jueves, 17 de febrero de 2011

Cambiar de estrategia

por : Milton Bardales Cano
El interés para que el Gremio Magisterial desaparezca ha sido una lucha del gobierno por medio de los políticos y de los “virtuosos” de este país, incapaces de entender que un maestro bien preparado académicamente y, a la vez, pagado a tiempo, significa el desarrollo positivo de una nación. Muchos de ellos más bien se esfuerzan en demostrar que lo que verdaderamente desean es una mala educación para la juventud. Si no juzguemos los siguientes hechos:

 Lejos queda el gobierno de cumplir su obligación de proporcionarle a los educadores y educandos las instalaciones y materiales requeridos para educarse correctamente. El implemento de políticas educativas completamente distantes de las necesidades y realidad de nuestro país. Han convertido las escuelas en centros básicos, idea descabellada en la que el gobierno, antes de buscar el mejoramiento de la educación, la usa como una forma de quedar bien ante los organismos monetarios internacionales, con el único propósito de emplear menos maestros y ahorrarse unos cuantos lempiras.

Y para continuar apreciando dichas acciones y comprobar el desinterés del gobierno por la educación, también podemos mencionar la aparición de las PROHECO; donde emplean personas que tengan o no un título para impartir clases en centros educativos de educación primaria, según ellos, donde no quieren llegar a dar clases los maestros titulados, únicos profesionales que, según ley, pueden trabajar en la misma; lo que es totalmente mentira puesto que el único propósito de estos es la oportunidad de los políticos de colocar sus adeptos y desaparecer la fuerza del magisterio, la calidad educativa y el estatuto del docente hondureño, con cualquier “profesor” mediante un programa descentralizado. El caso de la Universidad Pedagógica Nacional, UPN, donde se forman los profesores de Educación Media, a pesar del déficit de mas de quince mil maestros titulados a este nivel, realizan un examen de admisión para poder estudiar, mismo que no se justifica y que además esta plagado de vicios e irregularidades, hasta de cobros para poder obtener un cupo.

Pero lo más triste de todo esto es llegar a la conclusión de que los políticos se han unido con los ricos en pro de mantener al magisterio protestando por sus derechos, con el fin de mantenernos fuera de las aulas. Es usual escuchar por los medios de comunicación a algunos políticos, dirigentes de la empresa privada, de organizaciones ficticias de padres de familia y hasta algunos periodistas comprometidos con los políticos o ricos y dueños de medios, mantener una campaña mediática en contra del magisterio, aseverando lo malo de la educación y su deseo de que los maestros nos mantengamos dando clases. Esa campaña es con el único propósito de denigrar a tan digno gremio, debilitando, según ellos, al más organizado y, por ende, el más fuerte del país.

A contracorriente soy del criterio de que los profesores hemos caído en esta trampa, puesto que tiene lógica que a mayor cantidad de hondureños educados, menos clientes políticos votantes. Un hondureño bien educado significa un hombre capaz de analizar, discernir y proponer en contra de las decisiones retrogradas de los políticos y de los malos empresarios, quienes siguen sin entender que un pueblo al que se le da la oportunidades básicas de vida, es decir, trabajo, educación, salud, libertad de expresión y equidad en la repartición de la riqueza, es un pueblo en desarrollo y sin odio, lo que lógicamente vendría a desaparecer parte de la delincuencia. Por tales razones, el magisterio inteligentemente debe replantear su lucha, basándose en la búsqueda de estrategias dirigidas a no perder más clases.

Razones de sobra nos permiten plantear esta situación, entre las más importantes —además de las que ya hemos mencionado— es la de recordar cuando, en pleno golpe de estado de 2008, el magisterio decidió volver 3 días a clases y 2 en la lucha dentro de la semana; instruyendo a los compañeros que deberían dedicar unos minutos diarios para explicar en clase, a los alumnos y en reuniones con los padres, la realidad que estaba viviendo el país y discutir —junto con ellos— la Constitución de la República, planteamiento que no gustó, aduciendo que lo que haríamos era adoctrinamiento. Pero más importante aun es el compromiso que surge con los padres, quienes junto al resto de habitantes y maestros, demostramos unidad frente al golpe de estado, derivándose de aquí un pacto de unidad al que nosotros no podemos fallar.

Nuestra propuesta entonces es de emprender la lucha en jornadas contrarias, es decir, los que trabajamos por la mañana asistir por la tarde, en la noche, los sábados y domingos. Si para el mes de junio el gobierno continúa incumpliendo su deber, entonces de igual manera el magisterio tendría que presionar de acuerdo a las formas arcaicas, pero ya tendríamos con nosotros de aliados, después de la anterior demostración, a padres, alumnos y pueblo en general, en la calle y en la asamblea nacional de protesta.
Cortesia de: Diario Tiempo
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