lunes, 15 de marzo de 2010

Crisis de identidad


Por Naín Serrano Olanchito, Yoro
Los hondureños a veces no aprendemos ni con el ejemplo, pasan los años y constantemente estamos cayendo en el mismo error. Apenas regresan a suelo patrio y vienen hablando como mexicanos, guatemaltecos, colombianos o como argentinos. Así se da paso a una crisis de identidad cultural. Nuestros compatriotas carecen de una identificación y lo primero que encuentran, a eso se aferran, parece que les falta sentirse orgullosos por su país. De esta manera se niegan a sí mismo como individuos. Por otra parte, se ha hecho de la incredulidad un ejercicio cotidiano, casi nadie cree en nadie ni nada. Sí sale por ahí un poeta, lo primero que se oye decir es: ese poema no es suyo o lo copio de algún libro. A la mayoría de los ciudadanos les cuesta creer en lo hondureño, para muchos es mas fácil creer en un árbol que llora, a qué alguien tenga alguna habilidad o capacidad. Necesitamos un cambio rotundo de mentalidad, no podemos seguir pensando al revés y como si todo fuera un juego sin importancia. Otra cosa que ha proliferado, al grado de un virus, es la mendicidad. Sabemos que un país del tercer mundo como el nuestro, no esta a salvo de los problemas sociales. No se puede ver caminar a alguien anormalmente, tener una cicatriz o amarrarse un brazo con un trapo, porque eso, ya es indicio de lastima y mendicidad. Vivimos dándonos lastima y sin hacer el mínimo esfuerzo por explotar nuestras destrezas. Se pide para todo, la cultura del “deme para tal cosa” esta tan acentuado en grandes y pequeños. Uno debe demostrar lo qué es o hacer primero algo, para ganarse lo que se pide. Parece que sólo se reproduce el pedir o decir “y qué me vas a dar” y volvemos a esa manera rustica de ser, casi nadie se preocupa de dar algo para el país. Hay otro grupo de seres qué, esperan que el gobierno les de todo, quien tiene responsabilidad con el Estado es el ciudadano y el primero busca devolverlo con servicios básicos nuestros impuestos. También encontramos aquellos individuos del mínimo esfuerzo, de estos hay hasta para nublar el sol y el mar. Quieren los mejores puestos y salarios, sin tener la adecuada preparación académica. Quieren lo mejor sin fatigar el alma y el cuerpo. Necesitamos personas que se dignifiquen a sí mismos. Y a sus profesiones. Necesitamos hondureños dispuestos a engrandecer la nación, pero no del diente al labio como lo hacen muchos, es necesario poner el interés común por encima de todo.


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