jueves, 26 de mayo de 2011

Internet, arma de muchas puntas

Por : Mario Berríos
He caído en la cuenta, desde hace algún tiempo, que miles de maestros, en particular de centros educativos privados, dejan la formación de sus alumnos en Internet, como el principal medio de instruir a los jóvenes. Llegan al aula, dan una breve referencia sobre la materia, luego dicen, “les queda de tarea, busquen en Internet”, o, en todo caso, el alumno interpreta que tal o cual tarea únicamente la encontrará en Internet, que por tanto, invariablemente, tiene que acudir al ciber espacio. Gran cantidad de alumnos por supuesto no tienen espacio virtual en sus hogares, por ello, a diario deben de pagar pequeñas, pero intermitentes sumas, para cumplir o ganarse 3 puntos.

Da terror, asimismo, cuando nos ponemos a pensar, a meditar por un momento y nos preguntamos o, alguien dice, “tengo un amigo en Japón, otro en Rusia, uno en Canadá, ¡que belleza el internet!”, pero no conoce ni al vecino y no expresa ni los buenos días. No ha de faltar quien diga “tengo una vida social agitada en Facebook, Messenger, Yahoo”, y físicamente es un antisocial. Alguien puede decir “cómo enamoro nenas, tengo mil amigas”, pero en persona ni le habla a una muchacha. Un joven sano, fuerte, podrá estar en la frontera de la obesidad, simplemente porque no se mueve de la sala de chat. O bien una mujer casada, de repente tiene miles de admiradores y no atiende al cónyuge, hasta le pide que se comunique con ella por Internet. En miles de hogares se pierde la oportunidad de disfrutar en familia, ¡porque todos están en la red!

?Pero ese constante gusto o afición por estar colgado en las redes sociales, en la Web, propicia que los usuarios permanezcan constantemente manipulando, por ejemplo, su BlackBerry. No nos hemos percatado todavía, que ese aparato —en el momento menos pensado— se vuelva en nuestra contra y dañe lo que cualquier ciudadano ha construido: familia, estudio, trabajo, empresa, hogar... Ciertos consejos podrán ayudar a evitar desgracias: Jamás lo use mientras conduce, ni en semáforos. No lo manipule durante sostiene conversaciones con amigos o en tanto mantiene pláticas con sus hijos, ¡el tiempo es oro con ellos! El hijo, por supuesto, escuchar con atención a sus padres, ya sea si está con un aparato telefónico o si se encuentra al frente de un computador, por el contrario, aproveche que los tiene allí, ¡escúchales!, así como ellos lo escucharon durante sus etapa de crecimiento. Desistir del uso si esta con su pareja es buena medida, aunque no estén conversando, puede ser causal para que su media naranja se disguste y pierda confianza. Eluda responder o conversar durante reuniones, es de mal gusto y educación. El teléfono es una interesante y significativa herramienta que le acerca a los que están lejos, pero no permita que lo aleje de quienes tiene a su lado.

Televisión, computadoras, teléfonos celulares, tabletas, ordenadores de libros, si bien son importantes tecnologías para acelerar los procesos educativos e incrementar el acervo cultural, las ciencias y las artes, tienen la desventaja, para quien no tiene concepciones sólidas y metas definidas, de tornar pasivos y dependientes a los ociosos, aportarle poco al desarrollo de su imaginación y reducir sus espacios prioritarios. Los procesos que involucran lectura de textos de referencia para monografías, tareas y estudios profesionales sobre diversas materias, se sustituyen por la nueva cultura de “copiar y pegar”, impulsada principalmente en los centros de estudios privados, donde el estudiante se hace experto en la técnica referida anteriormente, obviando fuentes originales.

Ahora repasemos una breve referencia acerca de los temas preferidos en todas estas redes. Miles prefieren sacias sus banalidades viendo pornografía, enviando fotos o subiendo imágenes eróticas a las redes, mientras otros se divierten observando. Procesos verdaderamente educativos son pocos, más entra y navega la gente por diversión, mantener comunicación, no sentirse aislado, saciar sus instintos de obtención de datos, monitorear noticias, realizar ventas y servirse del sistema como herramienta de trabajo. Pero viene un aspecto que, con el paso del tiempo, parecemos ignorar: los trastornos provocados por la intensa actividad en el ciber espacio. El principal es la adicción, seguida de dolores musculares, de cuello, espalda, muñeca, calambres, ansiedad, depresión, sedentarismo, obesidad, crisis cardio respiratorias, molestias oculares como enrojecimiento, picazón, lagrimeo, cefaleas, dermatosis, alergias, trastornos psicológicos y tecnostress. Importante será monitorear ciertos síntomas, como disminución de la concentración, pérdida de memoria, impaciencia e irritación, asimismo inconvenientes para relajarse o controlar el ritmo de sus actividades.

En aras de reducir los males provocados por el tecnostress, especialistas ya recomiendan (y aquí por su importancia reproduzco) ejercicios diversos, de fuerza y de flexibilidad, incorporarse a programas de meditación y relajación. Entre todo este fenómeno es vital no convertirse en un tecnófilo, pues corre el riesgo de depender tanto, hasta llegar a ser obsesivo, cercano a una fuerte adicción sin drogas. Pero lo nefasto y alarmante es que los accidentes graves son cada vez más frecuentes a causa de la desatención, sólo por atender una llamada, mirar un correo o escribir un mensaje…
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