domingo, 26 de diciembre de 2010

Los Portales: Una tradición navideña que conservan los olanchitos

nacimiento navideño
Por Max Sorto Batres
Los portales son los mismos arreglos navideños que llaman Nacimiento o Belén en ciertos países. Los podemos ver todavía en algunas casas de la ciudad y aldeas del municipio.
Un vistazo retrospectivo y recordaremos los alegres y atractivos portales de: Guadalupe Bobadilla, María Herrera de Fúnez, Sebastiana Martínez, Concepción Cano de Herrera, Arcadia Morales, Nemesia Rodríguez, Vicenta Muñoz, Lucía de Euraque, Crescencia Fuentes, María Rodríguez, Guillermina, Ruiz y Gertrudis Murillo.

Los portales no han desaparecido del todo, pues la tradición tiene arraigo cristiano y familiar, a pesar de que la cultura anglosajona ha pretendido suplantarlos con el árbol de Navidad y el barbudo Santa Claus. Pero nada ni nadie podrán borrar de la mente la representación del establo donde nació Jesús. Esa es la grandiosidad del portal o nacimiento.

Los portales fueron y siguen siendo el deleite de viejos, jóvenes y niños. Para su arreglo se escogía la esquina más apropiada de la sala, amplia para los bailes de ocasión. Adornaban los nacimientos o portales con hojas de teocinte, hoja de piedra, paste de cerro, piedras de colores y arenilla brillante de las playas de cartón con diversos simbolismos. Hacia adentro del portal, donde las manos no alcanzaban, colocaban el nacimiento, figuras primorosas hechas de arcilla y llamativos colores. Allí los personajes bíblicos: José, María y el Niño Dios. Los pastores y los Reyes Magos; sin faltar las ovejas, el buey y el borriquillo. En lo alto, la estrella, iluminando la noche espectacular anunciadora de la buena nueva, la llegada del Mesías prometido.

El piso se tapizaba con pino y los bordes del la sala con aserrín de la misma conífera; en puntos estratégicos colgaban racimos de flor de coyol y piñuelas de montaña, que despedían un olor riquísimo.

Por las noches, grupos de amigos y familiares visitaban los portales, con cánticos, estallido de cohetes, pitosa y luces de begala. Pero lo más atractivo de la visita era el brindis y popularísimo baile La Cadena, animado con música de violín, guitarra y acordeón, matracas, panderetas. La Cadena es un baile típico de Olanchito, vistoso y de laberínticos movimientos; este es un aporte muy significativo a la cultura musical hondureña.

Esta danza folklórica comienza formando parejas y entonando cantos, como los siguientes:

“Esta sí que es noche buena
que por aquí y por allá se suena.
esta sí que es noche santa
Que por aquí y por allá se canta.
Se vende el tabaco
a medio la libra
se vende barato
porque es buen tabaco”.
La danza culmina con los famosos ofrecimientos que hacen las parejas, arrodillándose frente al portal, donde está expuesto el Niño Dios. El malinche, persona que dirige la ceremonia, es el primero en hacer ofrecimiento, diciendo:
Yo soy el malinche
de todas las flores
al Niño le traigo
todos mis amores.
Que brinque
quien brinque
yo les aseguro
quebrarle el hocico
a la que me fume el puro”.
Luego desfilan las parejas haciendo ofrecimientos:
“Niño Dios
aquí te traigo este gancho
para que me asegures
a mi marido Pancho.
Niños Dios
te traigo esta botella de vino
no la traigo llena
porque me la bebí en el camino.
Los ofrecimientos suelen ser ingeniosos y punzantes, agudos y picarescos.

El nacimiento tuvo so origen en Italia, el precursor de la tradición fue San Francisco de Asís. Con el tiempo pasó a otros países, incluyendo España y allí a la América, con la conversión de los nativos al catolicismo.

A fin de acrecentar el espíritu de religiosidad, de tal suerte que la costumbre de los portales perdure, hay concursos todos los años, para estimular la creatividad y originalidad de estos eventos, que forman parte de la identidad del pueblo de Olanchito. Pueden tomar la iniciativa la Municipalidad, los Rotarios, el Club de Leones o bien la Casa de la Cultura.

Fuente: Revista Aguán. Año 4, No.1, Febrero 1998.
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