viernes, 28 de septiembre de 2012

La lengua garífuna, su aprendizaje y escolaridad

Por: Juan Fernando Ávila P. Alfonso Lacayo Sánchez, médico de profesión, humanista en la exacta dimensión del término y defensor de los derechos que por determinación histórica, geográfica y ancestral pertenecen a los afro descendientes, segmento poblacional del cual él formó parte, me platicó una tarde, mientras caminábamos por una de las avenidas de La Ceiba, de la importancia que le merecía la culturización de la sociedad hondureña, y la incorporación de todos sus valores y recursos, para lograr su desarrollo integral. Manejaba en principio el criterio, de que la comunicación debía ser uno de los primeros vehículos de entendimiento social, y que esta solo era lograble cuando prevaleciera dentro de la sociedad una definida conciencia, y el pleno conocimiento de las tres lenguas esenciales que domina al hondureño, como son el español, como idioma oficial, el garífuna como lengua criolla y el inglés como vínculo de entendimiento obligatorio. Y argumentaba, con respaldo sólido y convincente, la necesidad de aprender la lengua nativa de los garífunas, para ir constituyendo una sociedad sin exclusiones, sin diferencias, sin discriminaciones absurdas, y sin marginalidad, en razón a la población negra que constituye una mayoría racial considerable en el país, ocupando la cinta de la Costa Atlántica y porque los registros censales determinaban, según estadísticas pasadas, una cantidad de aproximadamente trescientos mil afro descendientes en mayoría de edad y el triple de población menor, constituyendo en forma global unos novecientos mil pobladores, promediando tres miembros por familia, que es indudablemente una cifra en extremo conservadora, tomando en consideración la vitalidad racial de los mismos y las escasas diversiones existentes donde tienen establecidos sus asentamientos humanos. Pero LACAYO SÁNCHEZ, iba más allá del simple y rutinario enunciado, preconizando la necesidad que el conocimiento de la lengua que dominan los sectores afro descendientes, debía dictarse por determinación oficial de su aprendizaje en las aulas escolares y su perfeccionamiento y dominio fácil en la interrelación y en el proceso mismo de enseñanza, que solo es posible a través de un método didáctico y una sistematización continua y sostenible hasta su definitivo aprendizaje con fluidez. Esas lecciones según el recordado médico eran necesarias, entiendo que en nuestra población nadie puede aventurase a expresar un linaje sanguíneo químicamente puro, en tanto la mayoría del pueblo de manera generalizada, lleva inequívocamente sangre de ancestros negros que provienen desde los remotos tiempos de la esclavitud, pasando por la legión de deportados de San Vicente y que históricamente han estado presentes como parte constitutiva de nuestra hibridación cultural. Y es que hay que estar presentes en algunos acontecimientos para vivir en toda expresión e intensidad, cuando una población se dispone a preservar los valores ancestrales que les corresponden. Por suerte me tocó una mañana estar presente en el acto inaugural del Centro Comunitario de Telefonía en la comunidad garífuna de SAN ANTONIO, en el departamento de Colón, y un grupo de niños dirigidos por un maestro de apellido Flores, con el pecho enorgullecido de pertenecer a su raza, ante la cual muchas veces nos hemos mostrado indiferentes, en un coro armónico de voces, entonaron las notas sagradas de nuestro Himno Nacional en su lengua criolla. Aquel fue un acto deslumbrante, memorable y conmovedor que me llevó a reflexionar sobre los ideales que una tarde me platicara aquel gran soñador que fue ALFONSO LACAYO SÁNCHEZ, en beneficio de la colectividad hondureña y recordé igualmente el pensamiento de un escritor caribeño que señaló: que la identidad debe ser parte de la lucha del Estado, por preservar la originalidad y las bases históricas que nos permitan entendernos mejor. De la cultura garífuna ya hemos asimilado con facilidad deslumbrante la cadencia electrizante de sus danzas y el variado menú de su dieta alimentaria, aprender su lengua, sería completar el cuadro vivo de su comunicación integral. Fuente :La Tribuna Cultural 9 septiembre, 2012 - 9:48 AM Dar click en el titulo de la noticia para comentar con tu cuenta de Facebook,Twitter,ó e-mail..puedes usar los botones de abajo para compartir en las redes sociales
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