domingo, 18 de agosto de 2013

“LIBERAL… Y… ¡CON PISTOLA”!

Por : Juan Ramon Martinez
Mamá contaba que eran tiempos muy difíciles. La Policía vigilaba los movimientos de todos, especialmente a los extraños que se aparecían en la ciudad en donde vivíamos. Pero le tenía el ojo puesto a los liberales. Le teníamos miedo a la Policía y a los informantes, llamados orejas, contaba mamá, mientras papá, con su pipa al lado, sonreía en forma socarrona. Si queríamos ir a otro pueblo o ciudad, por lo que fuera, debíamos sacar un salvoconducto.
Pero si no obedecíamos, la autoridad que estaba a toda hora en las cuatro alcabalas que correspondían a las salidas de la ciudad, reclamaba el documento; y si no lo mostrábamos éramos devueltos y puestos en prisión por lo menos durante una semana.

 No habían periódicos, sino un pequeño semanario católico que, ocupado en las reproducciones bíblicas, la única política que se le permitía era felicitar al salvador de la Patria, su excelencia Bienvenido Irías, el presidente de la nueva República. “Pero era más seguro que ahora”, dijo papá. Mamá refunfuñó, dio la vuelta y se fue a la cocina a ver como hervía el caldo de la sopa que almorzaríamos al mediodía papá, mamá y mis cinco hermanos mayores. “Hay que contar todo. También la pasábamos bien. Había trabajo, no habían robos y los crímenes eran desconocidos. Nos sentíamos seguros”. Pero no había libertad, dijo mamá desde la cocina. “Nadie come con libertad”, respondió papá.

 Bueno, refunfuñó mamá, te acuerdas de la vez que Trino Arteaga, estaba bebiendo tragos con Toño Murillo; y no sé por qué, aunque eran buenos amigos, se disgustaron al extremo que Trino se levantó de la mesa muy disgustado; y le dijo a Toño: andá a tu casa y traé tu pistola para que nos matemos de una vez, vos jodés mucho. Toño que nunca se acaloraba, lo quedó viendo. En la cara una leve sonrisa. Y sin levantarse o alzar la voz le dijo: ¡ajá liberal y con pistola! Trino se puso lívido, recobró la calma inmediatamente y le respondió, en actitud de buscar asiento a su lado: ¡Machete te he dicho yo! Crees que eso era bueno? Vivíamos en una dictadura en donde los nacionalistas podían hacer todo y los liberales ni siquiera portar armas. Papá indiferente dijo, bien merecido se lo tenían, porque no eran de confianza; y el general los mantuvo a mecate corto y no había por qué permitirles que volvieran alzar la voz; y levantarse en contra del gobierno.

Eso es lo injusto Alfredo. Bueno pero eso ya pasó, dame el almuerzo, dijo papá con la misma indiferencia con que Toño Murillo se había burlado del liberal que había insinuado que tenía escondida una pistola que el gobierno le tenía prohibido. Mamá se dio cuenta que con papá no podía. Es un fresco, pensó. Dio la vuelta. Se encaminó a la cocina de donde regresó con una humeante sopa que papá saboreó con enorme gusto. Sentados en la mesa, hablaron de otras cosas.

Dar click en el titulo de la noticia para comentar con tu cuenta de Facebook,Twitter,ó e-mail..puedes usar los botones de abajo para compartir en las redes sociales
Related Posts with Thumbnails