Antes de empezar este pequeño artículo, quiero agregar que el nombre del mismo no es de mi autoría, sino de la nueva película hondureña basada en el libro del escritor olanchitense Mario Berríos. Por la calidad que tiene el filme no parece que fuera del del suelo patrio, pero hay cosas que nos recuerdan esta bella y pequeña nación centroamericana. El lenguaje coloquial, el ambiente, los lugares y con cierta tristeza la pobreza de los barrios pobres la delatan. Es una película inteligente, sorprente y con una trama que en ningún momento abandona la historia real del libro. Desde el inicio mantiene atrapados a los cinéfilos y con mucha más razón y sabor cuando se ha leído la obra. Las escenas nos demuestran la cruda realidad de nuestro país y en cierta manera uno se siente identificado con ella, quién de nosotros no ha sufrido por la pérdida irreparable de un ser querido. La música de fondo es la adecuada y deja ciertas sensaciones internas en el alma, recordándonos lo bello y lo duro de la vida. A la vez nos hace sentir y sugerir una conciencia social. Tampoco podemos olvidar los héroes anónimos (los polícias), que luchan a diario contra la adversidad, burlan la muerte, la incomprensión, combaten la delincuencia y cómo dice el poeta Roberto Sosa en uno de sus poemas “ juegan con los naipes vacilantes del hambre”. La película esta bien filmada, tiene mucha calidad visual, auditiva y por supuesto rescata y nos sumerge a nuestra propia identidad. Necesitamos un ciudadano hondureñocon una nueva forma de pensar y aprender a creer en lo nuestro. Espero que esta película pueda dar el salto internacional que otras no pudieron. Ojala el pueblo hondureño llene las salas de cine y pueda darle más realce y a la vez que se sientan orgullosos de un producto hecho en casa. Mis más sinceras felicitaciones y mi elogio imperecedero para los actores. Yo diría que es un pecado no verla.
Naín Paz Serrano. Caminandosobreelrostrodeltiempo@yahoo.com
lunes, 23 de agosto de 2010
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