miércoles, 21 de abril de 2010

Signos esperanzadores de unidad liberal

Por: Juan Fernando Avila P.

Las últimas noticias que se han venido produciendo en torno a la eventual crisis por la que atraviesa el Partido Liberal, apuntan inequívocamente hacia una voluntad conciliadora, al reencuentro de su unidad transitoriamente resquebrajada, y a la cohesión de sus estructuras internas, como paso preliminar de la consolidación de su fuerza organizacional partidaria, y recobrar su razón de ser institucional, recuperando los perfiles exitosos que fueron el sello de distinción que le imprimieron sus más caracterizados ideólogos y dirigentes del pasado, y a lo que aspira su numerosa militancia, hoy infortunadamente disgregada en una polarización histórica sin precedentes.

Las trascendentales declaraciones de la disidencia aglutinada numéricamente en la llamada Resistencia Popular, de renunciar y abandonar las filas partidarias del liberalismo, y constituir una nueva fuerza política, que en nada abonaría al estado crítico de convivencia convulsa en el que hemos estado inmersos los últimos meses, viene a constituirse en un signo esperanzador de entendimiento y unidad de una organización que tradicionalmente ha sido receptora de las tendencias populares divergentes de Honduras, y canal de expresión donde se han asilado y a ratos escondido quienes han disentido del tradicionalismo conservadurista, cuando las tempestades han arreciado y perfilado nuestra patria como feudo de la reacción recalcitrante y del gorilismo autoritario y represivo.

Dentro de este contexto conciliatorio, los siete grupos de la resistencia, cada uno con su propio nombre, nos hablan de la sistematización al interior del Partido Liberal, del sustento que han venido preconizando de convocar una Asamblea Nacional Constituyente, modificar la Constitución pulverizando los artículos pétreos, y posibilitando el retorno que frena las aspiraciones reeleccionistas de figuras que dejaron huella en su tránsito por Casa Presidencial, de la que no se excluyen Rafael Leonardo Callejas, Carlos Roberto Flores, José Manuel Zelaya, y Roberto Micheletti Baín, con quienes la Constitución no debe ser selectiva y excluyente de un derecho generalizado para el resto de la hondureñidad, y porque de algún modo captaron las simpatías y el cariño de algunos segmentos poblacionales que desde sus perspectivas e intereses les ven como providenciales salvadores, y fáciles solucionadores del problema nacional.

Ahora la lucha estaría colectivizada alrededor de intereses nacionales como expresión de sus tendencias, y no en la solitaria letanía del retorno de Zelaya Rosales a su tierra natal.

Y qué bueno que esos aires comiencen a ventilar una organización que devienen obligada a fortalecer sus plataformas de lucha para presentar una oposición coherente y magisterial ante el partido gobernante que les arrebató el poder al estar confrontados, sin enterarse que en tanto agudizaban sus fricciones, más grande era el derrumbe en el que precipitaban a su organización, exponiéndolo débilmente a una derrota que contabilizó resultados empobrecedores, y le infirió un daño emocional a su militancia de perfiles inconmensurables que hoy buscan un reencuentro que los concilie armónicamente para futuras campañas.

Pero para encontrar puntos coincidentes, tendrán que auxiliarse de instrumentos vitales de sensatez y ponderación, de equilibrio dialéctico, de principios y normas ideológicas que dan cuerpo doctrinal al liberalismo, y sobre todo, revisar la militancia de quienes pretenden involucrarse en este nuevo proyecto de reunificación, porque no se puede poner una institución legendaria en manos de improvisados o de charlatanes teorizantes que ingresaron a la institución por recomendaciones a ocupar posiciones dirigenciales, olvidando el papel protagónico que han desarrollado quienes tienen una hoja de servicios incuestionable en beneficio de la institución.

Víctor Raúl Haya de la Torre, renombrado ideólogo y dirigente político, creador de la ALIANZA POPULAR REVOLUCIONARIA DEL PERÚ (APRA), señaló un día en su obra EL PENSAMIENTO HOY, que era preferible un hombre que se dedicara a realizar oficios menores en el partido, porque demostraba fidelidad a la causa, que alguien que se presentara con credenciales o ampulosidades dialécticas de dirigente, porque de esos había que dudar y ser previsores, y en la actual resistencia como en las otras tendencias deambulan hombres y mujeres edmundianos que nunca han enseñado la cara en las ardorosas jornadas de reivindicación popular que ha librado la organización que hoy pretende sentar bases de unidad partidaria.

Por lo demás celebramos la voluntad de aproximación al diálogo que exhiben las tendencias, donde debe estar presente el Consejo Central Ejecutivo, como autoridad y centro catalizador de sus tendencias y divergencias que buscan la conciliación.
Columnistas 15 Abril, 2010, Diario La Tribuna
Related Posts with Thumbnails