martes, 24 de mayo de 2011

Los Corresponsales

Por: Wilfredo Mayorga Alonzo
Casi hasta la mitad del siglo pasado, el telégrafo era el medio más expedito para comunicarse con la capital y el resto de la nación. Era también la vía más ocupada por los periódicos para recibir información general de la república.
Se editaban en Tegucigalpa los diarios El Cronista, El Día, La Época, El Pueblo y El Nacional. En San Pedro Sula, imprimían el diario gubernamental Correo del Norte en los talleres donde por varios años se editó el Diario Comercial financiado por la United Fruit Company. En la misma ciudad circulaba otro periódico de don Vidal Mejía, algunos semanarios y revistas.
Cuando llegó el “boom” del diarismo tabloide, sustituyendo aquellos rotativos tamaño estándar que eran muy incómodos de leer dentro del auto y el transporte urbano, comenzó otro ciclo innovador. En la primera época, la vigente Ley de Imprenta facultaba a los corresponsales un máximo de 50 palabras gratuitas que eran utilizadas para enviar noticias a los periódicos principales; esa facultad la tenían también los directivos de la Asociación de Prensa Hondureña, los Bloques de Prensa, diputados, funcionarios y algunos políticos de influencia.
Todo eso terminó con la Ley de Libre Emisión del Pensamiento que se puso en vigencia con las novedades electrónicas, el mayor uso telefónico y el internet. Aquellos viejos y bien intencionados “telegrameros” -como denominaban sarcásticamente los periodistas profesionales a los empíricos- fueron sustituidos por oficinas debidamente acondicionadas y equipos que, hasta la fecha, cumplen una labor más acorde con los nuevos tiempos.
A los corresponsales de ayer y de hoy van dirigidos estos párrafos. A quienes fueron y son, instrumentos eficaces en el desarrollo de sus pueblos. A los que con ingresos irrisorios (salvo las excepciones), se esmeran diariamente por transmitir las noticias desde el lugar de los hechos. A quienes ponen en riesgo sus vidas hasta el martirio con tal de cumplir su cometido. A esos abnegados reporteros que, por vivir en las provincias, no son considerados en los premios nacionales, pero reciben el reconocimiento de sus comunidades locales.
Aunque sería muy honroso mencionarlos a todos ellos, nos concretamos esta vez a rendir culto en su nombre a estos compañeros, amigos y colegas, con quienes hemos laborado a la par y sabemos de sus comienzos y de su actual desempeño.
Carlos Moya Posas. Este caballero, que heredó el potencial de un padre ejemplar fue, por más de dos décadas, el responsable del éxito obtenido por el actual decano del diarismo hondureño -La Prensa- en La Ceiba. Lleva en la sangre que nutre su corazón, la pasión periodística que heredó de su progenitor, don Ángel Moya Posas; conoció desde joven el sonido peculiar de la imprenta donde editaban el semanario El Atlántico que sostuvo su padre por más de ocho lustros, contribuyendo al desarrollo ceibeño con sus vibrantes editoriales. No se ha retirado aún, porque los que nacieron para vencer, nunca descansan.
Roberto Rodríguez Portillo. Se distinguió desde jovencito por su afán de conocimientos y organizó la redacción de La Voz del Progreso junto a Zulay Domínguez (hoy miembro del Consejo Editorial de The Miami Herald), induciendo a un grupo de inteligentes jóvenes a la investigación de los problemas comunales. Actualmente, ostenta con orgullo la jefatura regional en San Pedro Sula del influyente programa televisivo “Abriendo Brecha”, que se trasmite por Televisión Educativa Nacional, TEN Canal 10, seis días a la semana. Roberto no se circunscribe a cumplir con las primicias de su trabajo, sino que lo escuchamos al compartir otras noticias de interés público con sus colegas de otras emisoras, en el momento oportuno. Por gestiones suyas, llegamos a dirigir por cinco años el departamento de prensa de Radio Progreso, donde fue nuestro valioso auxiliar, y a mantener una interrelación casi familiar con el vecindario de “La Perla del Ulúa”.
German Vallecillo padre. A muy temprana edad se inició en la locución, dirigiendo noticiarios locales y reportando a emisoras y televisoras nacionales. Lo hemos visto descollar como director, relacionador público y maestro de ceremonias en eventos culturales, sociales y políticos. Su condición de corresponsal de TV-5 y su seriedad profesional, enaltece a su familia, complace a sus empleadores y honra al pueblo que representa.
En ellos traducimos desde la distancia nuestro reconocimiento a los demás colegas que siguen escudriñando los barrios, las aldeas y las fuentes noticiosas, con el mismo entusiasmo; sin horarios fijos y con la satisfacción de cumplir un deber y un anhelo. Ellos son los tributarios que llegan a ensanchar la amazonia de la información general.
En el DÍA DEL PERIODISTA HONDUREÑO, ¡loor a la memoria de los compañeros que trascendieron las esferas celestiales! ¡Loor a quienes siguen en la palestra!
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