martes, 3 de diciembre de 2013

Analisis politico elecciones Honduras 2013

Por: Juan Ramon Martinez
Los que se sorprenden de los resultados electorales, no entienden la lógica que los productos obtenidos son el fruto de las acciones realizadas; o de las cuestiones dejadas de hacer. De la resistencia de los adversarios. Y en el fondo del rechazo o la simpatía de los electores. El Partido Nacional es ganador porque era el partido que exhibió mayor voluntad de poder, con un candidato emprendedor, dedicado con pasión a la búsqueda de la Presidencia de la República. Y respaldado por un partido dispuesto a la lucha, definido en representación de una derecha atemorizada por el reto socialista, mezclado con su voluntad de atender a los sectores más pobres del país. Pero posiblemente  el concepto estratégico fundamental, es que el Partido Nacional y sus líderes, no dudaron de la legitimidad de sus posturas, no quisieron parecerse a sus adversarios; y plantándose al frente de la amenaza socialista vengativa,  arrastraron a la opinión publica más débil que creía que no había fuerza sobre la tierra que pudiera derrotar a LIBRE, a votar en las urnas a su favor.

El Partido Liberal, en cambio, cometió el error de negarse a reconocer que LIBRE es su enemigo, que lo tenía que enfrentar; y que, lo conveniente tácticamente, era ubicarse en la penumbra, dejando que la labor de rechazo a los vengativos seguidores de Zelaya la hicieran los nacionalistas, esperando que una vez que los liberales entendieran que este no era una víctima, sino que un frustrado golpista que pretendió destruir la democracia, regresarían a casa. Pero sin ubicarse en la centro izquierda; y sin representar a los liberales que sentían el peligro de la revancha zelayista. Por ello es que los electores no vieron al Partido Liberal con fuerza y decisión para enfrentar al más grande enemigo suyo en toda su historia. Por eso no le explicaron a sus seguidores que los acontecimientos del 28 de junio del 2009, fueron  un contragolpe para detener a Zelaya que no solo quería destruir el sistema democrático, sino que enterrar al Partido Liberal. Al final, como resultado de esta opaca postura, el Partido Liberal no lució con la fuerza suficiente para detener a los vengativos e irracionales dirigentes de Libre, por lo que los más temerosos, prefirieron a JOH, porque le vieron más garra, fuerza y decisión para hacerlo. Les dio más confianza que Villeda Bermúdez.

Zelaya le sacó el jugo a las fuerzas latentes del caudillismo que están en el interior de la cultura política, especialmente entre los situados más abajo en la escala social. Aprovechó, disfrazado en una venganza que de repente es más cinematográfica que otra cosa, el resentimiento que priva entre el pueblo hondureño con respecto a la burocracia pública y la desesperación por el escaso desarrollo de las fuerzas económicas que no han mostrado capacidad de ofrecer empleo para los más jóvenes. Y levantando la bandera de hacerse justicia a sí mismo, provocó el sentimiento vengativo que vive agazapado en la mayoría de nuestros compatriotas. El resultado obtenido, mayor que el que se merece, le debe permitir ir más allá de sus instintos primarios, para crear un partido democrático de izquierda que pueda dinamizar la vida política al país, para que los hondureños puedan escoger entre la opción democrática y de derecha, frente a una izquierda furiosa y amenazante.

PAC, pese a la inexperiencia política de Nasralla, se posicionó muy bien –no frente a Zelaya, porque este espacio lo copaba JOH– sino contra la corrupción, representando a los sectores que están hasta la coronilla del comportamiento indecente de las clases políticas. No obtuvo mejores resultados porque cree muchísimo en sí mismo, ignora las virtudes de la organización política –que no tiene mucho que ver con sus altos conocimientos ingenieriles– y desconoce los méritos de sus seguidores a los que ve, como competidores; y no como sus aliados. El futuro, sino cambia y deja de quererse menos a sí  mismo, y da cariño a sus seguidores, no es bueno para PAC. Será un nuevo incordio, nada más.
Del resto de los partidos, es poco lo que se puede decir. No entendieron el clima que privaba, los asuntos que interesaban a los electores; ni se posicionaron en donde correspondía. Por eso no tienen mucho que ofrecerle al futuro nacional.

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