lunes, 17 de mayo de 2010

¿Libertad de expresión en Honduras?

Por : Luis Zavala
En una plática de amigos abordamos el tema de la libertad de expresión y una de las preguntas “de gran calado” fue que si en Honduras había libertad de expresión. Todo salió a relucir por las constantes denuncias que se hacen en contra de Honduras por la intervención a los medios radiales y televisados y específicamente a Radio Globo, Cholusat Sur, Radio Uno, radio Progreso, algunos programas independientes en televisión y por el asesinato de periodistas.

Hubo quien afirmara que la intervención a esos medios era una medida necesaria porque dichos medios de comunicación opinan o dan lugar para que los ciudadanos opinen libremente expresando lo que piensan y siempre o casi siempre opinan de manera diferente a lo que dice el mandamás de turno. Entonces alguien le dijo: si por necesidad se elimina la libertad de un medio para informar ¿eso significa libertad de expresión o una negativa de la libertad? Bueno respondió el aludido, no puedo negar que eso elimina la libertad de expresión.

En la reunión intervino otra persona y manifestó que hay una libertad de expresión en los medios cuando muchos periodistas “y óigase bien –dijo- muchos periodistas, que no todos, pero sí muchos, la gran mayoría” hablan a favor del poder establecido. Cuando se convierten en propagandistas de los que manejan el presupuesto de una institución pública o privada; llámense estos alcaldes, diputados, presidentes o gerentes o propietarios de empresas privadas. En esos casos la libertad de expresión no tiene límites y los periodistas gozan de invitaciones a banquetes y de información privilegiada en contra de alguien al que hay que dispararle desde un micrófono. Bueno, lo de banquete es relativo, en algunos lugares puede ser un pastelito y una horchata y en otros puede ser carne asada, cerveza, whisky y regalos en general que incluye ceremonias de premiación por ser el mejor defensor del que maneja el poder y suelta el billete. La diferencia está en quien paga la mesa en ese momento y su cultura del convencimiento a esas almas en pena.

La plática se animó con la intervención anterior y generó una serie de razonamientos del grupo en el sentido que había medios de comunicación y periodistas que se podían clasificar de la siguiente manera:

1). Machaqueros. Que se conforman con un par de pesos y con el pastelito y la horchata pero que son como las moscas, que aunque se les espante siempre están haciendo acto de presencia. Estos periodistas son los más serviles y no tienen autoridad moral suficiente para beneficiar al mandamás. Si usted les niega lo que piden, lo declaran tacaño y lo atacan públicamente

2). Sicarios. Es una derivación del machaquero pero que exige una tarifa determinada por cumplir su tarea. Este periodista defiende el mandamás y ataca sin que se lo pidan al enemigo del poderoso. Se le dice sicario porque no tiene bandera y vive sirviendo al mejor postor. No obstante, sólo es frenado cuando los intereses que ataca afectan al poderoso que sirve o convencen a ese poderoso para que lo controle. 3). Intelectuales.

Generalmente columnistas de medios escritos, presentadores de televisión o de programas radiales que tienen títulos y una cultura general más cultivada, que cobran altas cantidades de dinero por llevar a una persona a disertar al medio y además, crean las condiciones para que se enfrenten a otros invitados escogidos por el que paga. Los tres casos, tienen algo en común: sólo les interesa recibir billete y cumplir un papel nefasto en contra de Honduras y sus ciudadanos. Son especialistas en desarrollar campañas mediáticas para hacerle creer a la ciudadanía que una mentira es cierta. Según tengo entendido ésta es una plaga que existe a nivel mundial. Unos con mayor habilidad que otros, pero en esencia son los mismos.

Entre tantas cosas que se dijeron, intervino una persona que se mantuvo callada durante todo el debate y dijo algo sorprendente: “… se puede creer que hay libertad de expresión porque un periodista dice lo que quiere o lo que le han dicho que diga, pero que decir de la gente del pueblo o de la ciudadanía en general que no es consultada por los medios para que emita su opinión por el simple hecho y muy significativo de no ser una fuente de billetes para los nunca satisfechos medios y periodistas “mercenarios”. O sea dijo alguien que libertad de expresión no es sólo que el periodista hable sino que el pueblo también… así es dijimos todos, si “los palmados” y la gente común y corriente no puede hablar, entonces en este país la libertad de expresión anda en pañales
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