Por: Juan Fernando Avila P.
ENRIQUE NUILA LEIVA (1882-1914), fue uno de los diez y ocho hijos procesados por el matrimonio de Pablo José Nuila, y la honorable señora Felipa Leiva. Dentro de mis investigaciones biográficas, he escudriñado los archivos de mi ciudad natal (Olanchito), tratando de encontrar un dato que me revele sí efectivamente ENRIQUE NUILA LEIVA, nació cobijado bajo la fronda colosal de los higüeros y la brisa mañanera despedida por los caudales impetuosos y diáfanos del Río Uchapa, pero dos alcaldes, (Dioses de pueblo acaparadores de gloria barata y al por mayor, como les llamaba el poeta Juan Ramón Molina), en una disposición irreflexiva propia de la ignorancia y la baja escolaridad, determinaron quemar parte de lo que fueron las actas del siglo antepasado,
y lo único que logré conocer por lecturas posteriores, es que ENRIQUE NUILA LEIVA, fue hermano de Carlota Nuila, madre de JUAN PABLO WAINRIGTH, uno de los principales fundadores del Partido Comunista de Honduras, junto a MANUEL CÁLIX HERRERA, quien con el tempo moriría sin asistencia médica en su casita del barrio de Jesús en Juticalpa, Olancho, minados sus pulmones a causa de la prisión, y de los tratos inhumanos que le propinaron los verdugos que administraban las cárceles en aquellos tiempos en la Honduras primitiva y sanguinaria.
Pendiente el dato, lo trascendente, es que ENRIQUE NUILA LEIVA, a pesar de poseer una personalidad excéntrica, se involucró en el sustento humanístico que galvanizaba la sociedad, y cuando se iniciaba el ciclo de inquietudes vocacionales, en su condición de apóstol de la educación, formó amistad con (el ex alcalde 1902) don Purificación Zelaya, protector de la juventud, quien llevaría a la ciudad, junto a NUILA LEIVA, la segunda imprenta conocida como EL ESFUERZO, el año de 1912, que sirvió para editar el segundo mensuario que se haya impreso en Olanchito, propiedad del propio General Zelaya, bajo la dirección del Profesor Francisco Murillo Soto, el año de 1917, con el nombre de OLANCHITO MODERNO.
Cuando llegó la segunda imprenta, NUILA LEIVA ya tenía afirmadas sus convicciones doctrinarias e ideológicas, y era un basto conocedor de la cultura Centroamericana y Europea. Para ese tiempo, según revelaciones del sacerdote Jesuita José María Tojeira, en el capítulo correspondiente a la búsqueda de una teología y a la evolución ideológica de la Iglesia, en la obra Panorama Histórico de la Iglesia en Honduras, NUILA LEIVA se había enfrascado en una ardorosa polémica con el Director del Seminario Mayor de Tegucigalpa José Niebortoswky, cuyo cuerpo central de ideas fue publicado en el periódico NUEVO TIEMPO, bajo la dirección de FROYLAN TURCIOS, iniciándose dicho debate el I-XII-del 1911 y concluyendo hasta marzo de 1912.
En la primera confrontación entre la conciencia del intelectual hondureño y la agresividad misionera, ENRIQUE NUILA evidenciaría que a pesar de ser de un pacifismo absoluto, había leído a anarquistas rusos y franceses y captado la profunda veta religiosa que seda en el anarquismo ruso emparentado incuso con León Tolstoi. Ello lo había llevado a defender el comunismo anarquista, pues no conocía el Marxismo. En esa sonada discusión NUILA LEIVA, concluirá confesándole al Padre Neiboroswky, que el cristianismo no está opuesto al progreso porque no es un curso de enseñanza científica, sino un código moral, que tiene por objeto primordial y grande, hacer buenos a los hombres, que se amen unos a los otros. El Cristianismo es la obra de la destrucción del mal, del odio, de la tiranía, de todas las bajas pasiones, y de todas las altas que concluyen por tiranizar a los hombres por medio de los hombres. Las primeras comunidades cristianas en el fondo anarquistas, como lo es todo el cristianismo, y si ya no existen, si fracasaron, tal fenómeno fue el resultado, no de un vicio de naturaleza, sino de causas externas, o porque sus miembros perdieron la fe y adoptaron costumbres anticristianas. En este sentido NUILA, no se privará de asegurar que la anarquía es Dios, que vuelve otra vez a visitar a los mortales para hacerlos buenos. Anterior a la ilustrada polémica, y con el afán de que la sociedad tuviera claros y definidos algunos conceptos relacionados a sus posturas ideológicas, ENRIQUE NUILA escribirá un libro que dejaría inédito, el cual titulé CRISTIANISMO Y ANARQUISMO, donde expuso el cuerpo de sus mejores ideas doctrinarias.
Pero lo que deseo destacar en estas líneas, es otra de las potencialidades que NUILA LEIVA dominaba con devoción y apostolado, como fue la educación, y ello lo demostraría cuando fundó en 1912, la escuela privada a la que puso por nombre ELISEO RECLUS (1830-1905), en reconocimiento al teórico anarquista francés, por el cual profesaba una admiración cautivadora ideológicamente hablando, y del cual había asimilado un núcleo de conocimientos que ilustraban su cultura política.
La Escuela ELISEO RECLUS, abrió matrícula con ochenta alumnos y un salario para NUILA de L.100.00 (cien lempiras) mensuales, de los cuales devolvía L. 70.00 (setenta lempiras), porque consideraba que L.30.00 (treinta lempiras), eran suficientes para los gastos rutinarios de su vida.
¡Qué grandiosidad de Maestro!, ¡Qué honor! Qué devoción por la enseñanza, Qué honestidad y confianza en los valores configurantes de la humanidad!, en un Apóstol que nació predestinado para dejar una cimiente que poco proliferó dentro del mercantilismo de atajo y las deformaciones éticas posteriores construidas por el capitalismo desnaturalizador de todo cuanto oliera a pureza íntegra, sin reclamos, exigencias y protestas por unos cuantos centavos.
Y aún así, con toda la bondad y la clarividencia de ideas, los instintos de la impotencia no pudieron entender el mensaje de un hombre predestinado para servir, y un infortunado 4 de Abril de 1914, en una Hacienda de Guadarrama (Olanchito), aparecería asesinado por una mano desconocida, como única forma de silenciar a alguien que desde su fresca y triunfal memoria, anunciaba un glorioso amanecer para un pueblo y para Honduras.
lunes, 19 de septiembre de 2011
