La Prensa Honduras, 25.04.10 - Armando García: armandogarcia31SPAMFILTER@hotmail.com
Hay una clasificación poco estudiada del homo catrachus que, de investigarlo en enjundiosa tarea, daría para varios tomos y una buena cantidad de años de trabajo. Este espécimen, cuasi plaga de a millón por pulgada cuadrada, adopta la forma (y fondo) de la majadería que lo contiene. Helo aquí, es nada más y nada menos: el Maje Honduriensis.
Enumerémoslos de mayor a menor o como nos salga más cómodo: Uno. Hay una maje, mejor, había, en primer lugar, un maje ya desaparecido. Era un montuno y citadino, maje de tomo y lomo, que se daba a la tarea, bueno y bolo, a puyar las rockolas.
Dos. Este es cosmopolita todo terreno. Nos lo encontramos -sin quererlo- en valles y montañas, en calles y avenidas, en caminos y veredas. Es aquel ultra maje que puede vender casa, carro y hasta la madre que lo parió, sólo para comprar la lotería, la loto, la diaria, la pegatrés y cuanta charada legal o apuntada se le ponga por delante.
Tres. Este, maje de la majada ambiente, es un chalado megamaje conocido también por el mote de oveja descarriada. Su gran majadería: seguidor “convencido” de pistores (no es error, es de pisto) evangélicos, hacedores de pactos de salvación celestial y conseguidas de visas hacia el sueño americano, para que el pobre “hermano” meje pueda “accesar” (como dice un periodista maje) a la tierra prometida del american way of life después de levantarle becerros de oro, perdón, de dólares, al diabólico Jesuspisto de toros colorados y bestias apocalípticas afines y otras reses anunciadoras del juicio final.
Cuatro. Este más que maje, es un noble bruto; por no decirle mula. Engañado de por vida: vive soñando con el “querido” líder cuatrianal del cacicazgo. Más que maje: loco de atar. Pernocta y pervive de las migajas que le tira el repartidor de la torta republicana. Es un huelepedos de los traicioneros de la tradición y del bipartidismo. Recibe, según el caso, varios apodos: masa, activista, correligionario, compañero, coordinador, seguidor, base, sapo, lamecaites, “lambeculos”, correveidile, lambiscón.
Quinto. No hay quinto malo, pero en cuestión de majadería, sí. Más que megamaje, es un “mundialista” megaburro de la megabarra futbolera de la Garra Catracha. Su majadería superlativa: hincha hasta la muerte de la triste(mente) célebre Decepción Nacional de Fútbol.
