sábado, 15 de diciembre de 2012

Carta a JOH

Por: Mario Berrios

Mi distinguida amiga, la encantadora negra Tomasa, me ha solicitado muy encarecidamente un favor, “con todo gusto, le he respondido, soy todo oído”. “Mi negro, quiero que me le entregues una carta al Presidente Juan Orlando”, “no lo conozco”, respondí. “¡Ay mi negro!, juégatelas, pero transmítele el contenido de mi carta; horita te la leo…”. Con esmerada atención empecé a escuchar la opinión de la negra Tomasa, quien se destornillaba informándome acerca de la destitución de los magistrados de la Corte y sobre una comparsa de compatriotas deseosos de armar, según contó ella, una revolución armada. “¿Eres nacionalista, Tomasa?”. Llevando se una taza de café, lo único que había ingerido durante el día, según me dijo, respondió enfática, “el hambre campea, mi negro”.

“Oye la propuesta que tengo para él, Honorable Presidente del Congreso Nacional, don Juan Orlando Hernández. Antes y después del proceso electoral en que Usted resultó finalmente nombrado como rector del Poder Legislativo, supe que durante su gestión ningún gobierno tendría fácil el panorama, en particular por las condiciones —sociales, políticas y financieras— previas y futuras”. Oye, Tomasa, bonito discurso…”, interrumpí. “Mi negro, no pienses que porque me dedico a vender tortillas con el apoyo de mi Presi Juan Orlando es que no pienso, vieras en las noches, ni duermo, del hambre, esto se ha puesto feo, no hay dinero. Déjame seguir: Por la crisis se huele el descontento extremo, la sociedad se divide entre quienes se van del país y quienes nos quedamos, entre aquellos que acaparan todo y los que se quedan sin nada, pues yo tengo una moción para esos dos males, el de los que arman los líos y nos dejan encasquetados porque se fugan, llevándose los fondos del país, extraídos del pueblo”. “Oye, Tomasa, le conversé, esas cosas no pasan, las inconformidades y los procesos revolucionarios, de cambios violentos, son derechos inherentes del hombre y los pueblos, nefastas por efecto (aunque a veces positivas al cambiar un orden desdichado, corrupto y fatal), porque entorpecen el orden democrático y la paz social, pero ya no suceden, al menos con nuestra gente”.

”Mm, dímele esto, yo sé que muchas leyes son contrarias al espíritu de justicia, por ello corren el riesgo de ser declaradas inconstitucionales. Pero al margen de eso, por tu medio, mi negro, le pido que, partiendo de la crisis y viendo que muchas personas salen corriendo de nuestro suelo patrio con las monedas y sus familias, dejándonos entre la senda del odio mientras ellos se solazan en otros rumbos, piense en un proyecto de ley, dentro de poco o a futuro, encaminado a evitar ese desparpajo de gente, con maletas listas para abandonar Honduras, como si fuera un barco a la deriva. La mayoría como deben préstamos están lanzando manotadas de ahogados y patadas de ahorcados. Dile que él, en el Congreso —refugiado en las recomendaciones de la comisión de la Verdad— ya no tiene freno, por ello le solicito tenga en cuenta que, aunque con amplias posibilidades de ser declarada inconstitucional mi moción convertida en ley el día de mañana, la tramite”. “Va a brincar mucha gente, Tomasa”, le comenté. “¡Ah!, no les hagamos caso, nuestra gente es pasiva, ¡aguantadora!, como los yines dos toros. ¡No olvides decirle esto, como el Presidente L Sosa va de salida los ataques arreciarán. Y a Juan Orlando en vista de no ser manipulable por grupos de poder con mayor razón le lloverá duro y parejo. Pues bien, como el panorama se tornará inseguro. Y viendo cómo muchos compatriotas prenden fuego y después salen a la carrera, que emita esa ley prohibiendo la expatriación de dinero del país y de salir o abandonar el barco a los “entruchadores”, hombres de bien, talentosos ciudadanos, quienes en tiempo de paz raspan todo y en época de crisis nadie les mira las patitas, junto a sus familias. La referida ley podría llamarse, dile, “LEY CONTRA LA EXPATRIACIÓN DE RECURSOS MONETARIOS Y HUMANOS”. Incontables esposas se lo agradecerán, como también esposos. Ciertos personajes dicen hablar a favor del pobre pueblo porque saben de pobreza, viven en su bunker poniendo a pelear a sus fantoches (por supuesto sobran políticos con sentimientos aviesos que se prestan para ello, me ha dicho en voz baja), pasan de sus residencias a las oficinas, de un aeropuerto hondureño hacia EUA. Otros se la llevan hablando de reducción de la pobreza en lujosos hoteles, con enormes viandas de comida a la orden, algunos salen de un gobierno por incompetentes para luego aparecer como grandes consejeros en la siguiente administración; unos llegan al poder no a colaborar, si no a servirse con la gran tajada, a aumentarse los sueldos, con carros y combustible a costa del Estado, para ellos, sus esposas y sus amantes.

Apunta esto también, mi negro, para mayor sustento en la propuesta: En toda crisis, provocada o emergida de las entrañas de la sociedad, aparecen compatriotas preparando revoluciones, cuando no son capaces ni de lanzar un tiro, de salva. Otros entruchando a los más tontos, utilizando su carretada de andamios para hacerse con sus metas, luego, por supuesto, los abandonan en el cesto del olvido. Pues de esos abundan en nuestro suelo, hombres dechados de virtudes utilizando a otros para consolidar sus cuotas de poder, seres de voz alta en favor de la justicia, cuando otros callan. Ellos, en ocasiones, por sus múltiples ocupaciones a la hora de los bombazos envían a sus esposas e hijos a las calles, mientras ellos trabajan arduamente. Se rifan el pellejo a la hora de la hora y siempre estarán dispuestos a disputarse una calle o una avenida con sus oponentes ideológicos, para ellos las controversias se solventan de boca, pluma y código en los tribunales, por supuesto en sus adentros quisiesen —en determinadas ocasiones— que se ventilasen a trompadas, nada cierto con aquello de la plática civilizada, el debate o el espíritu cordial. Para ellos su causa no es el interés personal, si no del pueblo, son patriotas, defienden al país no a sus cuentas, los lenguaraces es que les achacan otras motivaciones. Para los aludidos caballeros los demás no pensamos en la democracia y su defensa, únicamente ellos.

Por favor tramita mi petición para evitar la fuga de capitales y de buenos hombres, bonita maña, echarnos a pelear, luego fugarse con las bolsas llenas, después, al bajar la marea, de vuelta para acá. Oye, de ser posible que indemnicemos a muchos de ellos, hombres de bien, el pueblo podría pagar por deshacernos de esos “patriotas”. Entre esos grupetes hay empresaurios, politiqueros, empresarios, intelectuales, demagogos, intectualoides, revolucos de cafetín y seudo Napolencitos. Oye esto, se reconocen porque su implacable rebeldía no llega más allá de la punta de su nariz ni el eco de su voz a un paso más allá de su propio cuerpo”.
“Vaya, Tomasa, yo me las arreglo para tramitar tu carta…”.




Dar click en el titulo de la noticia para comentar con tu cuenta de Facebook,Twitter,ó e-mail..puedes usar los botones de abajo para compartir en las redes sociales
Related Posts with Thumbnails