de los diez y seis hijos de Gabriel Eligio García, de oficio telegrafista y once de su esposa Luisa Santiaga Márquez.<br />
La noticia de la muerte del escritor circuló con profusión por todas las redes sociales, y las reacciones fueron múltiples, todas acentuadas con timbres de pesadumbre y nostalgia, pues el fallecimiento de una personalidad que revolucionó la creatividad literaria desde géneros complejos como el cuento y la novela, subvirtiendo las reglas tradicionales de la redacción, y combinando la realidad con la fantasía, derivaron en un nuevo mundo de invención que nació en Macondo, un nombre de resonancia poética de una remota aldea perdida en el sopor de la ciénaga, y ubicada dentro del Caribe colombiano, hasta traducir el mundo a una verdad literaria bautizada como realismo mágico.<br />
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El diminutivo de Gabo fue un trato efectivo que le diera Eduardo Zalamea Borda, subdirector de El Espectador, cuando el renombrado escritor incursionó exitosamente en el periodismo colombiano, donde publicaría sus primeros cuentos, que más tarde pasarían a formar parte de su voluminosa obra, y el trato de Gabito, recibió en forma diminutiva desde niño en su tierra natal, cuando en las calles polvorientas y abanicadas por los vientos vespertinos despedidos por los bananales, jugaba trompo con su más antiguo amigo de infancia, Luis Carmelo Correa.<br />
<br />
La primera noticia que tuve de Gabriel García Márquez, como escritor, fue en los meses iniciales del año de mil novecientos sesenta y siete. Yo me había matriculado como alumno regular en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), e inspirado como lector irrenunciable de todo lo que contribuyera a mi formación cultural, una mañana, con la tímida curiosidad del adolescente provinciano extranjero, ingresé a la Librería Universitaria del Paseo de las Facultades, donde se encontraban todos los ejemplares editados por la Editorial Universitaria, y otras obras impresas por centros de formación superior del resto del país, dentro de las que no se excluía la Universidad de Xalana, Veracruz, que venía desarrollando una labor divulgativa de autores nacionales y extranjeros digna de admiración. Allí encontré algunos textos que adquirí a precios extraordinariamente baratos, dentro de los que recuerdo, La ventana en el rostro, de la voz representativa de la nueva lírica salvadoreña Roque Dalton, Cada cosa es babel, del poeta mexicano Eduardo Lizalde, El acoso, del narrador neobarroco cubano Alejo Carpentier, además de El final del fuego y Las armas secretas, del argentino Julio Cortazar, y por supuesto, La mala hora, de Gabriel García Márquez, que fueron mis primeras lecturas en el exterior en mi apasionada formación cultural autodidacta.<br />
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Lejos de imaginar estaba que una obra de trascendencia literaria de la dimensión de Cien Años de Soledad, había sido editada por la editorial sudamericana de Argentina, y que mi compañero de departamento, el poeta y estudiante de Derecho en la misma universidad, Livio Ramírez Lozano, llevaría una mañana a nuestra habitación para ser leída por él, y más tarde sugerirme el conocimiento de la misma, y las innovaciones descubiertas, vistas desde una perspectiva que el autor había creado como nueva corriente en el marco de la narrativa contemporánea latinoamericana.<br />
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Este año se vivían procesos cíclicos de conmoción mundial. Se desencadenaron una serie de fenómenos violentos en América Latina, dentro de los que se inscribía la presencia del guerrillero heroico Ernesto Che Guevara, en las agrestes montañas sudamericanas de Bolivia, quien junto a nuevas figuras revolucionarias pretendían cambiar la realidad político social de los pueblos sojuzgados de América por medio de la boca de los fusiles. En Perú, igualmente, las fuerzas insurgentes hablaban el mismo lenguaje, a través de los grupos Sendero Luminoso y Tupamaros, como de similar forma lo hacían en Guatemala, las células guerrilleras divididas en tres columnas, encabezadas por el excadete militar Luis Turcios Lima, que pereciera en un accidente automovilístico, el chino Yon Sosa, y César Montes. En Colombia, Manuel Murulanda (Tiro fijo), encendía la llama combatiente de la FARC, en un nuevo intento de reivindicación popular. En Venezuela, Douglas Bravo y Teodoro Petkoff, reagrupaban sus fuerzas para incendiar las montañas del país andino, mientras en Honduras, se había constituido con todas las formalidades el FSLN, que barrería con la dinastía impuesta y hecha dictadora de la familia Somoza y suc. de Nicaragua.<br />
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En México la juventud universitaria elevaba signos de protesta exigiendo reformas estructurales educativas para el país, y el rechazo a la longetividad del mismo partido en el poder, y con ese fin, se protagonizaron una serie de protestas, y multitudinarias manifestaciones que culminaron con la histórica y brutal represión de Tlatelolco, dejando un saldo dolorosamente humano para el país, y una herida sangrante que nunca ha podido<br />
cicatrizar.<br />
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Dentro de toda esta convulsión, la pluma vigorosa y fecunda de Gabriel García Márquez, ya nos había adelantado varias obras como el Monólogo Isabel viendo llover en Macondo (1955), Relato de un náufrago (reportaje) (1955), (premio de la Asociación de Escritores y Artistas de Colombia) La hojarasca, El coronel no tiene quien le escriba, Los funerales de la mama grande, La mala hora (premio ESSO de novela colombiana), y finalmente aparecía la novela Cien Años de Soledad, que además de inmortalizarlo, ganaría una influencia desconcertante en los escritores de habla hispana, y formaría una legión de admiradores y lectores influenciados por su estilo como ningún otro autor lo haya logrado en el ejercicio de su mundo creacional, tal como lo inició en el universo mágico de Macondo, pasando por la capacidad de ascensión de Remedios la Bella, al mundo de invenciones y novedades de Melquiades, las noticias cantadas y llevadas de pueblo en pueblo por Francisco el Hombre, así como los sufrimientos torturantes vividos por la Cándida Erendira y su abuela desalmada, que tuvo que pagar con su cuerpo y sus servicios sexuales por el daño que hizo a su abuela, como de igual forma lo hacían las prostitutas en la costa norte de Honduras donde vivían su calvario, tratando de saldar cuentas que cada día aumentaban y las comprometían con las dueñas en los centros de tolerancia donde se refugiaban a vender sus placeres.<br />
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<i>Pero lo que deseo referir fundamentalmente es que La mala hora, el primer libro que conocí de García Márquez, lo que más me impresionó además del ambiente de relaciones tejidas por un falso aprecio y la envidia secular propia de los pueblos, pequeños, fue la identidad de sus protagonistas con muchos personajes de mi tierra natal, y aquel dato sugerente y casi fotográfico, como la presencia de la United Fruit Company, explotando las fincas bananeras, como lo hacía en nuestra región del Valle del Aguán la Standard Fruit Company, más la inevitable conducta del alcalde intransigente, del dentista flebotomiano, el cura impostergable, del barbero inagotablemente parlanchín sabelotodo, y tantos personajes que transitaban en el marco referencial y dialogal de la novela, igual que la Calle de los Turcos, que fue quizá la traslación más precisa y subliminal de una arteria comercial de mi ciudad al marco escénico de la novela, como el hotel de dos plantas frente a la estación sombría del ferrocarril, me volvieron un lector inmenso en la búsqueda de cuanto tuviera un perfil, un sesgo, o algo que fuera propio de mi tierra, y que el autor lo había llevado hacia Macondo, para armar la estructura integral de su novela. Yo me imaginaba a los viejos palestinos de Olanchito, sentados en las puertas de sus tiendas como Serapio Bendeck, Juan Abudog, Carlos Hoch, Goyo Marzuca, y Salvador Mahomar, comiendo con devoción semillas de calabaza en el sopor de las tardes inigualables, reprimiendo las angustias de vivir lejos del cuenco de sus lejanas tierras, y esperando como lo hacían en Macondo, los sirios Moisés, Salomón y Elías, la llegada del último tren crepuscular.</i><br />
<i><br /></i>
Fueron tantos los lugares comunes, que mi entusiasmo sobrepasó la lectura lineal de sus capítulos, y después de ese momento, me entregué exclusivamente a conocer la generalidad de la obra del autor colombiano que tenía maravillada a los lectores del universo, y del cual se hablaba inusitadamente en bares, cafeterías, restaurantes, círculo de estudio, tertulias, universidades y en los centros donde se ventilaba cultura.<br />
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Así fue que incursioné en la lectura de Cien Años de Soledad, y más tarde comprobé, como lo sigo comprobando con sorprendente y asombrosa coincidencia, que el síndrome o conocimiento de una obra original o clásica, no influye de manera determinante en la formación inicial o posterior de un futuro escritor. El propio García Márquez lo confiesa en la página 57 de sus memorias, Vivir para contarla, que el primer cuento que el conoció en su vida fue Genoveva de Bravante, leída por Juana de Fleytes, una matrona rozagante que tenía al don bíblico de la narración. Curiosamente, muchos años después sin la menor referencia del célebre autor, porque hasta entonces era desconocido, Juan Ramón Martínez, cuando apenas era un adolescente y comenzaba a inquietarse por este oficio irredimible que tamizan las palabras, tendría la oportunidad de conocer el mismo libro, Genoveva de Bravante, del autor alemán Cristóbal Srhmid, un día que su madre doña Mercedes Bardales Colindres, la dejara bajo el colchón de su cama donde ella acostumbraba realizar su siesta, y el futuro escritor la sustraería de manera furtiva para después envolverse en la lectura ininterrumpida de la novela que había apasionado a su madre, y la cual guardaba como una de sus reliquias preciadas y leía con repetida satisfacción.<br />
El libro Genoveva Bravante, mucho tiempo después, sería recibido como regalo de despedida una noche cuando se disponía a cenar en un restaurante de Barcelona, España, cercano a la Avenida Madrid, y refiere que mientras el chef tomaba la orden, sus dos hijas con residencia en aquella apasionante ciudad, y uno de sus yernos, le entregaron n regalo, y era Genoveva Bravante, editada en la misma ciudad por Juan Roca y Bros, calle de Platería # 104.<br />
Sin embargo, ni a García Márquez, ni a Martínez Bardales, Genoveva de Bravante, les determinó su vocación para seguirnos deleitando con una sintaxis inigualable en el marco del desarrollo de la literatura internacional y nacional.<br />
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García Márquez, confesaba que su punto de partida para la elaboración de un escrito lo constituía una imagen visual. En tanto en otros escritores el libro nace de una idea, en cambio en él, la visión se volvía totalizante, y es cuando se sentaba frente a una máquina de escribir de nueve de la mañana a tres de la tarde, ante un ramo de flores amarillas a desarrollar o redactar lo que más tarde sería la visión de un cuento, o de una novela. La hojarasca, su primera novela, es la visión de un viejo que llevó a su nieto a un entierro. El coronel no tiene quien le escriba, la visión de un hombre con una especie de silenciosa zozobra esperando una lancha en el mercado de Barranquilla. La mala hora, la vida clandestina de una sociedad confesada en verdades por medio de pasquines pegados en las puertas de las casas, Cien Años de Soledad, la imagen de un viejo que lleva a un niño a conocer el hielo exhibido como curiosidad de circo, y según sus biógrafos y críticos, es el tiempo cíclico en el que suceden historias fantásticas, peste de insomnio, diluvios, fertilidad desmedida, levitaciones. Es una gran metáfora en la que se narra la historia de las generaciones de los Buendía, y así se fue produciendo durante años todo ese mundo maravilloso traducido en literatura mediante un lenguaje renovado con una riqueza idiomática contagiosa, de evocaciones casi fantásticas que solo la soledad y la nostalgia pudieron recuperar traducidas en la obra más leída en el universo después de la Biblia y Don Quijote.<br />
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De igual forma el autor ha descrito que La siesta del martes, el que consideró su mejor cuento, y que para los nuevos lectores forma parte de la narrativa de Los funerales de mama grande, surgió de la visión de una mujer vestida de luto cerrado con una niña de doce años que llevaba un ramo de flores mustias envueltas en un periódico. Era la madre y hermana menor del ladrón que María Consuegra, había asesinado de un tiro unos días antes cuando trataba de forzar la puerta con una ganzúa, quienes caminaban con un paraguas negro bajo el sol ardiente en un pueblo desierto con destino al cementerio.<br />
El relato es una realidad recreada mágicamente con un lenguaje sobrio, dominado por una preocuparon de eficaz y sorprendente ambientación, en un escenario que fue parte de sus insomnios, y teniendo a Macondo, ese nombre de resonancias inusitadas, incrustadodentro de la interminable simetría de los bananales como escenario, distante a diez minutos de Aracataca, su tierra natal, donde vivieron sus abuelos, Nicolás Ricardo Márquez (Papalelo) y Tranquilina Iguaran (Mima), quienes inspiraron y fortalecieron tantas historias del más fecundo escritor de habla hispana que hayamos tenido la fortuna de leer.<br />
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Macondo, sobrevivió en la literatura garciamarquiana hasta el libro Cien Años de Soledad, su quinta obra. Después sobrevendrían novelas y cuentos escritos en nuevos escenarios, distintos personajes, diferentes realidades, y en el camino de una nueva narrativa más de alguno de los protagonistas sucumbió ante la adversidad o la muerte, o el propio autor se vio obligado a liquidarlo y prescindir de él, para que la novela recobrara el cauce narrativo que el autor quería imprimirle, pero García Márquez, llegó a humanizar a tal extremo sus personajes, que en un relato del Olor de la guayaba, confesó a su amigo Plinio Apuleyo Mendoza, que cuando decidió terminar de una vez por todas con más de alguno, dejó de escribir el párrafo siguiente y se fue a su cama a llorar por el personaje muerto, con el mismo sentimiento con que se llora a un ser querido o a un familiar cercano y necesario que se pierde definitivamente para siempre.<br />
Al rememorar la obra íntegra del autor latinoamericano que más me ha impresionado, revisó su voluminosa bibliografía, y llegó a la conclusión, que quizá nadie como Gabriel García Márquez, supo escoger su vocación de escritor, aún contrariando los deseos y aspiraciones de su progenitor, que deseaba tener un abogado dentro de sus diez y seis hijos, pero muchos años después, cuando el escritor se había convertido en una celebridad, Gabriel Eligio García, padre del autor, habría de sentirse orgulloso, y esa confesión se la hizo saber a Roberto Ruiz, reportero cultural mexicano, quien en una prolongada entrevista de dos páginas concedida en Barranquilla y publicada en el suplemento dominical El gallo ilustrado de Diario El Día de México, titulado Los muertos como los jazmines se aparecen, habló de la maravillosa obra de su hijo, de los relatos que él le contaba, y las menciones de la mayoría de los familiares que incluyó en sus novelas y los hizo trascendentes, y donde además refirió; que la vena de escritor de Gabito, la había heredado de él, porque él en su juventud escribía crónicas y poemas para periódicos de Barranquilla, y algunos de sus contemporáneos se reían porque él no era parnasiano.<br />
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Es probable que Gabriel García Márquez en su inimitable carrera como escritor haya recibido, además del Premio Nóbel de Literatura en 1982, elogios multitudinarios, como también el odio de quienes nunca pudieron alcanzar sus triunfos maravillosos y el carisma de su personalidad, pero creo que la discrepancia más notoria y pública la tuvo con el escritor peruano Mario Vargas Llosa, con quien jamás llegó a conciliarse y quien escribiera un voluminoso estudio de la narrativa del autor colombiano conocida como Historia de un deicidio, y el día de la muerte del autor colombiano, apenas exteriorizó un breve lamento rememorando tal vez el episodio que friccionó su amistad, como también lo hiciera al referirse al doctor Fidel Castro Ruiz, a quien conceptualizó peyoritariamente como uno de los más sanguinarios y repugnantes dictadores que haya producido la fauna totalitaria y autoritaria de Latinoamérica.<br />
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García Márquez, fue un caribeño auténtico, apasionado de la música de su país, y bailador de los ritmos electrizantes que movieron al mundo desde el porro colombiano, pasando por la cumbia santiaguera y los vallenatos, a los que consideró como expresiones o lamentos que se cantan y se bailan.<br />
Su muerte fechada a principio de esta crónica, no ha significado simplemente la ausencia física de alguien que con su talento nos llevó a descubrir la soledad ignorada de América, y nuestra propia soledad. Significa la imposibilidad de reencontrarse con novedosas obras, lo que entendimos anticipadamente desde la publicación de Historia de mis putas tristes, donde las construcciones gramaticales, la verbalidad, la adjetivación, nutrida ternura, se deslizan líneas a líneas provocando una sorprendente aprehensión en el lector hasta conducirnos a sus párrafos finales.<br />
Su muerte nos dejó sumidos en un limbo de tristeza y soledad, porque como lo diría con lenguaje escatológico, “Morir, no es estar ya más entre los amigos”. Seguro que con su muerte Macondo se convirtió en un pavoroso remolino de polvo y escombros centrifugados por la cólera del huracán bíblico, y que todo lo escrito sería irrepetible, desde siempre y para siempre, porque las estirpes de Cien Años de Soledad, no tendría una segunda oportunidad sobre la tierra.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghOcYsO5ykBrFSyCv7acnO7lJu0oKCBot-Jbh9HgwoeMT6dJuMyZKrtAr5RUmN35EcWdXeAtws0WIFVK16y6HqO3FBfQ_zN2iRrpPWRv3bdugPDFPxjpDnQa12WZEx3h_gGiU9c5JUDJo/s1600/10577194_796919340354632_4884983321911022133_n.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="Arenal Yoro, Olanchito, Honduras" border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghOcYsO5ykBrFSyCv7acnO7lJu0oKCBot-Jbh9HgwoeMT6dJuMyZKrtAr5RUmN35EcWdXeAtws0WIFVK16y6HqO3FBfQ_zN2iRrpPWRv3bdugPDFPxjpDnQa12WZEx3h_gGiU9c5JUDJo/s1600/10577194_796919340354632_4884983321911022133_n.jpg" height="320" title="Como decian sus amigos "Jacobo Carcamo nació en Arenal pero es un poeta de Olanchito"" width="235" /></a></div>
Un 28 de noviembre de 1916, en el municipio de Arenal, ubicado a 36 kilómetros al oeste de Olanchito, en el matrimonio formado por el comerciante don José María Cárcamo y doña Ángela Vallecillo, nacía un robusto varón de piel trigueña clara, nariz recta y vivos ojos verdiamarillos a quien se le puso por nombre JACOBO V. CARCAMO.<br />
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Jacobo V. Cárcamo hizo sus primeros años escolares en el municipio de Arenal y más tarde en la Escuela Modesto Chacón de Olanchito, Yoro. Tiempo después se trasladó a la capital de la República a residir en la tranquilidad colonial del barrio La Hoya, iniciando sus estudios secundarios de bachillerato en el histórico Instituto Central de Varones, que era el centro educativo más afamado de la ciudad. En ese colegio concluyó su formación media en el año de 1937, trabajando al mismo tiempo como reportero de Diario El Cronista, cuyas páginas receptivaban el pensamiento independiente y progresista de los más connotados intelectuales que por entonces tenía Honduras.<br />
En el año de 1935, cuando cursaba estudios de educación secundaria, publicó su primer libro de poesías, “FLORES DEL ALMA”, prologado por la ilustre y valiente hondureña Visitación Padilla, que tuvo buena acogida dentro del mundo intelectual capitalino y en algunos círculos de lectores existentes en el resto del país, perfilando al autor como figura prometedora para el futuro de las letras nacionales.<br />
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El año de 1937, bajo circunstancias inesperadas el poeta se convirtió en editor y director de ZAMBRANO, revista de efímera existencia, ya que sólo circularon dos números.<br />
La publicación de su segundo libro de poesías la hizo en el año de 1938, y salió de la imprenta bajo el nombre de “BRAZAS AZULES”, prologado por Marco Carías Reyes, e ilustrado con dibujos del doctor Lisandro Gálvez, uno de los odontólogos sobresalientes de Honduras que incursionó con éxito en los campos de la plástica, y único dentro de esa disciplina científica en haber logrado la rectoría de la Universidad de Honduras.<br />
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El año de 1942 un 4 de febrero el ya consagrado poeta partió hacia México a realizar estudios universitarios mediante el otorgamiento de una beca lograda por influencias de su fraternal amigo Marcos Carías Reyes, quien desempeñaba funciones como Secretario Privado del dictador Tiburcio Carías Andino. Pero puesto en México y absorbiendo el ardiente proceso revolucionario que vivió la gran nación azteca, que logró inmortalizar a sus principales gestores, reconoció la valentía de sus héroes, y devolvió al pueblo el derecho legítimo de su constitucionalidad democrática, el poeta hondureño sintió que su organismo temblaba de indignación al ver de lejos el destino de su patria mancillado por el déspota que la gobernaba. De allí que renunció a la beca, iniciando su identificación con una legión de hondureños que habían constituido en México un frente común de oposición al gobierno tiránico, entre los que destacaban el polígrafo Rafael Heliodoro Valle, que atacaba con virulencia los caprichos del dictador a través de Diario “EXCELSIOR”, el escritor Alfonso Guillén Zelaya fustigando con su pluma las arbitrariedades del cariato, el ingeniero Félix Canales Salazar en abierta lucha por el rescate de los valores inherentes al hondureño, lo mismo que el abogado José Angel Ulloa, que ante la sucesión ininterrumpida de vejámenes cometidos en su persona se vio obligado a recurrir al exilio como único medio posible de subsistencia. A ese grupo de compatriotas se incorporó el poeta JACOBO V. CARCAMO, desarrollando una jornada política admirable que sólo terminaría con la muerte del principal líder oposicionista que fue el doctor José Angel Zúñiga Huete, también residente en México, a quien más tarde en un sentido canto póstumo exaltaría las glorias de sus luchas y la orfandad en que quedaba el pueblo con su muerte.<br />
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Más tarde, ubicado en su residencia en la calle de Uruguay #21, zona I (centro antiguo de la ciudad de México), el portalira inició una peregrinación indescriptible en una ciudad que no le garantizaba ninguna posibilidad en la satisfacción de sus urgencias cotidianas, y fue entonces cuando en la zozobra cayó en la ingesta alcohólica ininterrumpida que progresivamente fue constituyendo el cuadro clínico que aceleró su muerte.<br />
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JACOBO V. CARCAMO sintió por un momento el auxilio de sus más cercanos amigos, quienes procuraron ayudarle para hacer menos flagelante su vida en una nación extraña. Así fue que en un proceso transitorio de recuperación, periódicos, revistas, suplementos culturales y hojas literarias de un país donde se sobreponen los valores humanísticos dieron receptividad a su creación fuertemente inclinada a la exaltación de los valores que construyeron la realidad del México contemporáneo. Es el momento en que el poeta publica en México “LAUREL DE ANAHUAC”, en el año de 1955. Por ese mismo tiempo recibió desde Honduras la grata noticia que el Consejo Superior Universitario lo había seleccionado como Premio Nacional de Literatura RAMON ROSA, consistente en el otorgamiento de Diploma y la cantidad de $ 1,000.00 (un mil dólares).<br />
Ricardo Diego Alduvín amigo y compatriota del portalira al conocer la noticia de la premiación, con fecha 17 de septiembre dirigió desde México un radiograma oficial al doctor Ernesto Argueta, rector de la Universidad, que literalmente decía:<br />
“CARCAMO ansiosísimo por ir a recibir su premio, pero está materialmente imposibilitado para llegar el lunes. Junto con secretario Embajada, Castañeda, ruégote posponer premiación si pudieras tres días, así preparan por la prensa brillante recepción del que es casi un cadáver. Contéstame inmediatamente. Abrazos. Ricardo Alduvín”.<br />
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Ante la imposibilidad de hacerse presente en los actos de premiación el diploma y el valor económico le fue entregado en México al poeta a través del señor Porfirio Hernández, quien desempeñaba funciones como Embajador de Honduras en México. En la carta que el doctor Ernesto Argueta, rector universitario le remitió con fecha 14 de noviembre de 1955 anunciándole el envío de su galardón le sugirió el retorno a la patria, señalándole que el sol y el aire de su tierruca eran distintos al de otras latitudes y que contribuirían en mucho a modificar el estado actual de su salud alterada.<br />
Con el valor del Premio Nacional de Literatura el poeta Cárcamo sacó de la imprenta la edición de lo que sería su último libro de poesías; “PINO Y SANGRE”, el que poca circulación y difusión tuvo en nuestro país.<br />
JACOBO V. CARCAMO, fue un bohemio en toda la dimensión del término en el México de sus cantos, de sus angustias y sus iras, logró concertar relaciones con una pléyade de escritores que le tendieron su fraternal amistad y con quienes compartió en el GALLO DE ORO, una sombría taberna ubicada en la zona central del México antiguo, donde concurrían con frecuencia a mitigar su sed alcohólica, a intercambiar ideas relacionadas con el activo mundo cultural que vive ese país, a emborronar con letras a veces ilegible lo que más tarde se transfiguraría en metáforas implacables y vigorosas, y a escribir sobre servilletas muchas líneas que se perdieron en la inconsciencia de sus elevados estados de embriaguez.<br />
Casi en la antesala de la muerte escribió a su hermana ADA CARCAMO, único familiar con quien mantuvo identificaciones, una carta sentida sobre la muerte de su madre:<br />
“<i>Con profundo pesar me enteré por tu carta del fallecimiento de mi mamá. Los amigos aquí me estaban escondiendo la noticia por temor a mi salud. No te imaginas como estoy, sufriendo en toda forma y llorando solo. Ustedes tan siquiera tienen el consuelo de abrazarse en el dolor, yo en cambio, qué me queda. Me siento solo, sin salud, sin hijos, sin amigos y ahora sin mis padres. Dime hermana de su muerte, qué amigos la asistieron, quienes estuvieron en su último minuto, como fue su dolor, estoy llorando… adiós…</i>” Jacobo.<br />
Quiso volver a su tierra y esa voluntad la expresó a su madre mucho antes de morir, pero la tuberculosis, la sordera y la afonía producida por el consumo copioso de bebidas fueron minando su débil organismo que escasamente atendía requerimientos alimentarios, hasta que terminó recluido en un sanatorio en Chapingo, de donde salió a morir un sábado 2 de agosto de 1959, a la edad de 43 años.<br />
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JACOBO V. CARCAMO dejó algunas obras que probablemente se hayan extraviado donde el poeta reclamaba justicia frente a los crímenes sociales que se cometían contra los desamparados de su tierra, su lírica en el preciso concepto de uno de sus apologistas que fue Roger Orellana Irías, señala:<br />
“<i>Llegó amar a México, sus tradiciones y sus luchas, compartió sus ansiedades y soportó sus quebrantos, vivió su historia y exaltó a sus próceres, JACOBO sentía por ese país una pasión cautivadora, hechizante y contagiosa</i>”. R.O.I.<br />
De todas esas obras la conocida en México fue “MURALES” (inédita), lo mismo que un poemario escrito el año de 1936 llamado “EL PUENTE” y otra donde reunió sus cuentos conocida con el título de “EL SOMBRERO EMPALMADO”, que quedó sin publicar desconociéndose su destino.<br />
En el medio municipal de donde era originario se ha inmortalizado, porque en el centro de la plaza pública se erige una estatua donde se contempla al hijo de Arenal con su clara mirada perdida en la dimensión imponente y serena del valle. Sus paisanos igualmente dispusieron que el centro de formación media llevara el nombre de JACOBO V. CARCAMO, y cada 2 de agosto fecha de su fallecimiento honran su memoria con actos reminiscentes de su obra y sus cantos inmortales dedicados al lugar que invocó en “Saudade para mi pueblo”, al que llamaría con sentidos acentos de nostalgia, “huacal azul, tinaja de mis mieles”.<br />
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En el pasado los más fervientes admiradores de su lírica pretendieron significarlo mediante un sencillo homenaje póstumo dando el nombre del poeta a una pequeña escuela ubicada en la comunidad rural de Santa Bárbara (Municipio de Olanchito), que fue el lugar donde nació su venerable madre Ángela Vallecillo. Para materializar el acto colocaron en el interior del aula principal una enorme fotografía del intelectual arenaleño que en la concepción de algunos críticos de literatura ha sido el que con mayor sentido creacional ha provincializado el dolor. En la parte externa del edificio un rótulo que enmarcaba el nombre del poeta, y abajo, dentro del mismo marco, uno de los versos de su sentida inspiración: “Si cae una dicción en nuestras mentes, en nuestra lengua-tierra va a florecer un día” J.V.C., 1964. Pero los aires reaccionarios y contradictorios de nuestra política criolla anularon toda posibilidad de inmortalizar su nombre y lo sustituyeron por otro, desconocido por cierto, a quien todavía le buscan elementos biográficos para dar una explicación racional por la actitud censurable ante la supresión del nombre de un valor configurante del parnaso nacional.<br />
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La inclusión de este texto obedece a la inequívoca solidaridad cultural y a la irrenunciable admiración que el pueblo de Olanchito expresa por alguien que, como JACOBO V. CARCAMO jugó con todas las posibilidades del lenguaje en alarde de realidad y magia en busca de la metáfora deseada, y sobre todo, en la espera que provocó su canto por verlo:<br />
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“<i>En caballo de estrellas y entre perros y niños</i><br />
<i>Arribar a su pueblo a reclamar por todos</i>”.<br />
En la década de los sesenta una pléyade de jóvenes originarios del municipio de Olanchito se identificaron en el arte por medio de una organización a la que denominaron “CIRCULO CULTURAL JACOBO V. CARCAMO”. Con la constitución de ese grupo perseguían conocer el desarrollo de distintas corrientes literarias mundiales, las creaciones que se originaban en el medio, estimular a los nacientes escritores con informaciones consistentes y actualizadas, contribuir al enriquecimiento de la cultura nacional desde diversas plataformas artísticas, igual que hacer vigente la memoria del poeta arenaleño a través de sus versos, y las invocaciones de sus más contagiosas y exquisitas metáforas. El grupo tuvo poca duración, y sus miembros emigraron de la ciudad al encuentro de sus verdaderos destinos, pero dejaron constancia de su preocupación por el respeto que les mereció la vida de un excelso valor de las letras nacionales.<br />
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Los restos de JACOBO V. CARCAMO descansan en el Panteón Jardín de la ciudad de México D.F. junto al de otro gran hondureño que fue el polígrafo Rafael Heliodoro Valle.<br />
Murió como él mismo lo pronosticara:<br />
“Lejos del verde cuenco de la Patria<br />
afuera de su nítida naranja,<br />
y el himno horizontal de sus corrientes”.<br />
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Durante 14 años los pobladores han celebrado con actividades artísticas, culturales, religiosas, recreativas, ambientales, salud, higiene y, por supuesto, agroindustriales. Durante 15 días ponen de manifiesto su hospitalidad tanto con sus vecinos como con extraños o visitantes. Durante esas dos semanas los organizadores captan fondos de beneficio para la comunidad, con obras de infraestructura a fin de impulsar su propio desarrollo y mejoramiento del entorno social. Uno de los días más significativos de la feria es la celebración del Día de los Agricultores y Ganaderos, el cual se celebra con mucho júbilo por los productores de leche y cultivadores de granos y otros alimentos.<br />
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La cabalgata donde desfilan hombres, mujeres y menores de edad, luciendo sus caballos en mejores galas, de un evento sin igual, disfrutado por propios y extraños. El 11 de octubre, en el CREL (Centro Recolector de Leche) “<i>Armín Figueroa Antúnez</i>”, los agricultores y ganaderos celebraron, como de costumbre, por lo alto en honor a su patrón “<b>San Francisco de Asís</b>”. En las palabraas alusivas, el profesor Juan Martínez, de manera elocuente hizo una breve reseña del diario vivir de loas agricultores y ganaderos, aquellos hombres que labran la tierra y alimentan con leche a sus familias y pobladores de la región.El programa incluyó una invocación religiosa, a cargo de la profesora Digna Hernandez, luego el Himno Nacional, seguidamente un minuto desilencio en memoria de los socios desaparecidos, palabras de ebienvenida por el ganadero Jairo Cruz, lectura de la hoja de vida del homenajeado, señor Rufino Ramón Martínez, entrega de reconocimiento ala señora Ana Alfredina Amaya Gonzalez, más adelante la participación artística del coro de alumnas del centro educativo “<i>Dámaso Posas</i>”.<br />
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El señor Miguel Morales, mariscal de la feria, se pavoneaba, entre tanto, con su baston, ese con el que antiguamente, en tiempos de la colonia, comandaba en la mano del líder de las escoltas militares de la época. Y las reinas Fany Darisa, Senia Paola, Erika Yoselin y Ana María Arias, en todo momento engalanaron, con el encanto femenino de nuestaras mujeres de tierra adentro, el convivio ofrecido en la ocasión.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9EH_Ti9YWADDeXjWx3vXWZinpth8MMgwSKyOsjqdHlKppxY8Sm_CoUhYRUPQjzPDKgmF669Ht9_p0kTLR7mwbT6iW5Kecr91C9j7-6t1-8y73Lin39YQhaThheWgabVBjTOOPBi4JlPw/s1600/JUANRAMONMARTINEZ2.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="Olanchito,Honduras" border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9EH_Ti9YWADDeXjWx3vXWZinpth8MMgwSKyOsjqdHlKppxY8Sm_CoUhYRUPQjzPDKgmF669Ht9_p0kTLR7mwbT6iW5Kecr91C9j7-6t1-8y73Lin39YQhaThheWgabVBjTOOPBi4JlPw/s1600/JUANRAMONMARTINEZ2.jpg" height="297" title="soy un escritor de varias obras. El número es de 17, algunas de corte histórico, análisis político, cuentos y tengo una novela" width="400" /></a></div>
<b><span style="font-size: large;"><br /></span></b>
<b><span style="font-size: large;">¿Cree en la reencarnación?</span></b><br />
Como cristiano católico practicante, no creo en la reencarnación. Cuando Manuel Zelaya dijo que quería reencarnarse en un potro salvaje, corriendo por los llanos de Lepaguare, me reí mucho. Nosotros los cristianos creemos en la resurrección, que considero que es un estado de avance desde esta vida fugaz a la vida eterna, en donde en compañía con Dios, superamos las dimensiones, tiempo y espacio.<br />
<b><span style="font-size: large;">Usted se considera analista, ¿quién le atribuyó ese título?</span></b><br />
Desde el principio, usamos entre amigos la palabra análisis. Recuerdo que cuando Adán Elvir Flores me invito a escribir en La Tribuna en 1976, me dijo que era la oportunidad de hacer análisis sobre la realidad política nacional. En la década de los ochenta, posiblemente por la infl uencia de los escritores estadounidenses, nos empezaron a llamar analistas a los que dábamos opiniones en los medios. Recuerdo que a Gautama Fonseca no le gustó inicialmente el término y una vez dijo que solo a mí me gustaba. Me siento bien con la califi cación y, como ha corrido con suerte, ahora todo el mundo la usa. Y como no es un título, sino que un ejercicio, uno no tiene que tener un título conferido por nadie para opinar y analizar sobre los asuntos de la realidad.<br />
<b><span style="font-size: large;">Tiene pinta de futbolista, ¿quiso en algún momento iniciarse en este deporte?</span></b><br />
Cuando fui niño y adolescente lo practiqué con entusiasmo; pero sin creer que ese podría ser mi futuro. Eran los tiempos que incluso Pelé en Honduras se habría muerto de hambre. Mi padre se opuso siempre a que jugara fútbol, porque era entonces muy brusco, jugaba con adultos en los campos bananeros; y decía que me podían hacer daño.<br />
<b><span style="font-size: large;">El libro “La Biblia del Asno”, ¿lo leyó?</span></b><br />
Una parte. Es un texto de difícil aguante para espíritus y estómagos débiles como el mío. No pasé de la parte de los insultos personales, expresiones racistas en mi contra y ofensas de improvisado psiquiatra en contra de mis coterráneos de Olanchito. Cuando vio que no podía ofendernos individualmente más, a mí y a otros colegas intelectuales como Roberto Sosa, Oscar Acosta y a políticos como a Oswaldo Ramos Soto y a Jorge Arturo Reina, creí que era una expresión masoquista seguir en su lectura.<br />
<b><span style="font-size: large;">Conoce a César Indiano, ¿lo ha tratado?</span></b><br />
Conozco a César Indiano. Somos personas que cuando nos encontramos nos saludamos respetuosamente e intercambiamos unas pocas palabras. Tengo la impresión que es un buen escritor, valiente y decidido, amigos no… Un amigo es alguien que respeta a los otros.<br />
<b><span style="font-size: large;">Gregorio “Goyo” Canales, ¿le suena este nombre?</span></b><br />
Por supuesto, en la vida real fue un amigo de nuestra familia, originario de El Salvador que vivió con mis padres y mis hermanos menores, hasta la guerra del 69 que le obligaron en contra de su voluntad a regresar a su país nativo. Por cariño y respeto a un hombre bueno que ni siquiera sabía leer y escribir, cuando tuve que buscar un seudónimo, escogí el suyo.<br />
Con él escribí durante algún tiempo en El Heraldo. Adán Elvir cuyo talento total no hemos valorado todavía, descubrió que el escritor de El Heraldo, tenía el mismo estilo que el mío; y un día en broma, me empezó a llamar “Goyito”. Coincidió el descubrimiento.<br />
<b><span style="font-size: large;">¿Fiestero?</span></b><br />
Lo normal. Y cada día menos. Las obligaciones del oficio, que como sabe es muy absorbente y la decisión tomada hace más de veinte años de no consumir ninguna bebida alcohólica, me obliga a asistir a muy pocas. Exclusivamente solo asisto a las familiares o de algunos pocos amigos entrañables. Antes asistía también a las de La Tribuna que desafortunadamente se han suspendido.<br />
<b><span style="font-size: large;">¿Alguna fiesta que recuerde?</span></b><br />
Varias por supuesto. La que celebramos cuando nos graduamos de maestros y bachilleres en Olanchito (1960), la graduación de mi hermano José Dagoberto, la fi esta de nuestro matrimonio con Nora Midence, las bodas de mis tres hijos Juan Ramón, Elia Mercedes y Juan Fernando.<br />
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<b><span style="font-size: large;">A los “chonguengues” de militares en época de Navidad o Día del Periodista, ¿ha sido invitado?</span></b><br />
Tengo muy buenos recuerdos de una fi esta en la Fuerza Aérea en donde llegué con Adán Elvir y Orlando Henríquez.<br />
Regalado Hernández, entonces jefe de las Fuerzas Armadas quería relacionarse con nosotros. Todo estuvo bien hasta que cerca del fi nal, Orlando Henríquez dijo que la mayoría de los delincuentes habían hecho el servicio militar.<br />
Regalado Hernández, muy mesurado pese a la ingesta alcohólica que manejaba muy bien, respondió en forma moderada. No así otros militares que escuchaban la conversación, especialmente cuando Adán y yo, argumentábamos con mucha fuerza en contra del servicio militar. Leonel Riera Lunatti, entonces jefe de la FUSEP, se disgustó y le pidió a Regalado Hernández que le permitiera retirarse porque no quería oír que nosotros ofendiéramos a la institución armada.<br />
Como estaba algo eufórico por el alcohol, le dije a Regalado que siendo él general, le ordenara al coronel, que se quedara. Así lo hizo. Pero Lunatti no disimulaba su disgusto, que a la distancia lo siento justifi cado.<br />
Los asistentes de Regalado, queriendo que terminara aquella discusión que se estaba poniendo cada rato más caliente, inventaron la excusa que ya no había trago. Entonces recuerdo que insistí con Regalado que mostrara que era él quien mandaba.<br />
Hombre educado, accedió y seguimos bebiendo. Al final, creo que nos rendimos y dejamos el lugar. Allí aprendí mucho, tuve una nueva visión de los militares y me di cuenta que algunas veces uno se excede en sus declaraciones. Afortunadamente Riera Lunatti me ha perdonado; y es actualmente mi amigo; o por lo menos, nos saludamos cuando nos encontramos, en forma educada.<br />
<b><span style="font-size: large;">Cuál es su opinión ahora de los militares. Usted antes era muy crítico.</span></b><br />
El general Gustavo Álvarez Martínez, decía que usted era comunista y tengo entendido que el coronel Fuentes lo citó en el DIN para llamarle la atención, en una oportunidad en que su esposa llamó alarmada a Adán Elvir Flores porque creyó que lo habían secuestrado y podían desaparecerlo… He sido muy crítico de los militares en el pasado, especialmente cuando se apropiaron y ejercieron la soberanía popular. Posteriormente en la guerra de los ochenta, en que toda Centroamérica se envolvió en una confrontación abierta, exigí que Honduras no fuera instrumento de los Estados Unidos, que no participáramos en la guerra en contra de Nicaragua, que no entrenáramos a los soldados salvadoreños en el CREM; y que, mucho menos, les apoyáramos militarmente en sus choques con los guerrilleros de aquel país.<br />
Ahora los militares merecen todo mi respeto y estoy en la disposición de respaldarlos, especialmente si se mantienen firmes en la defensa del estado de derecho, la vigencia de la Constitución y la defensa de los derechos humanos.<br />
<b><span style="font-size: large;">Cuando fue candidato presidencial por la Democracia Cristiana, ¿cuántas marcas le dio el pueblo?</span></b><br />
Según Rodrigo Wong Arévalo el haber aceptado ser candidato presidencial fue mi mayor error. Estoy por terminar dándole la razón. Porque visto el asunto en perspectiva, no había las condiciones para obtener un buen resultado. Ve las dificultades: no había un partido detrás que estuviera contento con el candidato presidencial. Lucas Aguilera y la mayoría de los dirigentes ex sindicales y ex campesinos que se habían tomado la dirección de la Democracia Cristiana, eran más fi eles a Arturo Corrales que al candidato.<br />
Ellos eran casi empleados suyos.<br />
En cambio yo, no tenía ningún respaldo económico del partido. Fueron unos pocos entrañables amigos que me ayudaron económicamente y agregué a estos mis ahorros, con los cuales hice una campaña en la que busqué ir a la base. Los resultados, en comparación con los que obtuvo Felicito Ávila, fueron mucho mejores. Solo superados por los de Hernán Corrales Padilla en sus buenos momentos.<br />
Para confi rmarlo, no perdimos ninguno de los cinco diputados que teníamos. Obtuve 27.000 marcas.<br />
Dicen por estos lares que anduvo “liberaleando” con el maestro y licenciado Horacio Elvir Rojas,<br />
<b><span style="font-size: large;">¿por qué razón no se quedó con la vestimenta roja?</span></b><br />
Mi primera opción política, al cumplir los 18 años, fue incorporarme al Partido Liberal. La búsqueda de la libertad, la lucha en contra de la dictadura y la construcción de un nuevo estado que creara las condiciones para el desarrollo nacional y el mejoramiento del bienestar del pueblo hondureño, me hicieron militar bajo esa bandera.<br />
En 1965 me desilusionó el PL cuando mostró vacilaciones al momento de confrontar la dictadura de Osvaldo López Arellano. Con otros compañeros que me abordaron, creíamos que había llegado el momento de crear la Democracia Cristiana. En 1968, junto con trece compañeros más la creamos en Choluteca. Desde entonces ha corrido mucha agua bajo los puentes y las cosas han cambiado.<br />
Viendo que el PDCH no tiene futuro, porque ha perdido el interés en el poder porque se han conformado con el RNP, estoy considerando volver al Partido Liberal; pero sin buscar militancia o posición alguna. Tanto por razón de edad, como porque por ofi cio debo mantenerme distante de las obediencias partidarias que hacen perder independencia en el análisis y el cuestionamiento de la realidad.<br />
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<b><span style="font-size: large;"><br /></span></b><b><span style="font-size: large;">Cuando dirigió al INA, Instituto Nacional Agrario, ¿qué positivo hizo?</span></b><br />
Contrario a los que creen que los cargos públicos son fáciles, debo decir que estoy orgulloso de tres cosas realizadas en el INA: 1) que no saqué a los liberales de sus cargos; ni metí demócratas cristianos, porque allí debe trabajar la gente más competente, sin considerar la militancia partidaria; 2) hicimos con otros compañeros, singulares esfuerzos para fortalecer al movimiento campesino que ya mostraba las debilidades que lo tienen postrado actualmente; y 3) manejamos con las manos puras los recursos de la nación, de forma que no he sido cuestionado ni encausado por ninguna acción indebida.<br />
<b>¿Qué no pudo (o no lo dejaron) hacer?</b><br />
Ya no se podía hacer reforma agraria. El fi n del gobierno nacionalista era paralizar las movilizaciones campesinas, animar a los peores dirigentes para que vendieran sus empresas; y dejar que AID impusiera la ley de Modernización Agrícola. Por ello, me negaban presupuesto y Recursos Naturales hacían hasta lo imposible para que quedara mal en el cargo. Por esa razón, a los veinte meses de labor, presenté mi renuncia, de modo que cuando se aprobó la Ley de Modernización Agrícola, yo había dejado el cargo.<br />
<b><span style="font-size: large;">De agricultura, ¿qué tanto conoce?</span></b><br />
Como sabes Rafael, soy campeño, me crié en los campos bananeros de la costa norte, en el distrito de Coyoles Central. Y desde los años escolares y estudiantiles hasta los 22 años, residí en Olanchito, una ciudad ganadera fundamentalmente. De tal manera que mis conocimientos de la agricultura no son de carácter técnico, sino que como expresión de la economía, conozco el papel que juega junto a la industria y los servicios.<br />
Por ello es que sé más que los técnicos, porque mientras ellos están preocupados de la producción y la productividad, yo voy más allá: al encuentro de los mercados, de forma que los esfuerzos realizados por los productores, reditúen benefi cios para ellos y para la sociedad.<br />
Por ejemplo, considero que aquí se menosprecia la agricultura y los periodistas celebran cuando los productos bajan de precio, pasando por alto que de esa manera quienes pierden son los productores. Y cuando en un año pierden, en la temporada siguiente no siembran, con lo cual le crean, sin buscarlo siquiera, perjuicio al país.<br />
<b><span style="font-size: large;">A propósito de este tema, en su natal Olanchito, en donde nació un 18 de mayo de 1941, ¿tiene terrenos?</span></b><br />
A mí me gusta la agricultura como fenómeno económico; pero no como práctica. En razón de lo cual no soy propietario de tierras; ni en Olanchito y mucho menos en otros lugares del país. O fuera de él. Incluso mi corta estadía en el INA me dejó curado porque vi además, como esta sociedad usa a los agricultores para que produzcan barato y de ese modo estén contentos los electores, con lo cual ganan fácilmente las elecciones.<br />
Lo único que tengo es una pequeña casa, en un pueblo cercano a Tegucigalpa en donde leo y escribo mis libros. Allí crio un par de gansos, tres caballos y una vaca. Esta última es un generoso regalo de un exitoso ganadero de Olancho.<br />
<b>¿Por qué a uno de esos caballos le puso Glamour?</b><br />
El primer caballo, de poca casta; pero útil para los fi nes de diversión para nuestros nietos y de nuestros amigos, me lo obsequió Antonio Ortez Turcios. Es modesto en comparación con los llamados caballos de raza que participan en los desfi les, montados por políticos que les gusta llamar la atención, por lo que mi hija mayor, Elia Mercedes, dijo que el caballo era de ella; y como el encaste era mínimo, para contrastar el asunto y reírnos un poco, le puso Glamour.<br />
Es una broma familiar, una forma de reírnos entre nosotros. Por eso no nos molesta que otros tengan caballos de raza y que les pongan nombres en inglés como “coffee”, por ejemplo.<br />
<b><span style="font-size: large;">Tiene varias obras publicadas, entre ellas dos dedicadas a los militares. Cuando usted era joven para ello, ¿sufrió algún intento de reclutamiento violento?</span></b><br />
En efecto, soy un escritor de varias obras. El número es de 17, algunas de corte histórico, análisis político, cuentos y tengo una novela que de tarde en tarde estoy trabajando a la par de lo que creo que será mí más cumplido deber con Honduras. No tiene título todavía; pero en ese libro indago las razones de la pobreza de nuestro pueblo y el escaso desarrollo de nuestro país.<br />
Con respecto a reclutamientos, en Olanchito no había esa práctica. Con mis amigos militares, con los cuales hablo de estas cosas, les digo que posiblemente ello fue así porque los de Olanchito, hablamos con facilidad, discutimos por todo y no tenemos mayor disposición a la obediencia del silencio.<br />
Posiblemente por ello no nos consideraban buenos soldados. Además, éramos muy altos, no habríamos cabido en las camas, comemos mucho; y habrían gastado mucho en nuestros uniformes.<br />
y civiles ha trabajado?<br />
Cuando Callejas era ministro de Recursos Naturales, en uno de los gobiernos militares – el de la Junta Militar número dos (Policarpo Paz García, Domingo Álvarez Cruz y Amílcar Zelaya Rodríguez) fui allí, un funcionario de cuarta categoría durante cerca de dos años. Posteriormente solo he sido funcionario de algún nivel, durante gobiernos civiles elegidos por el pueblo: con el mismo Callejas como Director del Instituto Nacional Agrario y en este mismo gobierno, casi al final, me desempeñé como presidente del Tribunal Nacional de Elecciones, durante el cual tuve el honor de dirigir las elecciones que ganara Carlos Roberto Reina.<br />
<b><span style="font-size: large;">En el Canal 10, Televisión Educativa, ¿está como pez en el agua?</span></b><br />
Claro que sí. Rodrigo Wong Arévalo es un líder extraordinario, un hombre respetuoso de las ideas ajenas y un gerente profesional que lo hace un hombre de éxito que dentro de mi formación, me siento obligado a admirar. Además la tarea que nos hemos impuesto, en términos de formación de nuestro pueblo, me hace sentirme orgulloso.<br />
No hay que pasar por alto que antes de los 18 años, fui locutor de radio en Olanchito, de forma que la comunicación es cosa de muchos años que me ha hecho que me conozcan y muchos me guarden especial estimación.<br />
<b><span style="font-size: large;">¿Algún periodista alguna vez le ha sacado canas verdes?</span></b><br />
Ninguno. Adán Elvir Flores, nuestro común y admirado amigo, dice que<br />
nunca me enojo. Y que cuando hablan de mí, en vez de disgustarme, me echo a reír. Y esto es cierto. En el oficio en que me muevo públicamente, la crítica es algo normal. E incluso en algunos momentos, muchos abusan, llegando hasta la diatriba y a la ofensa. Ante quienes me han llamado “garganta pagada”, me he reído porque no vivo de esta profesión que ejerzo más bien para mantenerme vivo y activo. Y por fi n, los que quieren hacerse populares “intercambiando golpes” conmigo, les doy la espalda y no les hago caso. Sé que el que los ignore les duele mucho más. Y a mí no me cuesta nada…<br />
<b><span style="font-size: large;">Es analista con apego a la verdad, ¿o para defender intereses personales?</span></b><br />
En los análisis me mantengo dentro de la mayor objetividad. Los uso para proteger los intereses nacionales, de forma que me tengo prohibido a mi mismo, usar mis columnas y otros espacios de opinión, para manejar la resolución de asuntos personales.<br />
El chantaje por ejemplo, me parece la peor vergüenza en la que el comunicador honesto puede llegar a caer. O andar pidiéndole dinero a los políticos para elevarlos a los altares de la popularidad, me parece lo más cochino que imaginarse pudiera. Incluso, cuando persisto en un tema; o me ocupo de un personaje que no ceja y continúa pretendiendo hacerle daño al país, me interrogo si no he vuelto la cuestión un asunto de carácter personal.<br />
<b><span style="font-size: large;">El columnista, igual que usted, Roberto Quesada (Diario Tiempo) afincado en Nueva York, dice sentir lástima por su persona…</span></b><br />
Cada quien experimenta los sentimientos que quiere; o que le exige su personalidad, formada o deformada, con respecto a los demás. Yo no experimento sentimientos de lástima contra nadie, porque ello me hace caer en la seguridad que el objeto de mi compasión no tiene esperanza alguna para recuperarse, para lograr su propia resurrección.<br />
Con respecto a Quesada, no siento absolutamente nada en su contra. Ni en su favor. Por la sencilla razón que no lo conozco, no sé dónde ha nacido, quiénes son sus padres; y quiénes son sus hermanos. Más bien como me ocurre con otros desconocidos, cuando se refi eren a sus virtudes, experimento cierto orgullo distante, porque cuando un hondureño se porta bien honra a su patria y prestigia a sus compatriotas, como él algunas veces lo hace en Nueva York.<br />
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<b><span style="font-size: large;">¿Desde qué edad trabaja?</span></b><br />
Creo que desde los doce o trece años de edad. Vendí refrescos, raspados y cervezas en los campos bananeros, ayudando a mis padres que tenían que hacer dobles esfuerzos porque éramos una familia numerosa. Además cuidé milpas, que mi papá cultivaba, para evitar que los loros se comieran las mazorcas. Este ha sido el trabajo más solitario que he tenido en la vida. Y desde los 18 años, empecé a ganar dinero como locutor en Olanchito al lado de Juan Ávila Posas; y algunas veces, incluso como periodista, mientras dirigía con Carlos Urcina, el semanario Patria de Olanchito.<br />
Cuando estudiaba en la Escuela Superior, daba clases en los colegios nocturnos de entonces. Mi alumno más destacado es Rigoberto Chang Castillo, actual ministro de este gobierno. Y en las vacaciones, en dos oportunidades, Hernán Posas –ahora exitoso hombre de negocios agropecuarios en el Ecuador – me consiguió empleo durante dos meses que duraban las mismas, como peón en la fi nca de Nerones, en el distrito de Isletas. Recuerdo que ganaba Lps. 5.35 al día.<br />
<b><span style="font-size: large;">Usted escribe, escribe, escribe y más, ¿cuantas horas duerme?</span></b><br />
Yo soy un hombre normal, con una gran pasión por el estudio, la lectura y la expresión oral, o escrita. Duerno entre siete u ocho horas cada noche. Trabajo cerca de ocho en la dirección de las empresas de nuestra familia; y al llegar a casa, entro a mi estudio en donde trabajo unas cinco horas más aproximadamente, leyendo investigando y escribiendo.<br />
Tengo algunas virtudes que Dios me ha dado: me apasiona la lectura, leo con enorme facilidad y retengo bastante los datos obtenidos, de forma que tengo una enorme facilidad para escribir.<br />
Lo que le gusta, y no de los políticos…<br />
Admiro la dedicación al servicio público como misión en favor de la colectividad. Lo que me repugna es la ignorancia, la soberbia, la estupidez y la inmoralidad que los lleva a la corrupción.<br />
<b><span style="font-size: large;">¿Ha tenido algún sueño despierto en torno a su futuro como escritor?</span></b><br />
Soy muy realista. Lo que me tocaba, lo he recibido ya. Lo que me queda es la posibilidad que al paso de los años, los que no me conocieron, me guarden respeto, celebren mis sueños y anticipaciones. Y me quieran, como deseaba el maestro Gabriel García Márquez.<br />
<b><span style="font-size: large;">¿Le gustaría dirigir algún medio de comunicación?</span></b><br />
En una oportunidad dirigí Canal 13. Antes el semanario Futuro, en Langue, Valle, y en Olanchito, el semanario Patria. Si me permite un sueño, me gustaría dirigir La Tribuna; pero Adán Elvir Flores goza de muy buena salud, gracias a Dios. Por lo demás, ser el más antiguo columnista de La Tribuna y coordinador de sus dos suplementos más importantes que los muertos y el deporte, para mí es un honor que me llena de satisfacción. Y que me basta.<br />
El que se “güevea” (roba) una gallina va al “mamo” (cárcel), ¿irán a las bartolinas los culpables?<br />
Deben ir a pagar lo debido y lavar sus pecados capitales. No creo que haya que diferenciar a los que roban una gallina de los que roban millones. Lo distinto son las oportunidades. Robo es robo. Incluso, creo que los católicos tenemos que revisar eso de pecados veniales y pecados capitales. Todos los pecados son iguales y deben recibir el mismo rechazo. Allá Dios en su misericordia si él hace distinciones. En lo que respecta a los últimos, los responsables en Honduras, todos los conocemos. Dirigen partidos, medios de comunicación, e incluso alguna que otra iglesia del interior.<br />
<b><span style="font-size: large;">En el tema de la muerte, que usted como intelectual ya debe habérselo planteado, ¿quiénes le gustaría que lo despidieran en el cementerio?</span></b><br />
Con su vida, uno debe preparar su muerte. Si uno es un solitario, muy pocos lo acompañarán en el momento de bajar a la tumba. Pero si uno se ha involucrado en la vida pública – como es mi caso – espero que mi familia no esté sola. Irán al cementerio mis amigos y los enemigos, que no sé cuántos se imaginan como tal, para verifi car si en efecto, he terminado de molestarles la vida en la tierra.<br />
Ahora en cuanto a quiénes quisiera que hablaran o escribieran, en primer lugar, quisiera que lo hiciera Adán Elvir Flores, mi entrañable amigo y fraterno compañero; Rodrigo Wong Arévalo, Segisfredo Infante, Nery Alexis Gaitán, Livio Manuel Ramírez, mi compatriota de Olanchito, Miguel Morazán, el padre Antonio Salinas, Antonio Martin, Carolina Alduvin, Edmundo Orellana, Silvia Orellana, Elvin Santos Lozano, Juan Fernando Ávila Posas y Rafael Ramos Rivera.<br />
<b>Y, ¿cuáles no lo hicieran?</b><br />
No quisiera que lo hicieran Dilma Quezada Martínez, Manuel Zelaya Rosales y Carlos Flores. La primera por exagerada, el segundo por vengativo y el último porque hablaría más de sí mismo que del fallecido.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgW22CXZZSJs5jEY6Dy1qaWKvl51Gk8s2IeCGi0khM8sl18ANEDF1tqy16geT9p7V3iy2p8N-HGHN44A3nCWks9UBzlz17kmVJHVEG65TEBaGAFeg8FmDFewq6Z8v7PGwDSbHp6zE9vivk/s1600/at-the-tv-station.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgW22CXZZSJs5jEY6Dy1qaWKvl51Gk8s2IeCGi0khM8sl18ANEDF1tqy16geT9p7V3iy2p8N-HGHN44A3nCWks9UBzlz17kmVJHVEG65TEBaGAFeg8FmDFewq6Z8v7PGwDSbHp6zE9vivk/s1600/at-the-tv-station.jpg" /></a></div>
Desde el aeropuerto hasta la casa de la misión en Olanchito, Honduras. Ese viaje fue una experiencia para decir lo menos. En su mayor parte que estábamos buscando en las montañas y arboledas que nos topamos en el camino. Una vez que llegamos a una ciudad / pueblo, si íbamos a volar otra vez, se hubiera visto como un montón de hormigas moviéndose. No hay luces de la calle ... sólo ceder e ir. La gente en bicicletas y motocicletas por todas partes. No hay límites de velocidad en absoluto!<br />
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Las casas, son diferentes de las de aquí y se mezclan. En eso, significa que usted tendrá una buena casa y luego un hogar pobre por toda la ciudad. Todos ellos tienen una cerca con alambre de púas en la parte superior para mantener a los ladrones fuera. Y entonces usted verá una casa no terminada aún. Puede tomar años para construir una casa allí. Ellos van y trabajo por un tiempo y luego comprar la tierra. Ve a trabajar y luego poner los cimientos de adobe o de bloques de cemento. A continuación, vaya trabajar un poco más y luego construir las paredes y luego el techo. Ninguna deuda. Pero se necesita un tiempo. Pensé que era interesante.<br />
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Volver a la conducción de un segundo. A pesar de no hay límites de velocidad o las luces de todo el mundo era muy consciente y cortés de los demás en el camino ya sea en bicicleta oa pie. No vi la rabia del camino en la cara de nadie como los pasamos por o como ellos nos pasaron. He aquí por qué ... el tiempo no es importante allí como aquí.<br />
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En nuestro último camino a la casa de la misión que estábamos en una montaña y la carretera estaba llena de baches por decir lo menos. ¿Qué disparado todos nosotros fue que al pasar una cascada, que en realidad fluye sobre el camino a veces, miramos hacia abajo para ver un agujero en el camino que dejó sobre el espacio justo para que el vehículo pasar.<br />
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Ahora es la casa de la misión y son recibidos por el pastor Darío. Este pastor, para mí, es el Billy Graham de Honduras. Su deseo por los perdidos a aceptar a Jesucristo es increíble. Al decir hola, nos preguntó si queríamos ir a ver a los chicos en el Arca. Estábamos cansados pero listos.<br />
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Esta Arca es en realidad un centro de rehabilitación para que el Señor le dio instrucciones para construir. Es también la razón por la que vinimos. Este viaje de la misión era llevar Celebrate Recovery, un programa de recuperación centrada en Cristo, al Arca y para la iglesia del Pastor Darío. Dios vio que consumado y mucho, mucho más. Al encontrarse con los chicos en el Arca se notaba que estaban lastimando ... unos pocos realmente desintoxicación. Una maravillosa primera visita.<br />
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Ahora nuestro plan era ir al Arca cada mañana y cada noche para enseñar a unos pocos hombres a dirigir un programa de CR y de compartir nuestro testimonio con los chicos. Normalmente, un programa de CR es la adoración, lección y discusión en pequeños grupos en la lección presentada esa noche. Una vez al mes alguien da su testimonio de cómo Dios ayudó a recuperarse de decir cuestiones de drogas, alcohol, depresión, ansiedad, adicción a la comida, de control y de ira, adicción a la pornografía hasta el final a simplemente ole, pero difícil, problemas de autoestima. Bien que hicimos todo lo que cada mañana y cada noche en el Arca. Recuerde, el tiempo no es un gran problema. Podríamos pasar una o dos horas si es necesario. Y lo hicimos.<br />
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La primera morning Giving Mi Testimonio que comenzó con la adoración. Lo que era genial era que muchos de ellos sabían las canciones y cantó junto en español. Por alguna razón Dios le dijo a nuestro planificador, Marie, que tenía que dar mi testimonio de que por la mañana. Le di mi testimonio, tener que cambiar un poco como ciertas palabras eran difíciles de traducir al español, entonces la lección fue presentado por nuestro jefe de equipo Bro. Rayland. Potente, como siempre. Luego vino el llamado al altar. Se podía ver la lucha en los corazones con sólo mirarlos. Finalmente algunos vinieron y oramos por ellos. A continuación, el resto vino. Oramos por todo el grupo.<br />
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Luego nos fuimos a la ciudad para establecer el resto de la visita, que confía en mí estaba Dios ordenado. Los lugares, compartimos el mensaje de esperanza a abajo no habría ni siquiera nos dejó en la puerta aquí ... mucho menos que decir, por supuesto ... .come sucesivamente. Fuimos a las escuelas, la prisión, el orfanato, hospital y sí, una estación de televisión. Y nos dieron la bienvenida con los brazos abiertos.<br />
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Cerrada el domingo con otra reunión CR en el Arca con Bro. Rayland dando otra gran lección. Más tiempo orando con los chicos y conocerlos un poco gracias a nuestro intérprete, Maria.<br />
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Lunes por la mañana había dos hombres nuevos en el Arca. Pastor Darío había ido a pescar y cogimos dos hombres más. Uno de los que voy a decir acerca de la brevedad. El diablo había apoderado de él buena. Pero tuvimos nuestra reunión de CR y oramos sobre los hombres de nuevo. Se podía ver las bombillas de apagarse en la cabeza ahora. Ellos fueron dando cuenta de que Dios lo hizo, de hecho, los ama y nada de lo que jamás habían hecho cambiaría ese hecho.<br />
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Hace unos pocos meses, Juan desapareció sin dejar rastro. Salió de su casa al trabajo y nadie volvió a verlo. A su trabajo no llegó nunca.Juan era un hombre joven, no muy alto, de buena presencia, amable y servicial, lo que le permitía quedar bien con todo el mundo, especialmente con las mujeres. Por eso, su desaparición alarmó a sus vecinos de la aldea Carrizales, cerca de Jocón, Yoro. Al tercer día, su esposa puso la denuncia en la Dirección Nacional de Investigación Criminal, DNIC, y se destacó a un equipo para que investigara el caso.-<br />
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¿Tiene enemigos su esposo?-No, que yo sepa.-¿Sabe si tiene otra mujer?-Mire, los hombres son unos pícaros que no se conforman nunca con lo que tienen…-Entonces, ¿sí tiene otra mujer su esposo?-A mí no me consta pero siempre se dicen cosas.-Por favor, señora, sea más clara… Necesitamos toda la información posible para poder investigar qué fue lo que pasó con su marido.-Es que no sé. La gente habla pero yo no sé.-¿Ha tenido problemas con alguien su marido en el último mes?-Es que él nunca me dice nada a mí.Por aquella parte, los detectives no iban a llegar a ningún lado.-¿En que trabaja su esposo?-Es ordeñador pero le hace de todo.-¿Dónde trabaja?-En cualquier parte, donde consigue trabajo. Esta última semana trabajó en la hacienda Las flores… Ya había trabajado allí otras veces.-¿Iba para esa hacienda cuando lo vio por última vez?-Sí.-¿A qué hora salió de la casa?-Siempre salía de madrugada.<br />
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LAS FLORES. Una hacienda siempre es algo bonito de ver. Los animales, las enormes extensiones de tierra, los hombres trabajando, los terneros llamando a sus madres con largos bramidos, la leche que sale de las ubres en chorros intermitentes. Como dijo Rubén Darío en su poema “Del trópico”:¡Qué alegre y fresca la mañanita!Me agarra el aire por la nariz,los perros ladran y un chico grita,y una muchacha gorda y bonitajunto a una piedra muele maíz.Son escenas comunes en el campo hondureño, y en la hacienda Las Flores se repetían cada día. Allí era donde trabajaba Juan cuando desapareció, y hasta allí llegaron los detectives de la DNIC. Nadie les dio razón. Juan no había llegado ese día a trabajar y no sabían qué pudo haberle pasado. Lo más seguro era que se había ido mojado para Estados Unidos.-¿Por qué dice eso?-Porque desde hace días dijo que se quería ir… Aquí no hacía nada.El hombre que hablaba con los policías era un ayudante del capataz, un hombre maduro con rasgos indígenas que se expresaba con dureza, como el hombre que está acostumbrado a mandar.-¿Usted lo conocía bien?-Bien, lo que se dice bien, no, pero trabajaba aquí por temporadas. Era un hombre que nunca estaba bien en ningún lado.-<br />
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¿Por qué dice eso?-Hoy estaba aquí, mañana en otra hacienda…-¿Era buen trabajador?-Era bueno, sí…-¿Tuvo usted alguna razón para quejarse de él?-Yo no.-¿Alguien que usted conozca?El hombre arrugó las cejas.-Dicen que era bien enamorado.El hombre cambió la mirada.-De eso no sé; son cosas privadas de las personas que no me interesan.El detective suspiró, miró hacia el horizonte, donde las nubes blancas se dejaban llevar por el viento de la mañana, y dijo, paseando la mirada en las montañas lejanas.-Me pregunto en qué montaña de esas lo enterraron… ¡Aquí es fácil deshacerse de un cadáver!El ayudante del capataz abrió los ojos, dejó de respirar por un segundo, y no supo qué decir. El detective lo miró, le sonrió por un momento, y le dijo:-Vamos a volver. A mí se me hace que Juan no se fue para Estados Unidos… Más bien creo que lo mataron y lo enterraron en alguna de esas montañas… ¿Usted que opina?El hombre no dijo nada. El detective agregó: -Y fíjese, señor, que a mí me parece que usted sabe más de lo que nos está diciendo. Me parece que usted sabe qué fue lo que pasó con Juan… -¡Yo no sé nada de ese hombre! -Pues yo creo que sí… -¿Y por qué me está acusando usted? -Mire, le voy a explicar algo. Usted conoce a Juan, o mejor dicho, usted conocía a Juan; cuando se refería a él, hace unos momentos, hablaba en pasado, decía “era buen trabajador”, “era bien enamorado”, y estoy seguro de que usted sabe donde está Juan… -Ya le dije que yo no sé nada. -Bueno, eso lo vamos a ver más adelante… Ahora quiero que me reúna a la gente, vamos a hablar con ellos… Alguien tiene que saber algo de Juan. -Aquí nadie sabe nada de ese hombre. -¿Usted cree? -Y la gente está trabajando… El detective sacó las esposas de acero de su cintura, las agitó frente al hombre y le dijo: -¿Sábe usted que es esto? El hombre no dijo nada. -Se llaman esposas, o “chachas”. Creo que lo mejor es que me lo lleve a usted para Tegucigalpa… El hombre dio un salto. -¿Y por qué si yo no he hecho nada? -¿Usted no le hizo nada a Juan? -No, yo no… -¿Entonces quien fue el que lo mató? El hombre sudaba helado. Ahora no parecía tan arrogante como al inicio. -Yo no sé nada de eso…<br />
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-Bueno, mejor vamos a volver. Pero cuando regresemos va a venir con nosotros el fiscal, así que si tiene algo que decirnos es mejor que lo diga ahora porque después no le va a servir de nada. -Yo no sé nada, ya se lo dije; yo no sé quien mató a Juan. -No sabe quién lo mató, ¿verdad? Y de seguro tampoco sabe dónde lo enterraron. Lo mataron en la madrugada, lo esperaban en el camino a la hacienda, lo agarraron y se lo llevaron para las montañas; allá lo enterraron. ¿Verdad que así fue? El hombre no respondió, los detectives le dieron la mano y él les devolvió el saludo con una mano helada y sudorosa. El detective le volvió a sonreír. Aquella era una sonrisa maliciosa, acusadora, que puso más nervioso al ayudante del capataz.<br />
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HIPOTESIS. -¿Por qué le dijiste todo eso? El detective sonrió, encendió un cigarro y se acomodó en el asiento del copiloto. -No sé, me pareció que era demasiado prepotente y se me ocurrió hostigarlo cuando dijo que Juan “era buen trabajador” y que “era bien enamorado”. Él no se fijó en lo que decía pero al oírlo hablar en pasado me dieron ganas de hurgarlo un poco… Se me ocurrió decir que Juan estaba enterrado en las montañas y allí vi que cambió su semblante, entonces empecé a sospechar… -Se puso nervioso. -Sí, y más cuando le dije que lo habían agarrado en la madrugada, en el camino a la hacienda, y que lo habían ido a enterrar en las montañas. Estoy seguro de que ese hombre sabe dónde está Juan. -¿Creés que esté muerto? -A mí me parece que sí… Ese hombrecito me parece muy sospechoso. -¿Qué mal haría Juan como para que lo mataran? -Aquí nunca se sabe con quién se mete uno. Esta gente es muy delicada y no perdona que les roben lo que tanto les cuesta y que les toquen las mujeres… Creo que por ahí anda la cosa… Hay que entrevistar a más gente de la hacienda… Seguro que alguien tiene algo qué decir.<br />
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QUINTO. Cinco días hacía que Juan había desaparecido. La esposa, su madre y sus hermanos les dijeron a los detectives que Juan jamás pensó en viajar mojado a Estados Unidos y que el que decía que se había ido era un mentiroso. Fue en ese momento en que los detectives estuvieron seguros de que Juan estaba muerto, que lo habían matado por algo y que se habían deshecho del cuerpo en algún lugar en las montañas. Sin embargo, nadie había dicho nada sobre esto. Nadie sabía nada sobre Juan. -Vamos a hacer una cosa –dijo el detective-; vamos a regar la noticia de que viene un equipo de Tegucigalpa para buscar el cadáver… Si hay algo escondido por aquí, lo vamos a saber… No perdieron el tiempo. La noticia se supo esa misma mañana y, para la tarde, un hombre algo entrado en años, vestido humildemente, pidió hablar con los detectives que todavía no se habían ido de la aldea. -Mire, señor –dijo el hombre, jugando con el ala de su sombrero y sin levantar la mirada-, a Juan le pasó algo malo… -¿Por qué dice eso? -Es que los patrones de la hacienda como que estaban enemistados con él…, yo no sé por qué, pero, es que Juan parece que hizo algo feo… -¿Sábe que fue lo que hizo Juan? -Mire, allí nadie habla, pero es que Juan no respetaba mujer ajena y parece que por ahí le vino la desgracia. -Por eso lo mataron, ¿verdad? -Mire, yo no sé cómo fueron las cosas pero para mí que los hombres de confianza del patrón saben qué fue lo que le pasó al muchacho… -¿Usted cree que lo mataron? -Sí. -¿Y se imagina dónde lo enterraron? -Por ahí por las montañas… La hacienda es bien grande… Pero no sé nada… Yo es que me imagino. El detective miró profundamente al hombre, que seguía jugando con el sombrero y no había levantado la cabeza ni un momento, y le dijo: -Mire, si usted nos ayuda a encontrar el cuerpo nosotros le ayudamos a usted… ¿Qué le parece? El hombre levantó la cabeza, abrió los ojos, asustado, y las palabras se quedaron en su boca entreabierta. -Usted no quiere ir preso, ¿verdad? El hombre dejó caer el sombrero y se puso pálido. -Mire, señor –dijo con voz temblorosa-, yo solo sé quién hizo el hoyo pa’ meterlo; yo no tengo nada qué ver en esa muerte. -¿Quién hizo el hoyo pa’ meterlo, señor? El hombre guardó silencio. El detective le dijo: -Fue un hijo suyo, ¿verdad? El hombre movió la cabeza hacia adelante. -¿Trabaja en la hacienda? -Sí. Pero él no tiene nada que ver en eso, solo hizo el hoyo. -Y, ¿dónde está su hijo? -Mire, señor, cuando ustedes llegaron a la hacienda, el capataz le dijo a la gente que si hablaban con ustedes podían meterse a problemas, y allí fue cuando mi hijo me dijo que él no quería tener problemas y que mejor se iba de la hacienda. Yo me olí algo malo y lo hice que me dijera lo qué sabía de Juan y entonces me dijo que él había hecho el hoyo donde lo enterraron, en la montaña. Yo le dije que se escondiera por mientras ustedes se iban porque estaba seguro que no lo iban a encontrar, pero hoy supe que el ayudante del capataz se fue de la hacienda después que ustedes estuvieron con él, y mejor vine a buscarlos. Mi hijo no mató a ese hombre, se los aseguro… -¿Dónde lo enterraron? -Yo los voy a llevar. -Vamos a llamar a un equipo de Tegucigalpa, para desenterrar el cadáver…<br />
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. Era de noche cuando el forense y su equipo llegaron a Carrizales. Estaban cansados y decidieron empezar la exhumación al día siguiente. A primera hora estaban frente a un bulto de tierra cubierta con piedras y ramas en lo profundo de la montaña. Las palas entraron en acción y, poco a poco, la fosa fue creciendo. Al llegar a un metro encontraron los primeros huesos. El forense se detuvo, extrañado, al darse cuenta que aquellos huesos eran demasiado raros, además, no esperaba encontrar huesos en la tumba puesto que Juan no tenía ni una semana de haber sido enterrado. Lo lógico era encontrar su cuerpo en estado de descomposición, pero no los puros huesos. Al seguir escarbando se dio cuenta que estaba perdiendo el tiempo. Los huesos eran de vaca. Una montaña de huesos de vaca enterrados en la tierra húmeda. -Creo que nos han engañado –dijo uno de los detectives. -Detengan a ese hombre -dijo otro. El hombre, que en todo este tiempo estuvo jugando con el sombrero a unos metros de la fosa, dio un grito. -No, señor; allí fue donde enterraron al muchacho… -Esos son huesos de vaca. El hombre no dijo nada. Estaba tan confundido como el forense. -Dejemos eso ahí –dijo el ayudante del fiscal-. Tenemos cosas más importantes que hacer que estar desenterrando huesos de vaca. Los huesos estaban amontonados a un lado de la fosa, sobre un plástico grueso, y la tumba estaba vacía.<br />
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No había nada más que hacer allí. El misterio de la desaparición de Juan se complicaba. Ahora todas las teorías quedaban en nada y los detectives tenían que empezar de nuevo. A lo mejor era verdad aquello que decían que Juan se había ido mojado para Estados Unidos. NADA. El fiscal estaba molesto, los detectives decepcionados y la familia de Juan desesperada. ¿Qué había pasado en realidad con Juan? ¿Dónde estaba? ¿Por qué no se había comunicado con ellos en todo este tiempo? ¿Por qué les había mentido aquel hombre al señalarles la tumba? ¿Por qué el ayudante del capataz se había ido de la hacienda el mismo día que los detectives hablaron con él? ¿Es que sabía algo sobre la desaparición de Juan? Ahora se comentaba en la aldea que el patrón de la hacienda no estaba a gusto con Juan y que había dicho que no quería ver más a ese hijuep… en sus tierras. ¿Por qué decir esto? ¿Qué problemas tenía Juan con su patrón? Y, ¿por qué aquellas palabras estaban en boca de todo el mundo? Para los detectives era hora de platicar con el patrón. TIERRA. Ya nada quedaba en la fosa y los hombres se prepararon para retirarse. Un ayudante del forense miró al fondo por última vez y no vio nada. Habían perdido el tiempo. Sin embargo, la tierra se veía floja y en una esquina había algo que se movía despacio. -Son gusanos –le dijo su compañero. -¿Gusanos? -Sí. -Pero, ¿por qué hay gusanos allí y no hay ninguno en los huesos? ¿Ves que los huesos están blancos? Al menos un gusano deberían tener, si es que se pudrieron aquí… -Tenés razón… Pero hay algo más raro en esto. ¿Por qué vinieron a enterrar huesos de vaca en esta fosa? ¿Para que tomarse semejante molestia? ¿A quién le interesa enterrar ganado en esta montaña? -¡No, hombre! Aquí estaba enterrado el muchacho desaparecido pero los que lo mataron, al saber que veníamos nosotros a desenterrarlo, se nos adelantaron, sacaron el cuerpo y dejaron los huesos de vaca… -¡Púchica! Ni los detectives de la DIC piensan así. ¡Eso es lo que pasó, y esos gusanos son los que quedaron del cadáver que se estaba descomponiendo! ¡Dame una pala! El hombre saltó a la fosa, tomó la pala que le daba su compañero y empezó a escarbar de nuevo, en la esquina donde se movían los gusanos, que ahora eran más visibles. Lo que encontró lo hizo dar un grito de alegría. -¡Una mano! ¡Encontré una mano! Los detectives se acercaron a la fosa. Era la mano derecha de un hombre, con dedos largos y delgados, que estaba cortada desde la muñeca. Aunque se estaba pudriendo, tenía las uñas y casi intactos algunos dedos. -Hay que llevarla a Tegucigalpa. Creo que podemos tomar las huellas digitales. -Realmente no hay crimen perfecto –dijo el fiscal.<br />
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NOTA FINAL. En el laboratorio, en Tegucigalpa, se tomaron las huellas digitales de los dedos que aún no estaban podridos. Una sola huella se tomó completa. Los detectives tuvieron que esperar una semana más para identificarla. Era del dedo anular de Juan. Cuando los detectives regresaron a la hacienda Las Flores le presentaron a los dueños una orden de cateo y otra de captura. Dos hombres están en prisión por el asesinato de Juan. Un testigo protegido colabora con la Fiscalía. El cacique de Jocón espera sentencia. El Ministerio Público pedirá treinta años de prisión. El cadáver de Juan no ha sido encontrado.<br />
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Según Decreto 127 - 2000, Toda Municipalidad Tendrá Un Comisionado Municipal, Electo Por La Corporación Municipal, En Cabildo Abierto, Debidamente Convocado, De Un Listado De Cuatro Personas Propuestas Por Las Organizaciones De La Sociedad Civil. El Comisionado Municipal Deberá Ser Mayor De 25 Años Y Encontrarse En El Pleno Goce De Sus Derechos Civiles.<br />
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El representante de los intereses generales del pueblo en cualquier Municipio de Honduras, constituye una iluminada personalidad y sus gestiones son de alta transcendencia y significación, limitándose al ejercicio democrático y vigilancia político social y administrativa en todas las actuaciones de los autoridades y empleados.<br />
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La designación del Comisionado Municipal en Olanchito, se realiza por mandato expreso de la Ley de Municipalidades, teniendo un carácter legal respecto a los intereses municipales y es herramienta elemental en la protección de la ciudadanía. En consecuencia, la labor del Comisionado es compleja y sus efectos propenden a verificar el cumplimiento de las leyes.<br />
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Congruente con ello la comisión de transparencia a iniciado el proceso de nombramiento por parte de las organizaciones legalmente representadas en olanchito de sus candidatos, el cual deberá cumplir una serie de requisitos previamente solicitados...<br />
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Que se necesita para ser comisionado en Olanchito? Como diría la buena amiga Mary no necesariamente tendría que ser un Santo Tomas de Aquino, pero si una persona interesada por velas por los intereses del pueblo y no por los de un grupo, tampoco queremos un comisionado que se convierta en un mobiliario mas en las sesiones de corporación, pero no con ello una persona que se oponga por oponerse a todo lo emanado por las autoridades municipales.<br />
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El nuevo o La nueva comisionada municipal tendrá que ser una persona equilibrada en el uso de sus facultades, el o la cual deberá prestar atención inmediata y de seguimiento a cualquier denuncia. de ahí que la o el Comisionado Municipal puede llegar a ser un poderoso contrapeso.<br />
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En función de lo antes mencionado, es importante que el proceso de elección del nuevo Comisionado, sea transparente y participativo, a fin de escoger al mejor hombre o mujer que pueda desempeñarse con valentía, efectividad, independencia y honestidad.<br />
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Que decir de el pasado cuando se nombraron personas conocidas otras no tan conocidas pero que abusaron de la confianza de un pueblo que vieron como callaban ante tanto abuso de poder, pero como dice el canto cristiano: “Yo tengo fe que todo cambiará”.<br />
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En Organizaciones de sociedad civil y medios de comunicación, empiezan a generarse nombres de los posibles candidatos, algunos de ellos auto-nombrados que ven el puesto de comisionado nada mas como una figura de imagen para alimentar su EGO, otros como el puesto idóneo para ir a dar la guerra y oponerse a todo, sin embargo como pueblo ya estamos cansados, queremos a un Comisionado Municipal participativo, defensor, conocedor de la necesidad del pueblo.<br />
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<span style="font-size: large;"><i>Francisco J. Mejía Posantes</i></span>: Ministro de Guerra y Marina en el gabinete provisional de gobierno del doctor Francisco Bertrand, a partir del 28 de marzo de 1911.<br />
Ministro de Guerra y Marina en el gobierno del General Manuel Bonilla Chirinos, a partir del 1 de febrero de 1912.<br />
Ministro de Guerra y Marina en el gobierno del Doctor Alberto Membreño Márquez, a partir del 5 al 15 de agosto de 1915.<br />
Ministro de Hacienda y Crédito Público, en el gobierno del Dr. Alberto Membreño Márquez.<br />
Ministro de Gobernación y Justicia y designado presidencial a partir del 8 de febrero de 1916 en el gobierno del doctor Francisco Bertrand Barahona.<br />
Finalmente figuró como precandidato presidencial por el Partido Nacional, cuando le sorprendió la muerte en forma inesperada.<br />
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<span style="font-size: large;">Andrés Avelino Alvarado Puerto</span>: Ministro de Recursos Naturales en el gobierno de la Junta Militar de 1956-1957.<br />
Ministro de Relaciones Exteriores de 1957 a 1963 en el Gobierno Liberal presidido por el Dr. Ramón Villeda Morales.<br />
Ministro de Relaciones del 6 de junio de 1971 al 4 de diciembre de 1972 en la administración del gobierno de Integración Nacional presidido por el Dr. Ramón Ernesto Cruz.<br />
Precandidato a la Presidencia de la República por el Partido Liberal de 1962-1963.<br />
Embajador en Costa Rica de 1978 al 2000 durante el gobierno liberal del Ing. Carlos Flores Facussé.<br />
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<span style="font-size: large;">Horacio Moya Posas</span>: Diputado durante diez y seis años de dictadura del General Tiburcio Carías Andino.<br />
Fiscal general de la República en el gobierno del Dr. Juan Manuel Gálvez.<br />
Diputado a la Asamblea Nacional Constituyente de 1957.<br />
Diputado al Congreso Nacional de 1957 a 1963 en representación del Partido Nacional. Ministro director del Instituto Nacional Agrario (INA) en la administración del Dr. Ramón Ernesto Cruz (nacionalista).<br />
Designado presidencial de 1965-1971 en la administración del general Oswaldo López Arellano promovida por el Partido Nacional.<br />
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<span style="font-size: large;">Amílcar Zelaya Rodríguez</span>: Comandante del Agrupamiento Táctico Especial.<br />
Comandante en jefe de la Fuerza de Seguridad Pública (FUSEP) Policía Nacional.<br />
Miembro del triunvirato que asumió el poder de la nación el 7 de agosto de 1978 al 25 de julio de 1979.<br />
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<span style="font-size: large;">Elvin Ernesto Santos Lozano</span>: Diputado al Congreso Nacional en representación del Partido Liberal de 1965-1971.<br />
Presidente del Consejo Metropolitano del Distrito Central de 1982-1984.<br />
Ministro de Recursos Naturales en el gobierno liberal presidido por el Ing. Carlos Roberto Flores Facussé. 1998-2002. Precandidato presidencial por el Partido Liberal. Candidato a designado presidencial por el Partido Liberal en la planilla encabezada por el licenciado Óscar Mejía Arellano.<br />
Embajador y representante de Honduras ante la FAO en el gobierno del liberal Manuel Zelaya Rosales.<br />
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<span style="font-size: large;">Regino Quesada Ramírez</span>: Viceministro de Recursos Naturales en la administración liberal presidida por el doctor Roberto Suazo Córdova. 1982-1986.<br />
<span style="font-size: large;">Lisandro Quesada Bardales</span>: Secretario de Prensa del presidente liberal José Azcona Hoyo de 1986-1990. Ministro de Cultura y Turismo de 1986-1988 en la administración liberal del Ing. José Azcona Hoyo.<br />
Director de la Empresa Nacional de Artes Gráficas (ENAG) en la administración liberal de José Azcona Hoyo. 1986-1990.<br />
Presidente del Tribunal Nacional Electoral de 1986-1990 en representación del Partido Liberal.<br />
Diputado al Parlamento Centroamericano en representación del Partido Liberal de Honduras.<br />
<span style="font-size: large;">Luis Alonso Quesada</span>: Viceministro de Recursos Naturales en la administración presidencial del Ing. José Azcona Hoyo. 1986-1990.<br />
<span style="font-size: large;">José Luis Melara Murillo</span>: Viceministro de Cultura de 1989-1990 en la Administración del Ing. José Azcona Hoyo.<br />
<span style="font-size: large;">Moisés Starkman Pinel:</span> Asesor en Proyectos Especiales de la Presidencia de la República en la administración presidida por el Dr. Roberto Suazo Córdova.<br />
Director de la División de Recursos para el Desarrollo de la Secretaría Técnica del Consejo Superior de Planificación Económica (CONSUPLANE).<br />
Ministro del Consejo de Planificación Económica (CONSUPLANE) de 1984 a 1986.<br />
Ministro de Asuntos Económicos de la Embajada de Honduras en Washington D.C. de 1982-1984.<br />
Precandidato Presidencial por el Partido Liberal de Honduras 1997-1998.<br />
<span style="font-size: large;">Juan Ramón Martínez B</span>: Ministro Director del Instituto Nacional Agrario (INA) en la Administración Presidencial del Licenciado Rafael Leonardo Callejas Romero. 1990-1993.<br />
Presidente del Tribunal Nacional Electoral de 1996-1997.<br />
Candidato a la Presidencia de la República por el Partido Demócrata Cristiano de Honduras durante el período 2005.<br />
<span style="font-size: large;">Carlos Chahin Chahin</span>: Ministro de Economía en la administración nacionalista del licenciado Rafael Leonardo Callejas. 1989-1990.<br />
<span style="font-size: large;">Arturo Morales Fúnez</span>: Viceministro de la Secretaría de Planificación Económica en el gobierno liberal del doctor Carlos Roberto Reina. Gerente general de la Empresa Hondureña de Telecomunicaciones (HONDUTEL) de 1996 a 1998 en el gobierno del Dr. Carlos Roberto Reina.<br />
<span style="font-size: large;">Hugo Castillo Aldana</span>: Viceministro de Finanzas en la administración liberal del Ing. Carlos Roberto Flores F. 1998-2002.<br />
Viceministro de Finanzas en la administración nacionalista presidida por Ricardo Maduro Joest.<br />
Viceministro de Finanzas en la administración del liberal Manuel Zelaya Rosales 2006-2009.<br />
Viceministro de Finanzas en la Administración del liberal Roberto Micheletti Baín de julio 2009 a febrero 2010.<br />
Asesor fiscal en la administración del nacionalista Porfirio Lobo Sosa hasta la fecha 2010-2014.<br />
<span style="font-size: large;">Juan Fernando Ávila P</span>.: Asesor cultural en la Dirección de Asuntos Culturales y de la Dirección de Soberanía y Fronteras de la Secretaría de Relaciones Exteriores en la administración del liberal Manuel Zelaya Rosales junio de 2006 a marzo 2008.<br />
Viceministro de Cultura, Artes y Deportes en la administración presidida por el liberal Roberto Micheletti Baín del 2009 a febrero de 2010.<br />
<span style="font-size: large;">María Dilma Quesada Martínez</span>: Diputada a la Asamblea Nacional Constituyente de 1982.<br />
Diputada al Congreso Nacional. 1982-1986.<br />
Diputada al Congreso Nacional 1998-2002.<br />
Secretaría Privada con rango de ministra del presidente Roberto Micheletti Baín 2009 a febrero 2010.<br />
Presidenta de la Comisión Interamericana de Mujeres en Representación de Honduras con Sede en Washington D.C.<br />
Candidata a diputada al Parlamento Centroamericano en las elecciones practicadas el 24 de noviembre del 2013.<br />
<span style="font-size: large;">Fermina Puerto Oseguera:</span> Viceministra de la Secretaría de CELAC en el gobierno nacionalista del licenciado Porfirio Lobo Sosa 2012-2014.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi7FsVy_PMxDWDqj7529n4ezc52Ehi3ovGPMBQh7XRgLswcP0rY4nxDB4UAaPI5Dp-VhuERjWeIu8BmHcBr9T-FkkH7JFcCY4_jWS9YI5volpAUmf-PdoOTnJAmiCO3mCJ3bQ0ztEGlnUo/s1600/JORGE-ZELAYA1.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi7FsVy_PMxDWDqj7529n4ezc52Ehi3ovGPMBQh7XRgLswcP0rY4nxDB4UAaPI5Dp-VhuERjWeIu8BmHcBr9T-FkkH7JFcCY4_jWS9YI5volpAUmf-PdoOTnJAmiCO3mCJ3bQ0ztEGlnUo/s1600/JORGE-ZELAYA1.jpg" /></a></div>
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¡ME VOY EN BUENA LID! por : Rafael Lazzari (Diario La Tribuna)<br />
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Un “moyolito” nacido en Palo Verde, campo bananero de Olanchito, en 1973, a los 11 años agarró una bolsa con algunas pocas pertenencias y buscó la forma de llegar a San Pedro Sula.<br />
La “picazón” de lengua por la narrativa del fútbol y la locución lo orilló a buscar al “jefe de jefes” de Radio Norte, Octavio “Cacho” Zepeda, tan popular como el también fallecido, Diógenes Cruz García (de HRN), en busca de una oportunidad de aprendizaje y posterior plaza en la “Norte”.<br />
A esa edad era un “pollito”, que de poco o nada serviría a “Cacho”. No se sabe qué hizo, pero sobrevivió un año en la antes llamada ciudad de Los Laureles y se regresó a su aldea.<br />
Pero este negrito tenía en la mente triunfar en algo, porque a los 16 años, ya enamorado de Zenia su novia decide volver al Valle de Sula, esta vez aparte de su admiración por las estaciones radiales, quería triunfar en el fútbol.<br />
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Llega al club deportivo España (hoy con el “Real”) y como también soñaba hasta despierto con su novia Zenia, aprovechó que en el primer juego de prueba lo dejaron en la banca; pretexto que antepuso para agarrar camino otra vez para Palo Verde, ¡qué amor!<br />
En Olanchito se pone a estudiar: quería ser periodista, luego continúa sus estudios en San Pedro sula, logró trabajar en la “Norte”, ya se sabe con quién y relativamente logra su anhelo, ya el morenito agarra valor y “vuela” a la capital, deseando conseguir un trabajo y continuar sus estudios ya en “grandes ligas”, en la Universidad.<br />
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Su llegada a su admirada Tegucigalpa no fue de soplar y hacer botellas, mientras conocía a algunos “panas”, tuvo que “instalarse” en las “cómodas” bancas del Parque Central, donde conoció también la estatua del general Morazán y a su caballo. Ahí dormía en su improvisada cama de piedra…<br />
Jorge Zelaya Munguía, hombre de fe, de perseverancia y fortaleza pero como todo indito se aventó a la gran ciudad ¡y triunfó!<br />
Lo demás en torno a su figura ya se conoce y que también después de haber pasado por Radio América y haciéndose otro salario laborando en deportes de La Tribuna; posteriormente la HRN, Radio Reloj y da el gran salto (alto) hacia la pantalla chica en Canal 5, donde se hizo figura del periodismo televisivo, sin maquillaje, pero con energía y responsabilidad.<br />
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<i>Tras 14 años, ha salido de ese medio. Renunció, lo sacaron, lo marginaron, eso se preguntan los que lo conocen y los que no, también</i>…<br />
<i>¿Cuándo le dijeron del nuevo proyecto noticioso en Televicentro?</i><br />
Me asombré. Pero los cambios hoy día son normales; los medios están evolucionando.<br />
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<i>¿Qué ejecutivo se lo comunicó?</i><br />
La “mera-mera”, el señor Ferrari (Rafael).<br />
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<i>¿Cómo se lo explicó?</i><br />
Que estaban pensando en hacer cambios; a mí me pareció interesante. Me dijo de cambio de horario, entre otras cosas.<br />
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<i>Su reacción interna, ¿cuál fue?</i><br />
Pues no le voy a decir lo que no fue. Supe inmediatamente que en ese “cambio” me iba y así fue, pero en buena lid.<br />
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<i>Usted ha sido un periodista que ha sabido manejar las noticias, ¿cómo recibió esta?</i><br />
¡No me esperaba eso! ¡Ser noticia! Considero y usted lo sabe: tengo todavía mucho que dar en esta profesión. Después de 14 años, cualquier situación puede suceder y yo lo he tomado con calma, lo mismo mi esposa e hijos.<br />
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<i>Sus actuaciones han sido en lo difícil ponderadas, en su interior, ¿qué pensó?</i><br />
Nada, la vida presenta otros horizontes y tengo mucha actividad política. Soy melancólico, pero no para echarme a llorar. Solo cuando me despedí.<br />
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<i>En todo lo que ha dicho, ¿sería esto un despido al “suave”?</i><br />
No lo sentí así; comprendí que estaban acomodando sus horarios y programación.<br />
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<i>¿Sintió desmoralizarse?</i><br />
Todo lo contrario, estoy más animado, he llegado a una etapa de mi actuar muy sosegado y con mucha estabilidad en el hogar que es muy importante.<br />
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<i>¿Pensó en una salida así?</i><br />
Claro que no pasó por mi cabeza en una salida ¡tan rápida!<br />
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<i>Esta situación laboral ¿le hizo recordar su luchador inicio?</i><br />
Recordé cuando llegué primero a San Pedro Sula, luego a la capital, ciudades en las que fuí solo un “número” entre varios millones de hondureños. Un revés no fue el haberme ido de la compañía televisora; todo ha sido una magnífica experiencia, orgulloso y agradecido de haberla vivido.<br />
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<i>¿Por qué no fue tomado en cuenta en esta reestructuración?</i><br />
De hecho iba a participar, pero con esa inesperada decisión mejor dejé que las aguas corrieran y se amansaran con tranquilidad en ambas partes.<br />
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<i>Razón (o motivo) para prescindir de usted, ¿qué razona?</i><br />
Que uno como empleado está sujeto a acatar lo que diga el dueño; ellos sabrán lo que hacen.<br />
Su mente le dice que fracase ese noticiario con todo y Juan Carlos Sierra u otros al frente…<br />
Como va a creer eso, nunca mi cerebro me haría pensar así. Ni quiera Dios. Si Juan Carlos no da “bola”, tampoco lo creo; estuvo conmigo casi los 14 años y supe y sé que es un talentoso y que va a triunfar, y esto no lo digo con hipocresía. Hoy mismo todo depende de él y del equipo que lo acompaña.<br />
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<i>¿Satisfacciones?</i><br />
Tengo el reconocimiento y cariño de mucha gente y lo que soy se lo debo al empeño y responsabilidad en la carrera periodística, igual a Dios… A Radio América, La Tribuna (donde obtuve los conocimientos para aprender a redactar); en Radio Reloj y HRN.<br />
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<i>¿Tiene hijos “gringos”?</i><br />
Tengo dos: Juan Fernando y Zenia nacidos en Los Ángeles, California (EEUU), en 1989 y 1996, respectivamente. Tienen pasaportes hondureños y estadounidenses.<br />
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<i>TN5 Matutino, ¿tuvo apoyo?</i><br />
La colaboración del señor Ferrari y su sobrino Rafael Villeda siempre existió.<br />
Ser una “repetición” de Telenoticias que dirige Renato (Álvarez), ¿lo jodió?<br />
No me “fregó” si se refiere a los vídeos informativos “repiten más ahora”…<br />
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<i>¿Ha-recibido menciones honoríficas por su combate en contra del tabaquismo?</i><br />
Muchas veces y felicitaciones.<br />
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<i>Pero a los dependientes de las bebidas, ¿les echa “maceta”?</i><br />
A los bebedores consuetudinarios sí, porque pierden el control y son una amenaza para la sociedad y sus familias, especialmente si beben y conducen, o llegan a sus hogares y producen caos a sus familiares y vecinos. En lo personal, si me pasara lo que aconsejo, dejaría eso para siempre.<br />
familiaSi le tocara volver a la televisión, ¿qué no repetiría?<br />
Las críticas duras a personas como lo hice algunas veces. Todos merecen respeto aunque los considere “chinches” intocables.<br />
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<i>A Zenia, su esposa, la considera ¿cómo?</i><br />
En la persona más importante en mi vida para disfrutar la paz y tranquilidad, no como antes que todo lo arreglaba a los “cachimbazos”, contra quien fuera. Hoy busco un amigo todos los días, no enemigos gratuitos.<br />
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<i>En su etapa de preparación en busca de una profesión, ¿a quiénes agradecería?</i><br />
A Octavio Zepeda, “Maco” Pinto, Aquiles Canales, Vélez Banegas, Rodrigo Wong, Diógenes Cruz, Renato Álvarez, don Miguel Andonie (y a usted) porque me orientaron para aprender a redactar, y dar las gracias a los abogados, Oswaldo Ramos Soto y Raúl Pineda.<br />
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<i>Jorge, o Jorgito, como la mayoría le dice, ¿por qué lo quiere la gente?</i><br />
Por amigable, respetuoso, solidario. Me gusta acercarme a la gente, tratarla y ayudarles en lo posible y ser sincero, no como algunos mentirosos políticos; prefi ero decir no puedo y verme obligado, después de un ofrecimiento de ayuda a esconderme, pero no engañar, no lo veo justo.<br />
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<i>En la política, fue precandidato a la Alcaldía capitalina, ¿por qué se metió a eso?</i><br />
Fui apoyado por el hoy Presidente Juan Orlando Hernández, pero era difícil derrotar a “Tito” Asfura, venía de dos campañas, él ayuda y quiere al pobre sin hacerse publicidad.<br />
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<i>A estas alturas, ¿se arrepentiría de algo?</i><br />
De nada. Todo lo he hecho de buena fe, sin búsqueda de daño.<br />
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<i>¿Va a descansar tras quedar desempleado?</i><br />
Descansan los muertos y los haraganes: a mediados de abril, por tarde, estaré al aire en Hondured, Canal 13.<br />
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<i>A esta televisora, ¿por qué?</i><br />
Porque hace años estuve en Radio Reloj, junto a Hondured, propiedad del empresario Víctor Bendeck, persona que siempre me ha tratado bien.<br />
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<i>En Hondured, ¿cuál será su rol?</i><br />
Gerente y director.<br />
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<i>Esta televisora, ¿tiene la capacidad e interés de meterse en una nueva aventura?</i><br />
Ahorita no, pero sé que a corto plazo van a haber sorpresas.<br />
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<i>¿Cómo cuáles novedades?</i><br />
Se mejorará la señal, más cobertura y atractiva programación.<br />
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<i>Dos de sus vástagos tienen ciudadanía “gringa”, ¿su visa es…?</i><br />
Múltiple, es la que tengo.<br />
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<i>Pero tuvo problemas una vez para que le aprobaran la visa, ¿a quién insultó?</i><br />
A nadie de los oficiales de la Embajada Americana les dije algo. Sucedió que en su momento critiqué al gobierno de Estados Unidos y “brincó” el embajador en Honduras, Crescencio Arcos y yo le contesté no muy amigablemente y finalmente tuvo que intervenir mi consejero y amigo el abogado Oswaldo Ramos Soto ante el entonces cónsul, Fernando Sánchez y me concedieron la visa. En ese entonces no aguantaba “paja”.<br />
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<i>Si todavía usa “blúmer”, ¿es por alguna fantasía?</i><br />
No, es una costumbre, una comodidad.<br />
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<i>¿Usted los compra?</i><br />
Yo a veces, en otras mi esposa Zenia; para nosotros es algo normal, para algunos (o algunas) tal vez no lo sea.<br />
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<i>Dos años cumplirá del asesinado el periodista Alfredo Villatoro, ¿lo ha olvidado?</i><br />
Imposible fue una gran pérdida para Honduras; fue buen amigo solidario y brillante periodista.<br />
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<i>Como miembro de la prensa catracha, le han “mochado” una ala, ¿qué hará como regidor municipal?</i><br />
Pero me queda otra para poder “volar”; apoyo el programa “Vida mejor” que impulsa la pareja presidencial. Además, colaboro con la mujer microempresaria y con la juventud en riesgo social, aparte de impulsar todas las iniciativas de “Papi a la orden”.<br />
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<i>Si le tocara hacerle un regalo a “Tito” Asfura, le enviaría, ¿qué?</i><br />
A él como hombre exitoso nada material urge, pero nada malo sería regalarle unos “jeans” y un par de fajas…<br />
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Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/07651802993457571448noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8005627591209339135.post-25294926892713503562014-03-23T09:00:00.001-06:002014-03-23T09:00:49.328-06:00Un viaje en tren hacia el pasado<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjbWGWRqgQVkO3m__S__HukQ6fGpSNJNZhMdoBwo9sF7EirvQnnBHjHkD_yMWHd-aOPb5cQY8WazIVPeIsZqvyljhBeV7jZSZMyS7-OygP0Z-RV6VfHUeRduXBxtaiLdpyYIdO9Ew-l5Bw/s1600/935997_647229701974076_1670283366_n.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="Honduras, ferrocarril de Honduras" border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjbWGWRqgQVkO3m__S__HukQ6fGpSNJNZhMdoBwo9sF7EirvQnnBHjHkD_yMWHd-aOPb5cQY8WazIVPeIsZqvyljhBeV7jZSZMyS7-OygP0Z-RV6VfHUeRduXBxtaiLdpyYIdO9Ew-l5Bw/s1600/935997_647229701974076_1670283366_n.jpg" height="213" title="Museo Ferroviario de El Progreso, Yoro" width="320" /></a></div>
Recorrer el Museo Ferroviario de El Progreso, Yoro, es tomar el tren en un viaje hacia el pasado.<br />
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Las viejas locomotoras de la Tela Rail Road Company rescatadas por los fundadores del museo evocan en silencio la época en que se abrían paso rugiendo entre los bananales, unas remolcando hileras de vagones cargados de fruta y otras encabezando el alegre convoy del tren pasajero.<br />
Las más pesadas hacían temblar la tierra cuando pasaban por El Progreso rumbo a los muelles donde descargaban los racimos de bananos, comenta Harry MacCalla, promotor de este santuario del pasado.<br />
Los más veteranos progreseños recuerdan la epopeya de la 248, una locomotora de vapor a la que le decían “<b>la enana</b>” por su gran tamaño, la cual sucumbió al cruzar un “puente traidor” viniendo de Tela. Hasta un corrido le dedicaron a aquella tragedia en la que murió la tripulación de “la 248 que Juárez timoneaba”.<br />
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El museo surgió gracias a la iniciativa de un grupo de progreseños encabezados por MacCalla quienes, para no seguir viviendo del recuerdo de los tiempos del tren, decidieron hacerlo realidad.<br />
Revivieron el Round House que era la estación de mantenimiento de las locomotoras y montaron a su alrededor cuantas reliquias del ferrocarril lograron recuperar para llevar a los visitantes por un viaje hacia el pasado.<br />
Hay personas que llegan solo para recordar aquella época, como una señora que vino exclusivamente de Olanchito, porque su marido, ya fallecido, trabajó muchos años como maquinista en Coyoles, Central.<br />
“<i>Si mi marido estuviera vivo, como hubiera disfrutado todo esto</i>”, le comentó a MacCalla, la mujer dejando escapar un suspiro.<br />
Subirse a uno de los coches pasajeros exhibidos en este parque de antigüedades es recordar la travesía a Tela viendo pasar los barracones por las ventanillas o imaginar las paradas obligadas con sabor a montucas y tamalitos de maíz tierno en las juntas de trenes. La aventura la disfrutaban tanto los pasajeros que iban en cómodos asientos pullman en los coches de primera como los que preferían los de segunda con bancas de madera por ser más baratos.<br />
Un cobrador de lustroso Kepí, camisa celeste y pantalón azulón recorría los pasillos picando los boletos que los pasajeros previamente compraban en la estación. Detrás de él caminaba un guarda con una pistola colgada al cinto como símbolo de autoridad. Si alguien no tenía su boleto, tiraba una palanquita de la pared para avisar al maquinista que parara de inmediato con el fin de bajar al tramposo.<br />
Los trabajadores de la frutera tenían su propio tren para ir a pasear a Tela al que llamaban “<b>machangai</b>”, una palabra que degeneró del inglés merchandise que significa mercadería. Algunos de estos vagones surgieron como carros fruteros que luego fueron transformados en transporte popular.<br />
Entre las piezas exhibidas también está un antiguo generador de energía eléctrica que además generaba alegría entre los campeños porque servía para proyectar películas, en aquellos tiempos cuando aún no llegaba la televisión a las fincas.<br />
Quienes más gritaban de alegría cuando llegaba el generador a un campo bananero eran los cipotes porque sabían que esa noche iban a ver una de vaqueros o una mexicana, comenta MacCalla.<br />
Llama la atención entre los visitantes al museo, el motocarro conocido como “La Pedorra”, que remolcaba dos “<b>burras</b>” transportando a los “<b>cusucos</b>” quienes reparaban la vía férrea, con sus respectivas herramientas. “Nosotros le pusimos La Pedorra porque hacía un ruido feo con el escape cuando pasaba por el barrio”, manifiesta MacCalla, recordando los tiempos de su niñez.<br />
Las “burras” eran plataformas con ruedas que se desacoplaban fácilmente del motocarro para sacarlas de la línea férrea si no se necesitaban. La diferencia con los troles es que estos disponían de un mecanismo para ser manejados por dos personas.<br />
Había unos motocarros más lujosos para uso exclusivo de los mandadores que en un tiempo eran norteamericanos. Cada uno de estos ejecutivos tenía el suyo para viajar de El Progreso a su respectiva finca, pero también había un motocarro más grande en el que cabían todos, cuando iban de paseo.<br />
Para limpiar de maleza la vía real por donde pasaban los trenes, la frutera utilizaba una máquina quemadora que remolcaban las locomotoras. Este artefacto metálico es otro de los atractivos del museo ferroviario.<br />
Aún faltan más reliquias del desaparecido ferrocarril que andan por allí desperdigadas y que deben ser recolectadas para realizar la segunda etapa de este proyecto turístico, considerado por los progreseños como el primero de Centro América en su gén<br />
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