miércoles, 2 de marzo de 2011

De literatura y musica por : Mario Berrios

Como me agrada a más no poder estudiar a los autores hondureños, a nuestros compatriotas, por calidad y porque tengo entre ceja y ceja apoyarlos, independientemente de sus preferencias ideológicas pues las ideas no deben morir, recientemente tuve la grata sorpresa de leer POEMARIO FAMILIAR, de Jorge Roberto Interiano; LA MÚSICA DE MIS RECUERDOS, Víctor Donaire; y PALABRAS ENTRECORTADAS, un poemario en formato PDF de autores de Choluteca.

 Con la idea de aprovechar el tiempo disponible en aeropuertos y en las distancias, para cumplir mi compromiso en la Universidad de Jacksonville, invitado por un grupo académico, introduje los mencionados libros en mi equipaje de mano.

Placentera fue la lectura, en el aeropuerto de Miami, al auscultar en la poesía amorosa de Jorge Roberto Interiano, en POEMARIO FAMILIAR. La frescura de su pluma estaba intacta en Ya era tarde, Tus claros ojos, Louwago de la despedida y en los acrósticos, delicadamente hilvanados. En sus páginas es visible el apego a la mujer, el amor, la familia y los amigos. El poeta Interiano es un connotado economista sampedrano, maestro de generaciones y ex directivo de Fútbol, también ha escrito sobre economía, valores morales y maquila.

Más allá, luego de los compromisos y en el tiempo libre de mis recorridos por Jacksonville, Daytona Beach (la ciudad de las famosas competencias automovilísticas) y San Agustín (la localidad más antigua de EUA), me deleité leyendo PALABRAS ENTRECORTADAS (Antología), de un grupo poético de Choluteca, formado por Enrique Ordoñez, Rony Salgado, Rafael Midence, José Javier Martínez y Oscar Sierra. Ninguno de ellos es principiante, descubro ahora, pues cada uno ya lleva —por lo menos— una publicación en su carrera, así que me pregunté, “¿dónde han estado que hasta hoy leo sobre ellos?”.

Ellos escriben sobre su medio: bueyes, estrellas, el amor, fantasmas, la soledad, chozas, carretas, alforjas, hornos, la melancolía, la existencia, el tiempo, la miseria, el llanto, la lejanía y las lágrimas, por supuesto temas de su entorno, vastos asuntos que abaten la serenidad de la vida en el Sur: Choluteca, San Lorenzo, Nacaome, Tirunfo de la Crúz… Pensé que en adelante, además de los dos buenos grupos de poetas capitalinos, dos de San Pedro Sula, y uno de Ceiba, debía considerar y tener en buena estima a este selecto equipo de literatos, quienes, asimismo, entre ellos parecen ser buenos amigos, lo que abona a un medio literario generalmente desperdigado.

El tercer libro, leído en mis serenas noches mientras oteaba el horizonte donde una vez apareciera el conquistador Juan Ponce de León, en 1513, en busca de la fuente de la juventud, un libro llamado LA MÚSICA DE MIS RECUERDOS, del señor Víctor Donaire, me quita el sueño. Sin duda uno se pregunta inmediatamente sobre qué es del autor, los vericuetos de su vida, el estilo, la dinámica de contar el relato. Con sumo agrado —por su amenidad sincera y los temas, la música hondureña y las peripecias del autor en ese mundo— descubro datos sorpeendentes: el libro había sido publicado en el año 2007, “¿dónde estaba yo que no lo había leído?”, me pregunté otra vez. En su libro Donaire cuenta su trayectoria musical a lo largo de un poco más de cuarenta años. Página a página, párrafo tras párrafo descubro sus primeros pininos con una guitarra a la cual le pone nombre, luego comenta prácticamente la interesante y poco desconocida historia de varios grupos musicales en los cuales participó, las situaciones y el ambiente en el que compone algunas canciones, al margen nos ilustra sobre los orígenes y significado de ciertos versos misteriosos de la canción folclórica Parindé o, mejor dicho, El Indio Gualcinse.

A mi vista transcurre la agitada experiencia, como si yo estuviera en ese tiempo, de reconocidos grupos de cuando yo estaba de niño, mirando los discos en Radio Lux, de mi Olanchito, frente al parque, donde llegaba a observar la forma misteriosa en que las voces de personajes en cabina, entre ellos Ramón “Compa Moncho” Morales, “Lacho” Ruíz, Remberto Rosales y Blanca Sánchez, llegaban a una desvencijada radio que tenían donde mi abuelita Luisa Montoya. De esa forma a mi vista desfilan los Los Jets, Los Speed, Trilogía, Antología, ONE, Ave María, Los WALKERS del Instituto Central y Los SHARKS. Al leer escucho Caminando por Tegucigalpa y El Soldado Ausente, la elegida en mis tiempos de armas. Donaire vivió sus primeros años en Chile, luego llega a su tierra natal, Honduras, para culminar estudios secundarios en el Instituto Central “Vicente Cáceres”. Toca la guitarra, el bajo, la armónica y algo de batería y percusión, instrumentos que aprendió de manera autodidacta. Compone desde los dieciséis años. Ha sido invitado a participar como jurado en diversos festivales musicales. Le divierte la fotografía, lee, gusta del cine, escribe y pescar… Además es miembro de la Junta Directiva de la Asociación de Autores, Compositores, Intérpretes y Músicos de Honduras. No me sorprende que sea Psicólogo ni la calificada lista de premios obtenidos como cantante y compositor, ya lo palpaba en el libro, porque el autor se conoce por lo que escribe, a tal grado que los libros se parecen a él, como el hijo al padre.

www.marioberrios.net
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