lunes, 20 de junio de 2011

CELAC vrs OEA

Por : Wilfredo Mayorga Alonzo
La denominada Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe, que cobrará vida en el mes de julio próximo, no es sino otra patraña más de Unasur y del Grupo de Río intentando desligarse de los EE.UU. y Canadá, dizque para trabajar por la paz, la democracia y la economía de los países del sur del Río Bravo hasta la Tierra del Fuego.
Las condiciones están dadas desde el momento en que Caracas ha sido escogida como sede del evento y las ideas de Bolívar sean removidas de sus cenizas para que el continente vuelva por sus propios fueros y se fraternice en un solo haz de voluntades y propósitos dejando al margen a los dos colosos del norte.
No hay tales similitudes con los sueños del libertador, ni con los de Morazán y Valle. Estos nuevos “mesías” están proyectando consolidarse en el poder desde el poder mismo. Su patriotismo es falso y la invocación de figuras prominentes del ayer no es más que una pantomima, secundada por quienes desde hace rato pregonan una democracia escondida tras el telón de un demagógico y truculento socialismo.
Seguramente, para entonces, ya Chávez estará recuperado de sus dolencias que le han sido tratadas por medio de la “santería” cubana y recibirá la pleitesía de los Lulas, Ortegas, Evos, Correas, Kirchners, Lugos y demás comparsas de la ALBA. No faltarán delegaciones castristas, ni invitados especiales. Se echará la casa por la ventana y habrá derroche de petrodólares, para demostrarle al Tío Sam que ellos, los eternos buenos vecinos del sur del Río Grande, no necesitarán de la ayuda y los servicios de los “gringos”.
Sin duda, ese será el discurso de inauguración de todos los que suban a la tribuna a exaltar el nacional-socialismo del anfitrión, quien no dejará títeres con cabeza para demonizar al imperialismo yanqui e idolatrar a sus máximos líderes de Cuba, Libia e Irán. Todos los medios de comunicación cubrirán el acontecimiento, como si fuera el Día de la Independencia, y así quedará grabado para la historia.
Los nuevos libertadores del hemisferio harán olvidar las gestas de San Martín, Sucre, Santandaer, Martí; Sarmiento, Gallegos, Juárez, Hidalgo; Andrés Belo, Rubén Darío y Gabriela Mistral, que representan al pasado; porque la modernidad exige cambios drásticos, y el mundo no podrá caminar si no es empujado por los superhombres del siglo XXI.
La CELAC, pues, es la nueva panacea del continente americano. Otra fecha se marcará en el calendario cívico de la humanidad y, cada aniversario de su fundación, habrá asuetos en los gobiernos, escuelas y pueblos, porque al fin se habrá conseguido la independencia económica, política, social, cultural y moral que tanto se había esperado.
Para los adoradores de Chávez y para los ingenuos que se afilien a la nueva organización, seguirán los desembolsos de petrodólares. Para los verdaderos demócratas, será otra farsa más del grupillo que no descansa para ver al continente en llamas. Este no es más que el cambio de nombre, de sede y de poderes, de la organización que tanto daño ha causado a Honduras. Ahora se hablará únicamente en español, portugués y francés. El inglés desaparece por caprichos especiales. Serán idiomas antiimperialistas, pero en boca de los imperativos.

¿Quién será el nuevo “Insulza” de la CELAC?
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