martes, 15 de noviembre de 2011

Depuración del sector justicia

Por :Mario Berríos
No se necesita mucho estudio del tema para entender, en forma práctica, el problema del sector justicia. A cualquier lado adonde uno va, el tema principal (y clamor) lo constituye la depuración del Ministerio Público, Corte Suprema y Policía. Tampoco se requiere gran análisis para identificar las debilidades de estas instituciones. Estamos —considero, sin lugar a dudas— en el momento oportuno para hacerlo. De momento se han iniciado pasos seguros en la Policía Nacional, ¿cuándo será con jueces y fiscales?

Referente al tema de la Policía Nacional y los miembros de la Carrera Policial, varios aspectos se han podido observar: al mando actual, compuesto por la quinta promoción, se le ve carácter, cohesión, entusiasmo y compromiso, eso implica que sería saludable darle respaldo y voto de confianza por parte de la ciudadanía. El Presidente ya les ha ofrecido su apoyo, faltaría un compás de espera de parte de los diversos sectores para que ellos demuestren, en el terreno de las acciones, su compromiso con la sociedad. La misma rectora de la Universidad, Julieta Castellanos, madre atormentada, víctima de las acciones de un grupo de criminales uniformados, ha pasado a una etapa de capitalización de cuota política con sobrado mérito, pues lidera una ola de acciones que, al inicio, pasaba por el deseo de desaparecer la institución, luego a la etapa de la necesidad de intervenirla, más allá hoy pugna —la mayor parte de criterios— por darle la responsabilidad a la oficialidad para que sean ellos mismos, apoyados por la sociedad civil, quienes depuren.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Urgen operaciones contundentes

Por : Mario Berríos
Nadie ignora, sin duda, el dantesco cuadro y aterradora cadena de crímenes descubierta recientemente en la posta ubicada en La Granja, de la capital. Habida cuenta que nunca será suficiente hablar del tema, entre la marea es vital poner los ojos en otros aspectos importantes, con fin de proteger y conservar la institucionalidad. En momentos en que se ha perdido la confianza en miembros de la institución policial, el fortalecimiento del gobierno y, por efecto, del tejido social, pasa por respetar la institucionalidad dentro de la policía, apoyar a los mandos superiores y generar las intervenciones y cambios pertinentes, por supuesto no las que le convienen a lavadores de dinero, narcos, secuestradores y delincuentes de cuello blanco, únicos gananciosos con la debilidad institucional, pues un país sin policía fuerte es un manjar o exquisito botín entregado a los criminales. Los síntomas mostrados en los últimos días es la muestra de una institución que ha estado moribunda, a punto de desfallecer, no por la incapacidad manifiesta de sus miembros, si no por insuficiencia de medios puestos a su disposición para cumplir con su deber y, a la vez, la desnaturalización de sus funciones. Hoy, como ayer, sigo creyendo que en esas instituciones es donde más abundan hombres de principios y de carácter, porque la mayoría ha elegido estar de este lado, nunca del otro, por supuesto portadores del gen criminal, escorados en otras postas y en diversas ciudades, podrán contagiar a otros y seguir dañando a la institución.
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