martes, 29 de marzo de 2011

Los maestros están ganando la lucha?

Por Juan Ramón Martínez
En la confrontación que ocupa casi el cien por ciento del tiempo de la dirigencia magisterial y el Gobierno Central, hay que distinguir las diferencias que motivan la lucha mutua, el balance de fuerzas y la dirección estratégica de los contendientes.

Para efectos metodológicos –tema que los dirigentes magisteriales entiendan– nos ocuparemos de la cuestión que se disputa con el gobierno para un artículo especial que publicaremos después, aquí, en este mismo espacio, para consagrarnos al balance de fuerzas de los contendientes y al estudio de la capacidad de mando estratégico de las dirigencia de este movimiento, tanto los que hacen decisiones sobre el terreno, el estado mayor que planifica las acciones, los activistas que dirigen los actos de confrontación en la calle y la dirección suprema, ideológica, que se hace desde República Dominicana, en la voz del presidente más vocinglero que hemos tenido en toda la historia del país.

Zelaya, cuya irresponsabilidad en el análisis es de conocimiento de todos y bajo cuyas espaldas carga el desprestigio de ser uno de los líderes que nunca ha podido ganar una batalla –porque están en duda los resultados electorales que le dieron precariamente la Presidencia en 2005– y que además, habla tanto que anticipa lo que ejecutará en el campo de la lucha, mostrándose entonces más interesado en el acontecimiento publicitario que en el resultado que como sabemos, es doblegar al adversario e imponerle su voluntad. El “fugitivo”, le ha dicho a los dirigentes magisteriales, que le siguen como si fuera el caso de los católicos que respetan al Papa que vive en Roma, que van ganando la pelea, mientras el gobierno les desaloja de las calles, los desprestigia por los elementos que usan en lo que más que lucha cívica parece una acción vandálica. Y les aleja, por el uso de los medios de comunicación más influyentes, del respaldo y la simpatía de la población. Aunque confusa, la estrategia del gobierno ha funcionado muy bien: Evitando que se conozcan los argumentos del magisterio, para enfocar toda la atención pública sobre los métodos vandálicos y su irrespeto de la dignidad humana de los niños, los soldados y de los policías. Además, el que se insista en los soldados con las manos quemadas, muestra que los maestros no son ángeles que reclaman sus derechos, sino que peligrosos políticos que buscan derribar el gobierno de Lobo Sosa y alcanzar para su jefe máximo, Manuel Zelaya Rosales, el poder de la República. Este es el discurso del gobierno.

En un balance de fuerzas, se puede apreciar que el gobierno, no las tiene todas consigo. El Partido Nacional es una estructura fragmentada. Y el régimen tiene una unidad falsa. Pero cuenta con los mejores recursos mediáticos, el respaldo de la sociedad civil que se siente muy amenazada por la violencia magisterial y por las torpezas de Zelaya, los errores de su estado mayor y los excesos de los activistas en la lucha callejera. El apoyo de la sociedad, especialmente el de los padres de familia, es el mejor activo del gobierno en esta confrontación.

El movimiento magisterial, no ha podido, articular un mecanismo de comunicación con la población, porque las televisoras y las radios, tienen sus propias agendas. Buscan más los objetivos de Zelaya que defender a los maestros. Lo que quieren no es el respaldo del magisterio, sino que el regreso de Zelaya. Lo que confunde a la opinión pública, de manera severa. De allí que sólo anima a los que están animados; pero no atrae nuevas opiniones a favor del movimiento magisterial. Su reserva son los estudiantes de secundaria que no se sabe cómo reaccionarán. Pero que constituyen, potencialmente una gran fuerza.

Pero lo más débil de todo el movimiento magisterial es la conducción política y estratégica de la confrontación. Zelaya habla mucho y con ello afecta el movimiento. La dirigencia encabezada por Cazaña, el más visible que, incluso le ha robado el mandado a sus compañeros, por su porte de comandante guerrillero, no atrae a la opinión pública, sino que provoca miedo a los más asustadizos de esta sociedad, fundamentalmente derechista. Y las declaraciones absurdas del director de Tocoa, ponen en entredicho el carácter cívico del movimiento. Por lo que no es cierto lo que dice Zelaya: No están ganando la batalla. El gobierno está más fuerte y los maestros están a punto de perder la “guerra”.
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